Prácticas alimentarias más saludables en contextos colectivos

Al ser la alimentación en esencia, un acto social total, se ha reconocido la importancia de los contextos colectivos para moldear la forma en la que seleccionamos y consumimos nuestros alimentos. Específicamente, en los modos de vida contemporáneos, los contextos colectivos representados por cafeterías, bares, comedores, fondas o restaurantes moldean de cierta manera nuestras decisiones de alimentos en función de la oferta y la demanda, pero también, de las formas en las que se disponen los alimentos, y la compañía con la que los consumimos.

Este hecho ha interesado a los científicos desde hace algunos años para identificar cómo estos contextos influyen en nuestras formas de comer, y de esta manera, propiciar intervenciones que apunten a tener hábitos alimentarios más saludables y que sean sustentables en el tiempo. A partir de esto, se ha intentado establecer por medio de estudios cualitativos y cuantitativos cómo influyen las condiciones de estos lugares de comida para desarrollar mejores hábitos en los comensales. Un estudio de reciente publicación hecho por Graça y otros, se dio a la tarea de revisar más de 250 artículos científicos publicados al respecto, para tratar de establecer qué es lo que sabemos hasta el momento y dónde podemos mejorar para promover mejores hábitos desde este contexto.

En general, con esta revisión se trató de encontrar cómo eran diseñadas las intervenciones, es decir, bajo qué criterios se trataba de influenciar a las personas para tener mejores hábitos y de esta manera, tratar de establecer un mejor marco sobre lo que hace que cambie la conducta alimentaria de estas personas hacia características más saludables. Entre las maneras en las que los científicos abordan estos cambios, se enmarcó que las intervenciones se hacen hacia el aumento del consumo de frutas y verduras, la regulación de consumo de calorías, la promoción del consumo de alimentos de origen vegetal y disminución de alimentos de origen animal principalmente. Las intervenciones están basadas en diferentes modelos del cambio de conducta de las personas: algunas apuestan por proveer información y conocimiento para que las personas sean influenciadas en tomar decisiones, otras por los cambios en el ambiente, desde los colores, hasta la influencia de los menús y los precios en la toma de decisión sobre un platillo en específico. Algunas otras intervenciones se basan en incrementar el atractivo visual de ciertos platillos más saludables, sustitución del lugar donde se anuncian o se exhiben ciertos platillos, dar algún tipo de recompensa por la elección de ciertos ingredientes, entre otras intervenciones.

Entre todas estas formas de intervenir en las elecciones de los comensales, los investigadores han concluido que la motivación es uno de los factores subyacentes para que se puedan cambiar los hábitos alimentarios. Debido a que la motivación de cada persona es un factor subjetivo para poderse medir en estas intervenciones, los resultados son muy variados. Algunas de las lagunas que identificaron como un factor que falta fortalecer, es que en las intervenciones poco se toma en cuenta las características de las personas estudiadas como la edad, el género, el nivel socioeconómico y algunas otras variables que podrían ser decisivas en la motivación de las personas para mejorar sus hábitos en el consumo de alimentos. Sin embargo, definitivamente los contextos colectivos en los que se ingieren alimentos son un factor decisivo para acelerar los cambios en la conducta que hagan que las personas muestren hábitos alimentarios y de vida más saludables.