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Opinión

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¿Septiembre 1 de ficción y el 8 de vuelta a la realidad?

El mensaje que tenga que dar el presidente Andrés Manuel López Obrador el próximo domingo 1 de septiembre, con motivo de la presentación formal de su Primer Informe de Gobierno, será uno más.

Un compendio de lo que dice habitualmente cada mañana, un añadido de esos reportes que da de manera habitual, un sumario, pues, de su retórica de siempre.

No sabemos si en esas palabras asumirá su responsabilidad y vea la falta de crecimiento como una asignatura pendiente, como lo hizo el miércoles. O bien que diga que no le preocupa mucho la falta de crecimiento económico, como lo dijo el viernes.

Sea lo que tenga que decir en el informe, no es más que un discurso político más de López Obrador. En otros sexenios era la oportunidad de escuchar del presidente en turno un balance de su propio gobierno. Hoy, por todo lo dicho, no hace tanta falta.

Y para el Congreso, el informe escrito que llegue será como el Plan Nacional de Desarrollo, no importará si es un documento retórico y poco metódico para rendir cuentas, la mayoría de Morena lo arropará como un texto inmaculado.

Lo realmente importante ocurrirá el siguiente domingo. Porque ahí podremos conocer cómo enfrentará este gobierno los muy complicados tiempos que se dejan ver, al menos en materia económica, en los trimestres por venir.

México se ha encargado de generar su propio ambiente de inestabilidad y estancamiento económico durante este año. Desaprovechamos las oportunidades que el crecimiento y la estabilidad financiera del mundo nos dieron en los últimos años para prepararnos para las épocas de turbulencia que se ven venir.

La inestabilidad financiera se alimenta del escalamiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, de la posibilidad de que hoy mismo Alemania y con ella el resto de Europa esté ya en la antesala de la recesión.

Estados Unidos tiene serias posibilidades de que su economía frene esa racha de 10 años de crecimiento y apunte hacia el sur. El mundo entero, pues, tiene hoy peores expectativas económicas.

Por eso es que lo que ocurra el domingo 8 de septiembre no se puede parecer en nada a lo que habrá de suceder el domingo 1 de septiembre. El gobierno mexicano no puede sostener en sus proyecciones económicas del próximo año ese discurso del “no pasa nada”, del “no nos preocupa mucho el crecimiento” y del enredo discursivo absurdo de que es mejor el desarrollo que el crecimiento.

Lo verdaderamente importante es que una semana después del discurso alterno a la realidad, el gobierno de López Obrador presente un Paquete Económico para el 2020 que sí atienda las circunstancias de un mundo que se ha enfilado hacia una baja económica y posiblemente a una recesión.

Vamos, el discurso de este próximo domingo tiene que ser inversamente proporcional a la realidad de un paquete de criterios económicos, Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos apegados a la realidad de una economía estancada y sin motores de crecimiento como lo es hoy la mexicana.

Si se alinean en un optimismo irreal el informe del 1 de septiembre y el Paquete Económico del 2020 del 8 de septiembre, la desconfianza hará que todo se precipite más rápido.

Por eso es que de un domingo a otro hay que pasar de la fantasía a la realidad económica del México de hoy.

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Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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