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María y la moda: un homenaje a la leyenda
“Donde están las antigüedades estoy yo”
María Félix
“Porque era única y distinta, porque era "La Doña", en las últimas décadas de su vida María Félix eligió la penumbra. Ni los adioses definitivos y patéticos a la Marilyn Monroe, ni los abandonos etílicos a la Ava Gardner, ni la terca persistencia ante los reflectores de Liz Taylor. María, en cambio, optó por ser fiel a su personaje. Siempre supo que en torno de ella se había creado un mito y sintió que su mayor responsabilidad era respetarlo. Greta Garbo llevó su respeto al extremo: no la penumbra sino la oscuridad. María Félix supo cuidar a su personaje tomando distancia del público, sin desaparecer. Sus exilios eran estratégicos: cuando estaba en París, pensaba en México; cuando estaba acá, se retraía como si estuviera allá. Su retraimiento estaba hecho de reserva, no de temor. Era un acto de creatividad y prudencia, no de nostalgia y menos de huida. Su silencio, como en aquel cuento de Rulfo, se oía. Todo confluía, en efecto, para preservar intacto y vivo a través de los años el recuerdo de aquellas películas memorables, de aquellos personajes y escenas que vieron nuestros padres y abuelos y que nosotros, como nuestros hijos, todavía vemos y seguiremos viendo. A esta sabia preservación del personaje, se aunaba en María Félix una fina inteligencia y un notable genio verbal. A menudo, sus frases contenían giros o palabras que eran propios, únicos, auténticos” (Krauze, 2002).
El Palacio de Hierro, en colaboración con el Estate of María Félix y el Fomento Social María Félix, ha inaugurado la exposición "María y la Moda 1914-2024", con motivo del 110 aniversario del nacimiento de la inigualable María Félix. Esta muestra nos sumerge en el mundo de la alta costura, destacando su influencia cinematográfica, su amor por los textiles antiguos y sus valiosas contribuciones al universo de la moda.
Desde el 4 hasta el 29 de abril, la planta baja de El Palacio de Hierro se transforma en el escenario para celebrar las múltiples facetas de la vida de María Félix, el icónico símbolo de la cultura nacional. La exhibición nos transporta a través del tiempo para admirar 55 looks de moda y objetos de arte que revelan la intimidad de sus residencias en Polanco, Cuernavaca y París.
Conocida como La Doña por su elegancia y distinción, María Félix mantuvo una estrecha relación con casas de moda como Christian Dior, Hèrmes, Gucci y Cartier. Su exigencia por la excelencia se reflejaba en cada detalle de su vestuario, desde sus primeros pasos en el cine hasta su consagración como la Mujer Mejor Vestida del Mundo en 1984, otorgada por la Cámara de la Industria Italiana de la Moda.
Con cuarenta y siete películas en su haber, su presencia en la gran pantalla trascendió fronteras, consolidando su estatus como un ícono de estilo y elegancia. Su colaboración con El Palacio de Hierro desde 1942 fue un hito en la historia de la moda mexicana, una relación que hoy se celebra con esta exposición.
Pero más allá de su influencia en la moda y el cine, María Félix también era una apasionada de las antigüedades. Su amor por estos objetos se reflejaba en los exquisitos entornos de sus residencias en París, Ciudad de México y Cuernavaca. Su legado trasciende el tiempo, recordándonos que donde hay antigüedades, siempre estará presente la inolvidable María Félix.
"María y la Moda 1914-2024" es un tributo a una leyenda que continúa inspirando generaciones con su estilo, elegancia y pasión por la belleza atemporal.
Publicado en The New York Times en 2002 tras su muerte:
“La Sra. Félix protagonizó 47 películas durante una tumultuosa carrera cinematográfica que comenzó con estrellato de la noche a la mañana a principios de la década de 1940 y continuó durante tres décadas. Durante todo ese período, reinó como la suprema diosa del cine en español.
La Sra. Félix filmó en México, España, Italia, Francia y Argentina, interpretando personajes como una bailarina del vientre, una dueña de un burdel, una maestra, una soldado, una cantante de cabaret y una emperatriz romana devoradora de hombres. Fue elegida tan a menudo como una mujer notoria o de carácter fuerte que esas características se volvieron indistinguibles de su propia personalidad tempestuosa en la mente de muchos fanáticos, especialmente después del éxito de películas tempranas con títulos como "Mujer Sin Alma".
No hablaba inglés y nunca aceptó trabajar en Hollywood, donde los directores sólo le ofrecían papeles estereotipados como una latina explosiva”.