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Opinión

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Un banco central, halcones, palomas y gorilas

Las reacciones de los animales ante el peligro van desde el que finge estar muerto, los que no son peligrosos, pero lo aparentan; los que sí son peligrosos y lo avisan, y los que espantan a sus enemigos con una actuación convincente.

Claro que también están los que se paralizan y se convierten en presa fácil.

Un banco central autónomo y respetado tiene que ser un animal fuerte, que sepa mostrar su poder sin llegar siempre a la confrontación monetaria.

No es ninguna blasfemia comparar a un banco central con el reino animal, la institución monetaria más poderosa del mundo, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) juega todo el tiempo con la figura de los halcones y las palomas para ejemplificar el sesgo que toman los integrantes del Comité Federal de Mercado Abierto con sus posturas monetarias.

Pero, más allá de ser laxos o estrictos con los hilos que jalan el control de los índices inflacionarios, la Fed debe mostrarse todo el tiempo como un gorila, que se sabe poderoso y que debe hacer saber al resto de la fauna financiera que si lo ven darse golpes de pecho es porque quiere advertir sobre su fuerza.

Esta etapa en la que los índices de inflación muestran una desaceleración, en la que la economía da muestras de cierto debilitamiento y en estos momentos en los que se mantienen las tasas de interés de referencia en niveles altos, es el tiempo menos indicado para mostrar alguna debilidad.

Los mercados financieros, a los que en esta comparación animal podría ser injusto equiparar con las hienas, están a la espera de cualquier espacio para obtener ganancias en el cambio de señales de la política monetaria.

Y recientemente en esos mercados empiezan a notar que ese poderoso gorila monetario podría bajar los brazos y adelantar, no sólo el final de los aumentos en la tasa de interés, sino incluso la apertura de una rendija para bajar pronto el costo del dinero.

Y entonces la pregunta es, ¿si los bancos centrales ya llegaron tan lejos con la restricción monetaria, elevando las tasas de interés a niveles históricos, qué necesidad tienen de mostrarse titubeantes y abrir espacio a la especulación en estos momentos?

Los mercados ya estaban más que seguros de que se acabaron los incrementos en la tasa de interés de referencia por parte de la Fed y han actuado en consecuencia. Pero, en primer lugar, no hay garantías de que ya no habrá presiones adicionales en la inflación. Y, en segundo lugar, tiene que ser el gorila de la Fed el que controle las expectativas.

Así que como macho alfa lomo plateado el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, se irguió, y dando sonoros golpes en su pecho hizo saber a los mercados que es prematuro adelantar el éxito de la postura restrictiva y por lo tanto especular sobre cuándo se puede flexibilizar la política monetaria.

Y como si fuera un estruendoso rugido de gorila hizo saber a todo el mundo que la Fed está preparada para endurecer aún más la política si consideran apropiado hacerlo.

El resto de la jungla bajó las orejitas, escuchó el mensaje, y actuó en consecuencia.

ecampos@eleconomista.mx

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Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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