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Opinión

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¿Sueña la 4T con ovejas eléctricas?

Foto: Archivo

La Inversión Extranjera Directa en el sector eléctrico fue de 906 millones de dólares en 2020. Había sido de 5,558 millones de dólares en 2018 y 2,175 millones de dólares en 2019. El dato nos habla de un desplome, pero también de una demolición. La inversión captada en el sector eléctrico en 2020 es menos de una quinta parte de lo que fue en 2018. Algunos piensan que esto es una buena noticia, porque los inversionistas extranjeros ya entendieron que México no es territorio de conquista para empresas foráneas. En su lógica no se pierde nada cuando se evapora la inversión extranjera.

Es un desplome que empezó antes de la pandemia. Está más relacionada con la contrarreforma energética que con el ciclo económico. Lo que había sido uno de los sectores más dinámicos en inversión privada se ha convertido en algo que opera muy por debajo del promedio. Los números reflejan que los inversionistas han tomado nota de la retórica de hostilidad a las empresas extranjeras y los cambios de reglas al sector privado para fortalecer y/o favorecer a CFE y Pemex.

Si estuviéramos en una película de vampiros, el papel del Doctor Van Helsing correspondería a Manuel Bartlett, poder tras el trono en la política energética de la 4T. Él impulsó la cancelación de las subastas donde los privados comprometían inversiones de largo plazo en renovables. Propuso los cambios en los Certificados de Energías Limpia para que se los pudieran otorgar a las plantas más sucias de la CFE. Fue clave para cancelar las líneas de trasmisión de energía eólica desde Oaxaca hasta el Valle de México y de Sonora para Baja California. Es el artífice de la iniciativa para reformar la Ley Eléctrica.

En el relato de la 4T, el Nosferatu sería Iberdrola. Es el mayor actor privado del sector eléctrico mexicano. Tiene 15% del mercado y opera 22 plantas en 13 estados. El presidente López Obrador se ha referido a ella como empresa corrupta, pero no ha presentado denuncia formal en contra de ella o sus funcionarios. La acusa de vender cara la energía a la CFE y, además, de aprovecharse de subsidios. A AMLO le molestan muchas cosas de esta empresa española. Quizá ninguna como la invitación al expresidente Calderón para participar como consejero independiente de  Avengrid, una filial del grupo.

El recelo de AMLO ha dado “frutos”. La empresa española tenía un plan para invertir 5,000 millones de dólares en México en el periodo 2019-2024. Estos planes han sido cancelados.

Lo que iba a hacer Iberdrola en energía eólica, solar y ciclo combinado no lo harán otros privados porque el entorno es más hostil que amigable; carece de certidumbre jurídica. Lo más probable es que tampoco lo haga la CFE. Su plan de inversiones está sujeto a la disponibilidad de recursos. No incluye proyectos con renovables sino hasta el 2026. En la empresa predomina la visión de que la transición energética de fósiles a renovables es una imposición de las multinacionales hacia México. En su lógica reducir las emisiones de carbono y cumplir con el Acuerdo de París va en contra de los intereses nacionales.

¿Estará mejor México con poca inversión extranjera en electricidad y con un monopolio de la CFE? El presidente está seguro que sí, lo mismo que Rocío Nahle y, por supuesto Manuel Bartlett. Con esa premisa impulsan la nueva Ley Eléctrica y acomodan la información para explicar los apagones. El problema es que no somos autosuficientes y que CFE y Pemex fueron debilitadas por los neoliberales, afirman. Ni una palabra de la corrupción e ineficiencia de estas vacas sagradas. Pocos planes de modernización profunda para este sexenio.

Ningún número para explicar cuánto costaría la autosuficiencia y de dónde saldrían los recursos. Del papel que imaginan para la inversión privada en Energía, basta decir que hasta Cuba tiene un régimen más amigable con el capital privado. El Congreso está listo para aprobar una Ley que nos colocará en sentido contrario hacia donde se mueve el planeta. Vamos a un “Mundo Feliz” con dominio total de CFE y Pemex. En este asunto, la 4T sueña con ovejas eléctricas.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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