Lectura 3:00 min
Borrascas de fin de sexenio
Una estela de obras serán entregadas en la última semana de la administración lopezobradorista. Antes del arranque del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, queda patente el legado de Andrés Manuel López Obrador.
A marchas forzadas, los trabajos para concluir el nuevo museo de la salud en el remodelado edificio de Lieja, a las puertas del Bosque de Chapultepec. Otras obras trascendentales —como el último tramo de El Insurgente, de Santa Fe a Observatorio, o los 9.4 kilómetros del Viaducto Internacional que corre paralelo al muro que separa San Diego de Tijuana— no podrán ser entregadas por el presidente saliente.
El relanzamiento de la Exportadora de Sal —empresa recientemente nacionalizada— será tarea de la próxima administración federal, lo mismo que la culminación del Tren Maya. Justo en la península de Yucatán acaba de decretarse la declaratoria de área natural protegida de tres predios ubicados entre los municipios de Solidaridad y Cozumel, Quintana Roo, donde la empresa Vulcan Materials operaba un banco de piedra caliza.
Una semana, antes del final. Entre los pendientes, la compra de la planta de almacenamiento de petrolíferos de Servitux, que se ubica al final del Libramiento Portuario, en Tuxpan, Veracruz.
Una compra cuestionada por la valuación de ese activo —320 millones de dólares, de acuerdo a versiones no confirmadas— pero sobre todo por el paralelismo que tiene esta operación con el caso Agronitrogenados.
Y es que hace cuatro años, la empresa —filial de Monterra Energy— hizo unas pruebas hidrostáticas con agua de la planta de tratamiento local para comprobar la seguridad operativa de cuatro tanques y los resultados fueron adversos. En menos de dos horas la cimentación de al menos seis tanques sufrió hundimientos de hasta 40 centímetros como resultado de fallas en el diseño de la cimentación, lo cual obligo a realizar unas descargas de emergencia al Rio Tuxpan, utilizando los drenajes de Tuxpan Port Terminal (TPT), filial de SSA México y cesionaria de la terminal, ante la Administración Portuaria Integral de Tuxpan.
Dichas pruebas hidrostáticas se habrían realizado —según consta en un informe al que tuvo acceso este espacio— sin autorización de la Conagua para realizar descargas al río Tuxpan. La ASEA tampoco fue informada de ese incidente ni las autoridades municipales y estatales.
Tras de reparar los tanques —y sin que haya certeza sobre las acciones para vaciar los tanques— a mediados del 2021, Servitux realizó nuevas pruebas hidrostáticas en los mismos tanques.
La fractura de las bases de concreto de los tanques ocurrió de una manera no uniforme, por lo que los tanques quedaron inclinados; lo que obligó a la instalación de pilotes, pero amenazan la integridad estructural y representan un riesgo ambiental y de protección civil en el Estero de Jacome.
El área de Logística de Pemex tiene conocimiento de las dos clausuras que tiene la terminal —CRE y PMA—y de los daños que se generaron por los errores de diseño y construcción. Si la actual administración concluye la adquisición, le estará generando un serio quebranto al erario y estará adquiriendo un potencial pasivo ambiental.
alberto.aguirre@eleconomista.mx