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Zoom: vuelta a empezar
“Abogado, no trae pantalones. Está en una audiencia”, reprendió la jueza al abogado durante una audiencia judicial a través de la plataforma Zoom. “Sí traigo pantalones, su señoría”, se defendió el licenciado, a pesar de que en la transmisión aparecía de pie frente a su escritorio usando apenas calzoncillos y una camisa de vestir para cubrir las apariencias.
La anécdota se hizo “viral” en las redes sociales. Los medios recuperaron el pseudoacontecimiento para incluirlo en las barras programáticas de sus noticieros. El error del abogado —si es que hubo alguno, porque no existe norma pública que exija llevar pantalones en casa— fue ponerse de pie sin apagar la cámara de su computadora.
Las anécdotas de Zoom, una plataforma de videoconferencias que ganó popularidad durante la pandemia, fueron algo común entre 2020 y 2021. Pero hemos vuelto a la normalidad y Zoom ha regresado a la caja de herramientas digitales para el trabajo y la escuela.
El valor de las acciones de Zoom se encuentra en los niveles previos a la pandemia después de multiplicar su valor hasta 400% (llegaron a venderse casi en 500 dólares por papel; hoy se encuentran en 80). “Los mercados no siempre son lógicos”, me dijo Rogelio Rocha, director en México de Zoom. “Esta compañía no es un petardo. Somos una empresa de largo plazo. Queremos estar aquí mucho tiempo”.
El fenómeno bursátil de Zoom lo padecieron también otras compañías enfocadas en las actividades domésticas, como Peloton, una empresa que fabrica aparatos para ejercitarse en casa, como bicicletas estáticas y bandas para correr conectadas a internet. Como Zoom, las acciones de Peloton también se desplomaron en coincidencia con el regreso a la normalidad.
Zoom fue una herramienta indispensable para que los oficinistas siguieran disfrutando de sus juntas de trabajo a distancia y para que las actividades públicas que antes eran presenciales pudieran realizarse en línea. Zoom también fue el soporte para que los amigos hicieran fiestas a través de internet, cada uno en sus propios espacios privados, y para que las familias celebraran cumpleaños en multitud virtual.
Hoy es tiempo de volver a empezar. Superar la llamada “fatiga de Zoom” entre los consumidores y ofrecer nuevos productos y servicios. Esta empresa, me dijo Rocha en entrevista vía Zoom, está trabajando en nuevas formas de comunicación, entre las que se incluyen tecnologías sensoriales para incorporar a personas con problemas visuales o auditivos o en traducción simultánea y con subtítulos en tiempo real.
“La ruta la tenemos muy bien trazada. Queremos converger desde ser un UCaaS (comunicaciones unificadas como servicio, por su acrónimo en inglés) para ser una plataforma de comunicaciones descentralizadas, una plataforma de desarrollo de comunicaciones como servicio”, dijo.
Parte de esa ruta contempla los distintos servicios que ya ofrece Zoom más allá de la tradicional videoconferencia —empleada para webinars y videollamadas—, como inteligencia artificial para servicios de venta en línea, con un servicio de entrenamiento para vendedores; un servicio de contact-center con video, para atención a los consumidores (multicanalidad en los procesos de venta en línea), y Zoom Spaces, con espacios y salones para el trabajo en tiempo real.
“Hoy las compañías tienen el reto de ser capaces de ofrecer un modelo flexible de trabajo para sus empleados y mejorar su experiencia. Las empresas tienen que adaptarse y repensar sus operaciones para garantizar que pueden continuar y ser exitosas en estos nuevos modelos híbridos”, dijo Rocha.
Zoom se volvió el genérico para designar a las videoconferencias por encima de Teams, Meet o Webex. También fue la confirmación de que la frontera entre la vida privada y la vida pública es inexistente. Hoy toca reinventarse para una normalidad que incluye Zoom en las actividades cotidianas. Conviene usar pantalones.