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Opinión

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Pavement y la nostalgia alternativa de los años noventa

Foto: Matador Records

“No puedes poner el pasado en cuarentena”, cantaba Stephen Malkmus de manera irónica en “Gold Soundz”, una de las canciones donde Pavement se mofaba del sentimentalismo, la nostalgia de la década de los noventa y los engreídos de Smashing Pumpkins y Stone Temple Pilots.

Si tuviéramos un Delorean como Marty McFly, podríamos viajar 30 años atrás en una máquina del tiempo al primer Lollapalooza, un concierto de Nirvana con Pearl Jam y los Red Hot Chili Peppers, o a esa era donde el rock de guitarras aún dominaba las ondas de la radio y los festivales de música. En semanas recientes nos hemos emocionado por las giras nostálgicas de The Smashing Pumpkins, Limp Bizkit y hasta los Backstreet Boys y esa es una de las pruebas de que la nostalgia por los años noventa nos ha conquistado.

Con ese mismo catalejo de la nostalgia podemos observar a Pavement como uno de los iconos más reconocibles de aquel momento. La banda de Stockton, California, ha sido considerada como una de las agrupaciones más importantes de la década porque parecía que evocaban los valores de la generación X. Aquella juventud incomprendida que se revelaba en contra del capitalismo, pero estaba inmerso en la cultura del consumo. Aquellos que renegaron venderse contra el sistema, pero anhelaban convertirse en estrellas de rock y abrazar el éxito.

La obra que construyeron Stephen Malkmus, Scott Kannberg (Spiral Stairs), Mark Ibold, Bob Nastanovich y Steve West entre 1992 y 1999 es hoy una fotografía idealizada de los años noventa. Aún es completamente análoga, ocurre a otra velocidad y está ligeramente alterada por el tiempo y nuestros recuerdos. La música y la actitud de Pavement parecía ir siempre en contra de las ideas de la corriente principal. Cuando la banda se separó en 1999 ninguno de sus integrantes pensaba mirar atrás.

El crítico cultural Chuck Klosterman escribe en su libro más reciente, The Nineties (Penguin Press, 2022), que “era posible ver a Pavement como la mejor banda de la década y a la vez mirarlos como cinco tipos que ni siquiera lo estaban intentando (y que ridiculizan a cualquiera que sí)”.

El legado de Pavement creció en las décadas subsecuentes e incontables bandas han tratado de adoptar su sonido de desparpajo y con melodías que están a punto de colapsar. Imposible pensar en la influencia que la banda tuvo sobre el guitarrista Graham Coxon quien para 1999 adoptó en Blur la misma distorsión y pesadez que el combo de guitarras de Malkmus y Spiral Stairs.

Por varios años la música de Pavement estuvo resguardada en el armario de los recuerdos, pero tal y como decía Malkmus el pasado no pudo durar tanto tiempo en cuarentena y desde su reunión en 2009 ha sido momento de revivir y redescubrir aquellas glorias. Este año la banda regresa para una nueva gira por Estados Unidos y Europa así como dos nuevas reediciones bajo el brazo.

Esta semana Slanted & Enchanted, el disco debut de Pavement celebra 30 años de su lanzamiento. Para celebrar la fecha, la banda editará una nueva versión del mítico álbum de 1992 que estableció a Pavement como parte de una nueva camada de músicos que la prensa musical bautizó como “alternativos”, que se parecían más a tu vecino que a un rockero con spandex y pelo de Poodle.

A la par se suma la reciente edición de Terror Twilight: Farewell Horizontal, lanzado originalmente en 1999, que recopila la fragmentada grabación del quinto y último álbum de Pavement y realizado con el reconocido productor británico Nigel Godrich. Ambos discos abundan con 45 grabaciones inéditas, demos, maquetas y versiones en vivo de un catálogo que hoy consideramos clásico del rock alternativo.

Pavement nunca aspiró ser como Nirvana y les desagradaba que los enfrascaron en la misma etiqueta que las bandas con las que compartían escenarios en los festivales de la época. Tratar de encontrar una evolución más metódica de las ideas de Malkmus y compañía es tan difícil como tratar de descifrar sus crípticas letras.

Nunca quiso pertenecer a esa generación alternativa y sin embargo se convirtió en una estampa de aquel momento y de aquella generación llena de contradicciones. Y así como antes rechazamos ese sentimentalismo, la música de Pavement nos ayuda a que nuestra propia nostalgia salga de la cuarentena también.

antonio.becerril@eleconomista.mx 

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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