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Respiradores hechos en México “sin ciencia neoliberal”
Sorpresivo e increíble fue el anuncio de que en México se hacen esfuerzos por fabricar ventiladores artificiales tan cotizados hoy por todo el mundo; siendo una herramienta tan crucial contra la pandemia de este virus pues su uso hace la diferencia entre la vida o la muerte de pacientes graves con dificultad de respirar por sí mismos.
No puede ser más que buena noticia que nuestro país esté buscando opciones para poder producir estos insumos médicos altamente especializados y tan indispensables para salir adelante con la parte más delicada de la epidemia cuando pueden subir en forma desmesurada los casos graves por Covid19.
Lo que es una lástima es que el anuncio se haya hecho enalteciendo el estigma ideológico que ya caracteriza al actual gobierno ahora no sólo contra las farmacéuticas sino tal parece que también contra la industria de dispositivos médicos.
Si nuestras autoridades hoy no tuvieran los prejuicios ideológicos que les hacen percibir una “ciencia neoliberal” como si estuviéramos en los 70s, otra cosa sería y estaríamos aprovechando verdaderamente la infraestructura existente en el país, como le están haciendo otras naciones que echan mano de lo que tienen sin confundirse en si es o no ideológicamente apropiado.
La industria de dispositivos médicos en México -sin importar el origen del capital- representa un fuerte peso en términos económicos para el país, no sólo por su fuerza laboral y su capacidad tecnológica sino como potencia exportadora que de hecho nos coloca como uno de los ocho principales exportadores de estos productos de alta especialidad en el mundo. Debe ser cierto que falta mayor integración de componentes nacionales con esta industria de origen extranjero, pero justo ahora sería el momento de impulsarla.
Lo increíble es que en este contexto, el Gobierno haya decidido no incluir a la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) que integra más de 40 plantas productivas de empresas líderes mundiales en dicho rubro. Hablamos de nombres como J&J, Medtronic, Philips, Siemens, Baxter, Olimpus, Roche, GE y otras especializadas en dispositivos médicos que elaboran en México alguna parte de sus procesos ocupando a 130,000 personas. Ya quisieran otros países de la región tener esa capacidad instalada en su territorio de armadoras altamente especializadas.
Sabemos que el presidente de AMID, Fernando Oliveros, viene ofreciendo apoyo desde el inicio de la epidemia a las autoridades de Salud, al Consejo de Salubridad e incluso a la Cancillería -que entró también a coordinar parte de las acciones de esta pandemia- sin obtener respuesta.
En la conferencia del viernos la titular de Conacyt dejó claro que este Gobierno no considera la plataforma existente de dispositivos médicos porque sencillamente la ven como parte de la “ciencia neoliberal”.
Es loable el esfuerzo de Conacyt de integrar centros públicos de investigación como CIDESI, CIMAV y CIATEQ con empresas como la aeronáutica francesa Safran-Zodiac, de Phillippe Petitcolin, o la mexicana de electrodomésticos Mabe y automotrices del cluster de Querétaro. Pero ya que se trata de construir algo tan delicado como respiradores artificiales, por qué no vincularles con las que ya saben pues a ello se han dedicado toda la vida...
Y deberían considerarlo máxime que están previendo sacar los ventiladores mexicanos a mediadios de mayo, es decir serán de fabricación acelerada. Se entiende que el regulador Cofepris sabe sobre tecnovigilancia y lo que se requiere para autorizarlos, pero no para su fabricación. Además obviamente serán sin el dossier normalmente exigido a las empresas que hacen estos dispositivos y que tardan años en reunirlo. Esperemos que la calidad y eficiencia de los ventiladores de la alianza del Conacyt no dejen qué desear ni que el componente médico lleve riesgo alguno al conectarlos con el paciente grave de Covid.