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Opinión

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Riesgos

Como apunté en el artículo de la semana pasada, la economía mexicana ha tenido a lo largo del año un buen desempeño, reflejado en que en los primeros tres trimestres el crecimiento anual acumulado fue de 3.5%. Adicionalmente se ha observado un crecimiento del consumo privado derivado tanto del aumento de la masa salarial (mayores empleos en conjunto con mayores salarios reales) como de un flujo récord de las remesas enviadas por los connacionales a sus familiares en México. También destaca la notable expansión de la inversión, tanto en maquinaria y equipo como en construcción no residencial, siendo explicado esto último, principalmente, por las obras de los proyectos del presidente López (la refinería en Dos Bocas, el Tren Maya y el ferrocarril interoceánico) que, además de quitarle recursos a rubros como salud y educación, al tener rentabilidad social negativa, destruyen parte de la riqueza nacional.

Dada esta evolución, la mediana pronosticada de crecimiento para este año por 33 analistas del sector privado consultados por Citibanamex es de 3.4% mientras que pronostican que el próximo la economía se desacelere para crecer en 2.1%. Aunque el panorama luce en general favorable para que la economía continúe su expansión, existen diversos riesgos que vale la pena señalar, tanto aquellos de carácter externo como nacionales. Primero los internacionales.

Un riesgo que enfrenta la economía y que podría traducirse en una menor tasa de crecimiento es que la economía estadounidense se desacelere significativamente o inclusive caiga en una recesión. Esto podría darse por el hecho de que se espera que las tasas de interés permanezcan en niveles elevados mientras la tasa de inflación esté por arriba de la meta de 2%. Las altas tasas reales de interés encarecerán el servicio de la deuda, tanto gubernamental como la de las familias y empresas; para estas dos últimas, el hecho podría traducirse tanto en un menor consumo privado como en una menor inversión, lo que induciría un menor crecimiento económico. Si la economía estadounidense crece menos o inclusive cae en recesión, las exportaciones crecerían menos o hasta disminuirían, impactando negativamente el crecimiento de nuestro país.

Un segundo riesgo externo es de carácter geopolítico. Primero, no puede descartarse que China adopte una posición más agresiva respecto de Taiwán, no importa lo que el líder chino Xi Jinping le prometa a Biden en su reunión de esta semana. El segundo es un recrudecimiento de la guerra en Ucrania, con el agresor ruso tratando de llevar la contienda a zonas ucranianas más al oeste ante la ofensiva de este país para tratar de recuperar las regiones que están invadidas por Rusia. El tercero es que la guerra que está llevando a cabo Israel para erradicar a los terroristas de Hamás se extienda a más participantes, como Hezbolá en Líbano así como una participación más intensa del régimen de Irán; este último ha llamado a un boicot petrolero contra Estados Unidos y países europeos, pero este llamado ha sido, hasta ahora, ignorado por los países árabes.

Ahora los riesgos internos los cuales, por desgracia, prácticamente todos son de carácter político. Primero, es de esperarse que a medida que avanza el proceso electoral del próximo año el presidente López incremente sus ataques verbales en contra de sus “adversarios”: la prensa que no se le agacha, la clase media aspiracionista, los conservadores neoporfiristas - neoliberales, los partidos de oposición y, violando abiertamente la Constitución y diversas leyes, a la candidata opositora Xóchitl Gálvez. Aunque esto ya lo hemos observado, existe el riesgo que ante el desplome en las preferencias e intención de voto de la nada carismática y poseedora de un bastón de juguete, Claudia Sheinbaum, ante el recrudecimiento de los ataques proferidos por el presidente, alguno de sus enloquecidos fanáticos decida atentar en contra de la senadora Gálvez. Reforzar la seguridad de ella y de su entorno es, por lo mismo, crucial.

Un segundo riesgo es un recrudecimiento de la violencia y de la inseguridad en diferentes partes del país. A medida que se acerca el fin del periodo presidencial, los diferentes grupos del crimen organizado, aprovechando que el país estará inmerso en el proceso electoral y con un enorme flujo de recursos entregados a los partidos para el financiamiento de las campañas y un gobierno federal que se rindió, podrían incrementar su actividad delictiva (derechos de piso, robos en carreteras, etcétera), encareciendo la actividad económica privada.

El tercer riesgo es que el presidente López, azuzado por los radicales de izquierda que lo rodean y aconsejan, empiece a hacer locuras como expropiaciones de bienes e infraestructura (por ejemplo ferrocarriles) o de los recursos para el retiro de los trabajadores en las afores. Una repetición de los finales de los gobiernos de Echeverría y López Portillo.

Finalmente un cuarto riesgo, con una baja probabilidad, es que ante una creciente inseguridad generada por el crimen organizado y participando este activamente en las elecciones como lo hizo en 2021 junto con la esperada victoria de Xóchitl Gálvez en la elección, el presidente Lopez decida no entregar el poder y, apoyado por el Ejército al que ha comprado con poder y muchos recursos, declarar un estado de emergencia y permanecer él en el cargo. Esto último no sólo mataría el crecimiento; mataría al país.

Riesgos existen, pero esperemos que, dentro de todo, sea un año sin mayores sobresaltos y la economía, ya con Xóchitl Gálvez como presidenta, siga creciendo por el bien de los mexicanos de ahora y del futuro.

Twitter: @econoclasta

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Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

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