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La consecuencia innecesaria
En múltiples actividades humanas es indispensable otorgarle la responsabilidad de su desarrollo y de su concreción a una sola persona. Los aviones y los barcos tienen un capitán; las empresas un director general; las escuelas tienen a un director; las universidades a un rector y los gobiernos tienen un presidente o primer ministro. El principio de orden en la mayoría de las actividades humanas así lo requiere y es lo más deseable.
La razón de ese orden no es un misterio. Es indispensable que alguien se haga responsable y tenga la última palabra, asesorado, si se quiere, con múltiples consejeros en el mejor de los casos, pero un solo responsable.
La historia del mundo ha probado que es la mejor manera de conducir los asuntos públicos y privados. No es extraño que cuando se quiere que algo no se haga o salga bien, se nombre a un comité.
La presentación del presupuesto la semana pasada y la reelección de Rosario Piedra Ibarra en la CNDH, levantan una señal de alarma que me parece de la mayor preocupación.
Respecto del presupuesto la caída en educación, cultura, en infraestructura y en salud en montos que van hasta más del 30% y el aumento de más del 150% a trenes y a saldar la deuda de PEMEX y CFE son una señal de que las obsesiones del presidente anterior siguen presentes ya sea porque las comparte al 100% la “administradora” actual o porque existe influencia de su antecesor en las decisiones de Claudia Sheinbaum. Por supuesto mucho más allá de considerarlas parte del ideario de la 4t.
Sin embargo este presupuesto no puede vivir una vida propia a la luz del nombramiento de Piedra en la CNDH y como se ha leído y hasta se afirmado sobre la influencia e intervención del antecesor de la presidenta actual.
Si ella consiente esa intervención o no puede hacer nada frente a ella, es un grave problema, pero no por el hecho de que un expresidente siga mandando, sino por el desorden paulatino y la imposibilidad de hacer un gobierno razonable, ordenado y con sentido (el que sea), durante los próximos 6 años.
Es esperable en ese contexto que legisladores no se pongan de acuerdo con Claudia Sheinbaum, sino que pidan instrucciones en Palenque. Los directores de empresas del estado, organismos desconcentrados y otros espacios de decisión pidan ordenes (para no errar, sencillamente) en la chingada. Secretarios, lideres partidistas y del congreso, hagan lo mismo, hasta que la presidenta se convierta en una administradora que se empeña en poner cara de presidente.
El peor de los mundos posibles. Una presidenta que no manda, un expresidente que no pone la cara y por lo tanto es inimputable de los yerros del gobierno y el desorden estilo Montessori que habrá en todo el ámbito público.
No se ustedes, pero hubiera preferido una presidenta que se equivocara, pero ella y no una administradora por la que voto la mayoría de los que asistimos a las urnas que al final, se convertirá en los libros de historia como la primera mujer en llegar al puesto, siendo manejada por un hombre, que radica en palenque en su rancho llamado, premonitoriamente: la chingada. Nada más, pero nada menos, también.