Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

Una noche con Bauhaus

Bauhaus en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México. Foto EE: Antonio Becerril

La ceremonia en el parque se inició pasadas las nueve de la noche del domingo 24 de octubre. Bajo un frío y nublado cielo de octubre, salieron Peter Murphy, David J, Daniel Ash y Kevin Haskins a ofrecer un ritual musical pagano para los asistentes congregados todos en sus mejores galas. Fue la segunda noche de dos fechas que marcaron, para algunos, el regreso de los conciertos tras 18 meses de encierro impuesto por aquel letal bicho con un nombre pequeño. Para la banda británica significó el regreso a los escenarios tras una ausencia de dos años. Bauhaus no necesita ninguna escenografía, proyección tecnológica ni aditamentos innecesarios. Nunca han recurrido a los clichés convencionales de una banda de rock. Toda la atmósfera se crea con una sencilla iluminación y la potencia del cuarteto británico en el escenario. Una guitarra, un bajo, una batería, voz y nada más.

La banda formada a finales de los años setenta por un grupo de estudiantes de arte de Northampton toma su nombre de la escuela de arte, arquitectura y diseño alemana de principios del Siglo XX que buscaba una transformación espiritual a través del arte. Originalmente se llamaba Bauhaus 1919, en alusión al año en que el arquitecto Walter Gropius fundó en Weimar esta importante escuela que tuvo un profundo impacto en todo el mundo. En la música de Bauhaus confluyen influencias musicales desde el glam rock de David Bowie, Roxy Music y T. Rex; el art rock de The Velvet Underground (y subsecuentemente John Cale); el experimentalismo post punk de Pere Ubu, el kraut rock de Faust y Can. Con la literatura de Oscar Wilde, Antonin Artaud, Percy Shelley, la “Ópera de los tres centavos” de Bertolt Brecht y Kurt Weill, y clásicos del cine de terror como Nosferatu y El Gabinete del Dr. Caligari.

Las presentaciones anteriores de Bauhaus en México están rodeadas de leyendas. Su primera visita en 1998 en el desaparecido Cine Ópera de la Ciudad de México, durante la primera gira de reencuentro de la banda provocó que el techo comenzara a caerse a pedazos por las vibraciones provenientes del escenario. En su siguiente visita al Palacio de los Deportes en el 2005, la banda interpretó la épica “Bela Lugosi’s Dead” mientras Peter Murphy colgaba del techo como un vampiro durante toda la canción, un verdadero himno para los góticos. La imagen de Murphy, el vampiro mayor eternamente consagrado en la cinta de 1980 The Hunger, siempre ha sido una verdadera lección de performance lleno de dramatismo y entrega.  

Al igual que muchos de los músicos británicos de finales de los años setenta, Peter Murphy, Daniel Ash y los hermanos David J y Kevin Haskins buscaron romper con algunas de las formas establecidas por el punk de la época. Ellos estaban influenciados por un linaje musical contemporáneo de glam, punk, rock, reggae y en el descubrimiento de algunas escuelas de pensamiento y movimientos europeos previos a la Segunda Guerra Mundial. No es casualidad que “Bela Lugosi’s Dead”, la primera canción que grabaron en el estudio, integra el sonido del dub de Jamaica con las sensibilidades post punk británico de la época y además homenajea a una de las leyendas más grandes del cine de terror de todos tiempos.

Entre 1980 y 1983, Bauhaus editó cuatro discos fundamentales para el género que hoy se le denomina “Goth Rock”. Aunque la etiqueta los ha encasillado y simplificado hacia una cierta estética, la música de Bauhaus siempre buscó diferenciarse y uno puede seguir encontrando nuevas texturas que siempre han estado escondidas debajo de esa sombría atmósfera.

La obra de Bauhaus ha dejado una profunda influencia en varias generaciones de músicos cuatro décadas después. En sus proyectos posteriores tanto la obra en solitario de Peter Murphy como Love and Rockets, la banda formada por Daniel Ash y los hermanos Haskins, encontraron mayor éxito comercial con un sonido más amigable para la radio. Pero los sonidos creados en conjunto por ese ente sobrenatural llamado Bauhaus continúa siendo un poderoso destello de ruido y distorsión perfecta para escucharse en la intimidad de la noche.

antonio.becerril@eleconomista.mx 

Temas relacionados

Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas