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Opinión

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¿Los dueños de Morena?

Era la fiesta de los morenistas, pero Jorge Emilio González Martínez estaba exultante en la noche de los destapes morenistas. El niño verde tuvo derecho de picaporte en los nueve salones habilitados por el anfitrión del evento, Mario Delgado, para acoger a los aspirantes a las coordinaciones estatales de los comités para la defensa de la transformación.

Una facción del instituto ecologista —encabezada por Arturo Escobar y Jesús Sesma— había amagado con romper la coalición con Morena y el PT, si Omar García Harfuch no era ungido. El exsenador pevemista, empero, tenía solo tres prioridades: Chiapas, Jalisco y Yucatán.

En las encuestas, el PVEM y el PT tuvieron lugares reservados. Los petistas, por ejemplo, respaldaban las aspiraciones de Hugo López-Gatell en la CDMX; mientras que en Veracruz iban con Citlalli Navarro y Manuel Huerta Ladrón de Guevara, y en Puebla, con Claudia Rivera.

Las negociaciones con los aliados y el mandato judicial para postular cinco mujeres condicionaron las designaciones morenistas. Solo en Morelos, la evaluación dio como ganadora a la exdirectora de la Lotería Nacional, Margarita González Saravia, aunque con una estrecha ventaja sobre Víctor Mercado Salgado, exjefe de asesores de Cuauhtémoc Blanco.

Huerta Ladrón de Guevara tuvo mejores calificaciones en cuatro de los siete rubros de la evaluación de los aspirantes a Veracruz, pero el algoritmo morenista benefició a la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle.

Nahle, González Saravia y Javier May, extitular de Fonatur y aspirante en Tabasco, formaban parte del gabinete ampliado. De ese entorno, el único que no obtuvo la nominación —aunque ganó la encuesta— es el exprocurador del consumidor, Ricardo Sheffield.

Morena decidió competir en Guanajuato y Yucatán —entidades actualmente gobernadas por el PAN— con dos exmilitantes del blanquiazul, de origen foxista: Alma Eduwiges Alcaraz y Joaquín Díaz Mena.

Sin mucha convicción, el PVEM propuso a Jorge Carlos Ramírez y Verónica Camino para Yucatán. En cambio, para Chiapas había doblado la apuesta, con la senadora Sasíl de León —favorita del Niño Verde— pero finalmente quedó el líder de la mayoría oficialista en el Senado, Eduardo Ramírez de Aguilar.

Puntos para Ricardo Monreal, quien también podría anotar en su récord al inminente abanderado en Puebla, Alejandro Armenta, quien —como Harfuch— punteó ampliamente las mediciones sobre opinión pública y preferencia electoral.

El equipo del exjefe de la policía capitalina está inconforme con el desenlace final. Y más en serio que en broma, creen que su suerte hubiera sido otra si hubieran jugado con el PVEM, gran ganador del pasado fin de semana. En el extremo opuesto quedó Adán Augusto López Hernández.

Vitoreada por un sector de la prensa cercana a Palacio Nacional, la extinción del llamado Grupo Tabasco sería una de las consecuencias más visibles —y ominosas— del proceso morenista para elegir a sus candidatos a las gubernaturas. El exsecretario de Gobernación se oponía a la postulación en Tabasco del ex titular de Fonatur, Javier May —respaldado por uno de los hijos del Presidente— y optó por la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna, quien no pudo beneficiarse de la regla de género.

El exsecretario de Gobernación tampoco pudo interceder a favor del empresario Carlos Lomelí, el aspirante mejor evaluado en Jalisco, quien tuvo que declinar a favor de Claudia Delgadillo.

alberto.aguirre@eleconomista.mx

Periodista y columnista de El Economista, autor de Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. Elba Esther Gordillo contra la SEP.

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