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Menos población en México para la segunda mitad del Siglo XXI, según la ONU
Desde 1989, el 11 de julio se celebra el día mundial de la Población. Este año, la División de Población (DP) del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría de la ONU, publicó ese día, la Revisión de 2022 de las Perspectivas de la Población Mundial. Vigésima séptima edición de las estimaciones y proyecciones demográficas oficiales de las Naciones Unidas.
Algunos de los puntos más relevantes del reporte son: el mundo llegará a 8,000 millones de habitantes en 2022; cada vez más países han comenzado a experimentar una disminución de la población; la población de personas mayores está aumentando tanto en número, como en porcentaje del total; una proporción creciente de la población en edad de trabajar puede ayudar a impulsar el crecimiento económico per cápita; y la pandemia de Covid-19 ha afectado a los tres componentes del cambio demográfico (fecundidad, mortalidad y migraciones). El reporte presenta estimaciones de población desde 1950 hasta 2100 para 237 países o territorios. Están respaldadas por análisis de tendencias demográficas históricas y fuentes originales. Los principales resultados se presentan en una serie de archivos de Excel que muestran indicadores demográficos clave para el seguimiento de avances en las metas de desarrollo sostenible y en general para su uso en planificación y desarrollo.
Al indagar lo que reporta la Dirección de Población de la ONU para México en 2022 nos enteramos, para nuestra sorpresa, que las estimaciones publicadas en el ejercicio anterior de 2019 cambiaron substancialmente en parte por la epidemia de Covid-19, pero principalmente por el cambio en las estimaciones de fecundidad para el país. Como se muestra en la gráfica 1, se observa que en la máxima población esperada para México según la ONU hace tres años se estimaba en 157.2 millones de habitantes para 2062, mientras que las nuevas proyecciones establecen que el máximo de población para México será de 143.8 millones en 2052. No sólo adelanta 10 años el máximo crecimiento, sino que además lo reduce 8.5%. Puede haber muchas razones, pero llama la atención que la tasa global de fecundidad estimada para 2022 en el ejercicio de 2019 era de 2.03 y las nuevas estimaciones dicen que la TGF será de 1.8. Esta diferencia no es menor pues podemos constatar que afecta el crecimiento de población estimado. En lugar de una descendencia de poco más de 2 hijas/os en promedio por mujer en edad fértil, la estimación cambió y se redujo a 1.8 (se estiman 291 mil nacimientos menos en la revisión de 2022). Menos nacimientos conduce a menos población a futuro, independientemente del incremento de la mortalidad y la migración. Para la tranquilidad de quienes leen este artículo, ese mismo día, en un evento realizado en la Secretaria de Gobernación, con motivo del día mundial de la Población, la Secretaria General del Conapo dejó claro “antes de que termine 2022, Conapo contará con nuevas proyecciones de población que llegarán a 2070”. Además, sabemos que el Inegi está preparándose para salir a campo con una nueva encuesta nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) para 2023, con lo cual refinaremos las mediciones de fecundidad en el país, pues las cifras publicadas por la ONU no son aceptables pues carecen de credibilidad si las comparamos con publicaciones del Conapo.
Otro aspecto que llama la atención de las nuevas cifras de la ONU son las estimaciones de defunciones y en consecuencia los cálculos de las esperanzas de vida al nacer (EVN) en México. En la gráfica No 2 se observa que de 1990 a 2000 la EVN aumentó 2.9 años en mujeres y 4.2 en hombres. La tendencia se modifica ligeramente entre 2000 y 2019. En mujeres aumentó 1.1 años y en hombres 0.2 años. Se observa el impacto generado por el incremento de la mortalidad por diabetes y enfermedad renal crónica en mujeres y hombres, así como la epidemia de homicidios que afecta más a los hombres. El progreso esperado es muy bajo en las dos primeras décadas de este siglo según la ONU y lo que es peor, se presenta una importante regresión en el avance debido a la pandemia de Covid-19. Al incorporar los resultados del exceso de mortalidad en México la EVN en mujeres desciende 3.3 años de 2019 a 2020 y en hombres 4.6 años para el mismo periodo, incrementando la caída en 0.3 años de 2020 a 2021 en hombres y disminuyendo en mujeres. En otras palabras, la EVN es muy parecida a la registrada en 1990.
Sin embargo, la tendencia de la mortalidad se recupera “mágicamente” después de 2021.
Mientras a otros países les toma tres o cuatro años recuperar la tendencia de la EVN, en México esto ocurre en dos. El total de defunciones estimadas por la ONU para México en 2019 es de 867 mil en ambos sexos y todas las edades, en 2020 aumenta a un millón ciento setenta y cinco mil defunciones; en 2021 a un millón ciento noventa y dos mil muertes y en 2022 la estimación baja a 855 mil defunciones, incluso por debajo de las muertes estimadas para 2019. Algo no cuadra aquí, pues la mortalidad, independientemente de la pandemia, históricamente aumenta entre otras razones por el envejecimiento de la población, pero la División de Población no sólo no considera esto, sino que propone una recuperación y con ello un regreso a la “tendencia normal” de la mortalidad y en consecuencia de la EVN (ver grafica 2).
Seguramente para los que han seguido de cerca la dinámica demográfica en México les debe costar trabajo aceptar las cifras “oficiales de la ONU” publicadas en julio de 2022. Además de revisar las fuentes de datos para las estimaciones de fecundidad y los supuestos empleados en la conciliación demográfica, es importante revisar con mucho cuidado las estimaciones de mortalidad pues según la ONU el retroceso ocasionado por el Covid-19 es de tres décadas en la esperanza vida en mujeres y hombres, pero inmediatamente se oculta en 2022 y para 2030 nuevamente hablamos de progreso.
En estos territorios de las estimaciones demográficas como en muchas cosas de la ciencia de datos “…todo lo que es, podría ser de otra manera…” dice Victoria Camps en su libro “El elogio de la duda” y sigue …aprender a dudar implica distanciarse de lo dado y poner en cuestión hasta lo incuestionable, y yo añado, como son los datos “oficiales”… no para rechazarlo sin más, sino para examinarlo, analizarlo, razonarlo y de ahí tomar decisiones… Afortunadamente México cuenta con instituciones fuertes como Conapo, Inegi y el Colegio de México que ayudarán a aclarar este ejercicio de escepticismo muy pronto.
*El autor es profesor de la Universidad de Washington del Departamento de Ciencias de la Medición en Salud y del Instituto para la Métrica y Evaluación en Salud.
https://www.healthdata.org/about/rafael-lozano
Twitter: @DrRafaelLozano