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Regresó la calma a los mercados, ojalá dure un rato
Ayer llegó la calma a los mercados financieros después de la tormenta que causó la quiebra de dos bancos estadounidenses la semana pasada.
El que las autoridades financieras estatales y federales declararan la insolvencia de esos bancos con apenas dos días de diferencia originó zozobra en el sector bancario.
Y la inquietud no se debió a la importancia de estos bancos dentro del sistema. Después de todo, hasta el cuarto trimestre del año pasado el Silicon Valley Bank (SVB) apenas era el 19º más grande del país mientras que el Signature Bank era el 33º.
La ansiedad se originó debido al monto de los activos de SVB y Signature (209,000 millones y 110,000 millones de dólares, respectivamente), que convirtió sus quiebras en la segunda y tercera más grandes en la historia de EU y, para empeorar la situación, con sólo dos días de diferencia.
El nerviosismo empezó a apoderarse de los mercados desde el jueves pasado, cuando los inversionistas y los depositantes intentaron retirar 42,000 millones de dólares del SVB, en lo que fue una de las mayores corridas bancarias de EU en poco más de 10 años, según una presentación regulatoria del viernes.
La corrida fue provocada un día antes por el mismo presidente ejecutivo del banco, Greg Becker, después de que le envió una carta a los accionistas en donde les informaba que SVB perdió 1,800 millones de dólares al vender bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas. Optimista, presentó un plan para obtener 2,250 millones de dólares para reforzar las finanzas del banco.
Su optimismo no fue compartido por los depositantes y accionistas, que corrieron a retirar su dinero.
A pesar de que el SVB estaba en una buena situación financiera antes del jueves, el Departamento de Protección e Innovación del Estado de California anunció un día después que la corrida “causó que el banco fuera incapaz de pagar sus obligaciones a su vencimiento” y lo declaró insolvente.
Días después, el domingo pasado, el Departamento de Servicios Financieros del Estado de Nueva York declaró la insolvencia del Signature Bank después de que el viernes los depositantes retiraran más de 10,000 millones de dólares para llevarlos a instituciones más sólidas. No le ayudó al banco el hecho de que 20% de sus activos estuvieran invertidos en criptomonedas, a pesar de que el mencionado departamento negara que esa fuera la causa.
El domingo, la Secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, el presidente de la Junta de la Reserva Federal, Jerome H. Powell, y el presidente de la FDIC, Martin J. Gruenberg, con el objeto de tranquilizar a los depositantes y prevenir que otros bancos medianos y pequeños fueran víctimas de corridas similares a las que acabaron con SVB y Signature, anunciaron que los clientes de estos recuperarán la totalidad de sus depósitos aunque sean mayores a los 250,000 dólares que es el límite superior que la FDIC protege a los depositantes.
El anuncio aparentemente contribuyó a calmar a los mercados y ayer las bolsas de valores de EU y Europa se recuperaron después de caer el lunes.
Esperemos que la calma se mantenga durante un buen rato y no ocurra algo que acabe con ella, lo cual en este incierto e impredecible mundo postpandémico no debería sorprender a nadie.
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