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Seguridad y soberanía (alimentaria y energética)
El presidente López no entiende los tres conceptos básicos de economía y de ahí su obsesión en “producir todo lo que consumimos” de alimentos, particularmente maíz, así como de productos derivados del petróleo, particularmente gasolina. Para él, la esencia del mexicano se centra en granos de maíz producidos por campesinos pegados con chapopote producido por Pemex. El grave problema es trasladar esa visión surrealista de México y los mexicanos al diseño y ejecución de las políticas públicas con el daño que ello acarrea.
Vayamos a los tres conceptos básicos de economía que se derivan de una realidad inevitable que es que los recursos son escasos, tanto para las familias como para las empresas y el gobierno. Estos tres conceptos, costo de oportunidad, ventajas comparativas y ganancias del intercambio, correctamente entendidos, son la base para diseñar políticas públicas eficientes.
Dado que los recursos son escasos frente a múltiples necesidades, es qué hay que elegir como asignarlos. La decisión que se tome implica, siempre, incurrir en un costo de oportunidad definido como el sacrificio en el que se incurre por no haber asignado los recursos a la segunda mejor opción (también se puede definir como el beneficio que se hubiese obtenido de haber asignado los recursos a la segunda mejor opción).
Como siempre se incurre en un costo de oportunidad es que, desde un punto de vista productivo, lo eficiente es especializarse y utilizar los recursos en aquella actividad en la cual se tenga ventaja comparativa es decir, en aquella en donde se minimice el costo de oportunidad.
Habiéndose especializado es qué hay una ganancia del intercambio. El productor vende el bien en el cual se especializó y adquiere de otros productores, que también se especializaron, los bienes que va a consumir a un costo menor que en el que hubiese incurrido de haberlos producido él mismo. Tanto los vendedores como los compradores se benefician del intercambio sin que ello implique que el beneficio tenga que ser igual para ambos; es un juego de suma positiva.
Lo anterior nos lleva a lo que reiteradamente afirma el presidente y en lo cual se basa la errónea y costosa política pública. Para él lo importante es producir internamente lo que se consuma sin mayor consideración sobre cuál sea el costo de oportunidad, sin importar si se tienen o no ventajas comparativas y desdeñando las ganancias del intercambio internacional. Él cree que con ello se lograría soberanía sin entender que ello no solo implica una asignación notoriamente ineficiente de recursos con los elevados costos sociales que acarrea sino, peor aún, no garantiza la seguridad, entendida esta como la condición que garantiza el abasto suficiente (alimentos y energéticos) de fuentes seguras, confiables y de bajo costo, sean nacionales o extranjeras.
En alimentos, destinar la tierra para infructuosamente tratar de producir todo lo que consumimos, particularmente maíz, implica desaprovechar las ventajas comparativas que se tienen en la producción de otros bienes como frutas, verduras y hortalizas; México exporta estos bienes e importa maíz. Cambiar la asignación de recursos, principalmente tierra, para producir todo el maíz que se consume no garantiza la soberanía y menos aún la seguridad en la provisión de alimentos. Ademas, reduciría el valor agregado generado en la agricultura mexicana y provocaría mayor pobreza rural, atentando en contra de la soberanía nacional.
En energéticos la visión del presidente es peor. No solo se trata de que todo lo que se consuma se produzca internamente sino, más aún, que lo hagan las notoriamente empresas gubernamentales, Pemex y CFE. En hidrocarburos, la ventaja comparativa de México no está en la refinación. Es más eficiente y socialmente más barato extraer crudo y exportarlo e importar los combustibles. Más aún, en términos de seguridad energética la política debe asegurar ese abasto y el eficiente almacenamiento y distribución por parte de empresas privadas. Todavía peor es en electricidad en donde darle a la CFE el monopolio, discriminando en contra de generadores privados más eficientes, no solo no se garantiza seguridad energética sino peor aún, al encarecer el proceso de desarrollo económico de México atentaría en contra de la soberanía nacional.
Twitter: @econoclasta