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¿Qué ha sido de los 33,000 millones de pesos succionados a gastos catastróficos?
Resulta que el actual Gobierno finalmente ya concretó la toma de recursos que el país había reservado en sexenios pasados para atender a pacientes con enfermedades graves y muchas veces sin cura.
Estos pacientes con enfermedades de alto costo -por eso llamadas enfermedades catastróficas-, de por sí no estaban totalmente cubiertos en los tiempos del Seguro Popular, es decir no todas las enfermedades estaban incluidas y el proyecto era que se fueran sumando más padecimientos a esta cobertura, lo cual se fue quedando pendiente a través de los años.
Pero las cerca de 70 enfermedades que sí cubría, estaban bien cubiertas y tenían un respaldo financiero de 10 años hacia adelante. Esos eran los recursos del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (FPGC) que acumulaba ya cerca de 100,000 millones de pesos, cuando el actual Gobierno decidió tomarlos al decidir la desaparición del Seguro Popular. Está el caso de los trasplantes que era un segmento bien atendido -particularmente para menores de 18 años- el cual desarrolló talento profesional y centros especializados, certificados y bien reconocidos, los cuales hoy lamentablemente están paralizados.
Pues esos recursos que estaban generando inercias positivas dentro del sector salud, hoy se han desbarrancado por el rompimiento de las estructuras del Seguro Popular sin establecer las nuevas que debieron conformarse para el funcionamiento del Insabi, el cual por lo mismo no sabe cómo operar, porque no tiene fundamentos normativos claros.
Pero lo más desafortunado es que este Gobierno tomó una gran parte de los recursos ahorrados, y se quedó en el aire la protección de personas que padecen enfermedades catastróficas, como cáncer en menores de 18 años, cáncer de mama, cervicouterino, de próstata, espina bífida, malformaciones congénitas, etcétera. Y es la hora en que no ha sido definido cómo seguirán siendo atendidos esos pacientes.
Una de las grandes críticas al SP era que no cubría a todas las enfermedades, pero ahora el Insabi no sólo no ha cubierto a más, sino que ha dejado descubiertos a los que el SP sí cubría. Es decir, las cosas -por donde se le vea- no han mejorado con el Insabi, sino todo lo contrario.
Las instituciones de alta especialidad -como Cancerología, Hospital Infantil, HRAEs- no están recibiendo los recursos para poder seguirlos atendiendo. Y no se ha definido cómo se reactivarán los recursos para esos pacientes.
Lo que sí ya se concretó es la sustracción de 33,000 millones de pesos del extinto FPGC y que en vez de quedarse en el nuevo Fondo de Salud para el Bienestar pasaron a formar parte del gasto en salud del 2021, mismo que hasta ahora no se ha reportado para qué serán o han sido destinados.
Lo más probable es que por la emergencia hayan sido recursos destinados a la compra de insumos para la pandemia, o para las vacunas anticovid. Pero hasta ahora no ha habido la mínima transparencia sobre los desembolsos del gasto para Covid-19, lo cual tendrá que hacerse tarde o temprano.
Justamente en el reporte del “Pulso de la Salud” de ayer que como cada martes se incluye durante la conferencia mañanera en Palacio Nacional, el presidente López Obrador comentó que para las vacunas ya se habían destinado unos 15,000 millones de pesos. No dio más detalles, pero sí dijo que originalmente habían estimado gastar 45,000 millones de pesos, y hasta ahora se habían ejercido 15,000 millones. Aunque ya sabemos que lo que se dice en la mañanera no siempre tiene sustento, de todos los recursos relacionados con la pandemia tendrán que hacer los reportes respectivos con absoluta transparencia.
Recursos aprobados y presupuestados no llegan a los estados
Entre tantas anormalidades presupuestales reveladas en el reporte trimestral de finanzas públicas enero-marzo 2021 de Hacienda, se confirma cómo el Gobierno federal le ha apretado al máximo los recursos para salud a las entidades de la República. Está el caso del programa presupuestario Fortalecimiento de los Servicios Estatales de la SSA; es una bolsa que estaba bien reservada dentro del PEF pero no ejercida; no llegó un solo peso de ese programa a los estados. Ante tantas necesidades en plena pandemia, esos recursos fueron retenidos por la Federación. Esto conforme el análisis que hizo México Evalúa sobre dicho reporte presupuestal de la Secretaría de Hacienda (SHCP).