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México-EU: pese a estridencia, comercio e inversión
En el contexto de la eventual aprobación de la Reforma Eléctrica, y ante la pirotecnia desde el gobierno mexicano y más recientemente, desde los altos niveles del gobierno de EU, ¿qué hay en la relación comercial y de negocios entre ambos países? El cada vez más notorio y ríspido diálogo mediático entre los gobiernos parece encaminado al enfriamiento de las relaciones y a un potencial conflicto comercial.
Las acusaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador de un supuesto lobbying del gobierno estadunidense en el poder legislativo mexicano, por una parte.
Y, por la otra parte, las fuertes declaraciones de la representante comercial estadunidense, Katherine Tai quien advirtió sobre el riesgo que corren inversiones de empresas de ese país por 10 mil millones de dólares, están marcando un nuevo capítulo en las relaciones comerciales.
Eso es lo que ocurre a nivel declarativo. ¿Pero qué está pasando en la realidad?
¿Se ha detenido el flujo de inversiones?¿Están paralizadas las partes y los puntos de interés están en impasse? Parece que no. Las inversiones no se han detenido; el flujo se mantiene aunque quizás a un menor ritmo de su potencial.
Y el diálogo entre los representantes de los empresarios estadunidenses en México y las autoridades nacionales, no se ha interrumpido.
Al menos esa es la impresión que deja en su conversación el presidente de la Cámara Americana de Comercio o American Chamber of Commerce, Vladimiro de la Mora.
Son mil 200 empresas las que integran ese gremio. En conjunto, producen 21% del PIB; 20% de la inversión privada de México, y más de 8 millones de empleos formales, directos e indirectos. Históricamente, alrededor del 50% de la Inversión Extranjera Directa (IED) americana proviene de Estados Unidos.
Salvo en el trienio de los años 2018, 2019 y 2020 en que la IED americana se contrajo al ubicarse en 34.4%; 37.5%; y 39.1%, para el cierre del 2021, se recuperó e incluso superó la cifra registrada en el año 2017 de 45.6%, para colocarse en 46.6% al final del año pasado.
Hay otras cifras que dejan ver que hay una distancia clara entre lo que se dice y escucha, en los discursos o declaraciones oficiales y, lo que ocurre.
En 2021, el comercio bilateral total México-EU fue de 661 mil 164 millones de dólares, es decir, un intercambio de 1.25 millones de dólares por minuto en bienes y servicios.
Al cierre del año México se colocó como segundo socio comercial de EEUU, con 14.4% de su comercio total global.
En febrero de 2022, México recuperó el lugar de principal socio comercial de EEUU con un intercambio total de 113 mil 200 millones de dólares contra 97 mil millones de dólares del mismo mes el año pasado, según datos de US Census Bureau. En los últimos 28 años, a partir del TLCAN hoy T-MEC, el comercio total bilateral aumentó un 711%. El 82% de las exportaciones de México tienen como destino Estados Unidos. Más de 5 millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México.
Esas son las cifras. Pero lo más importante es que el diálogo se ha mantenido.De la Mora destaca todo el trabajo que se ha mantenido en la agenda de la AmCham con el gobierno mexicano.
Desde la interlocución con la representante comercial de EU, Katherine Tai, y la participación directa del embajador de EU en la AmCham, Ken Salazar y el acercamiento con las autoridades mexicanas, en particular con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O y la secretaría de Economía, Tatiana Clouthier.
El presidente de la AmCham no se distrae con la estridencia discursiva y prefiere ver las oportunidades que se están presentando con la recomposición geopolítica y económica a partir de la pandemia del Covid-19, la crisis de desabasto de los semiconductores, la guerra comercial entre EU y China y la invasión de Rusia a Ucrania que han derivado en la disrupción de las cadenas productivas.
Además del Nearshoring destaca el AllieShoring mediante los cuales pueden atraerse inversiones a Norteamérica. De la Mora y su equipo se han reunido con las autoridades mexicanas para explorar el potencial de inversiones en las distintas regiones del país, como el corredor transístmico, pero también para destrabar cuellos de botella y hacer sugerencias en temas como la aplicación de la carta-porte o el pase rápido, entre muchos otros temas.