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Opinión

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Racistas, fuera del fútbol

Lo ocurrido en el estadio Mestalla del Valencia es doloroso para el fútbol. Condenable por donde se vea. Esta vez, lo más sobresaliente del encuentro entre Real Madrid y Valencia no fue el marcador, sino el grito en la trinbuna en contra de Vinicius Jr. "Vinicius, eres un mono". Justo en el marco del Día Internacional de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. Coincido con Carlo Ancelotti, el partido debió haberse detenido. Debe sentarse un precedente ejemplar. Lo paradójico del hecho es que hace unos años el Valencia denunció a un jugador del Cádiz por lo mismo que acaba de hacer, ahora en su estadio. Es verdad que Vinicius calentó a la afición con alusiones deportivas, algo que ha hecho notar el club Valencia al señalar que el respeto debe ser mutuo. Tiene razón, pero solo a condición de aceptar que una cosa es la picardía y el color al calor de un partido y otra las manifestaciones de racismo. En 2014 la afición lanzó una banana a Dani Alves previo al cobro de un tiro de esquina. Este se la comió, ejecutó el tiro y dio la vuelta al lamentable hecho con el movimiento aquel de “Todos somos macacos”. Lo del domingo requiere otras medidas.

La violencia, la apología del delito, las malas conductas y las manifestaciones de racismo, deben ser erradicadas de todo el ecosistema deportivo. Hace un par de torneos el Atlas (mi equipo), logró la hazaña de ser bicampeón del fútbol mexicano. Lo hizo siendo el equipo que menos goles recibió en la temporada, siendo el primer lugar en pases largos con precisión; primer lugar en ganar balones divididos; primer lugar en duelos aéreos; en centros precisos, en porterías en cero. Se convirtió en el primer equipo de la era de los torneos cortos en llegar al bicampeonato. Pero no debemos olvidar que fue también el primero, el fundador y promotor del multicitado grito homofóbico por el cual México ya ha sido sancionado.

El día de la hazaña, en medio del festejo en la ciudad de Guadalajara, los bicampeones, la directiva y los aficionados gritaban “el que nos salte es un chiva maricón”. Debo decir que sentí una profunda decepción. Le dije a mi hijo, no llegamos hasta aquí para esto. Eso no era parte de la transformación que estaban llevando a cabo en el club. Este tipo de manifestaciones no pueden ser parte de la mentalidad que los ha llevado a ser bicampeones del fútbol mexicano. 

Ver y escuchar el grito racista de la afición del Valencia (mi equipo español), al que aprecio y sigo desde hace más de 20 años, tampoco ha sido agradable. Me pregunto en qué momento el fútbol dejó de ser ese espacio de convivencia y recreación del sentimiento deportivo para convertirse en escenario del racismo, la intolerancia, la polarización, el abuso y el ciberacoso. 

El torneo apertura 2023 de la Liga MX se ha vivido en medio de diversos casos reprobables que poco o nada tienen que ver con el fútbol, pero lo manchan. Dani Albes, acusado de agresión sexual a una joven, en un Pumas que arrastra un par de casos similares desde hace tiempo. La salida de Scarlett Camberos, no solo del Club América, sino del país, por motivos de ciberacoso, Selene Cortés del Club Pachuca, quien ha denunciado el mismo problema. Las fotos en redes sociales de la fiesta infantil del hijo del Cata Domínguez, jugador del Cruz Azul, haciendo apología del crimen organizado en compañía de sus amigos. Fotografías que casi deja fuera del club al jugador. Fotografías que dicen más de lo que muestran. El campeón de goleo del torneo, Henry Martín, del Club América, simulando orinar la portería del adversario, el delantero de Chivas, Alexis Ayala, compartiendo una fotografía en redes sociales que muestra al delantero atlista, Julián Quiñones, como un perro atado bajo sus órdenes. El periodista deportivo Rafa Puente, de la cadena ESPN, quien llamó “estúpida” a una compañera de oficio en plena transmisión. A la lista de infortunios se suman la botarga de Tigres haciendo señas obscenas en pleno partido y la afición mexicana gritando “Puto” en el partido ante Estados Unidos.

Disculpas van, disculpas vienen, comunicados, cartas y sanciones, pero el problema prevalece. Pareciera un protocolo de actuación que inicia con una ofensa y continúa con un comunicado. Estamos ante un problema de índole sociocultural que no puede ser atendido a partir de disculpas y sanciones directivas. El 37 % de los escándalos con futbolistas están relacionados al mal manejo de sus redes sociales; muestran actitudes racistas, intolerancia, polarización, abuso y ciberacoso. El 12 % con temas de mujeres dentro y fuera de los vestidores. El alcohol en exceso, el abuso sexual y el mal manejo de temperamento ocupan un 10 %, seguido de temas relacionados con pensión alimentaria y violencia de género.

Los directivos, federaciones, barras de aficionados, periodistas deportivos y jugadores, están obligados a aprender la única ley científica que la historia enseña; esa de la que habla el maestro José Álvarez Junco, y es que las cosas cambian. Habrán de actuar en consecuencia. Decía la abogada afroamericana promotora de los derechos de la infancia, Marian Edelman: Las nuevas generaciones crecerán con el veneno que los adultos no tienen el valor de eliminar. Eso es lo que está en juego.

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