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Opinión

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Desarticularse del gobierno anterior

El lugar donde más daño silencioso causó López Obrador al país fue en el ejercicio presupuestal. Ahí fue donde ejecutó la muerte de muchas instituciones y programas, de ahí desvió recursos para sus programas.

@campossuarez

A pesar de todos los candados que dejó el expresidente, con todo y la inquebrantable lealtad que le ha jurado su sucesora, va a resultar inevitable que la presidenta Claudia Sheinbaum se abra su propio camino, aunque ello implique desvincularse de muchas de las políticas y preferencias de López Obrador. 

Y esto va desde lo inevitable, por ejemplo, en materia del ejercicio presupuestal, hasta aquello que le permita mandar señales de relativa fortaleza de la actual mandataria.

Llegar al nivel de reconsiderar algunas de las decisiones del desmantelamiento institucional que dejó instruidas López Obrador puede ser un paso indispensable para la supervivencia de la República, pero difícil de dar por la discípula.

Por lo pronto, una diferenciación de forma que puede marcar una importante señal de fondo de un estilo personal se puede dar en estos días con la selección de la persona que encabece la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

La manera como su actual titular ha desprestigiado y nulificado a este organismo es algo que ha producido vergüenza hasta a los propios morenistas.

Rosario Piedra Ibarra está al frente de la CNDH por imposición directa del expresidente, pero López Obrador ya no está y una científica no puede ignorar la realidad de que la hipótesis de que esa persona podría hacer al menos un papel decoroso fue falsada por el experimento de su paso por esa comisión.

No se trata de que permitan la llegada de una persona incómoda al régimen, pero sí alguien de la total confianza de la presidenta Sheinbaum y hay, al menos, una candidata posible para el puesto, la actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, con quien la mandataria federal tuvo relación cuando fue jefa de gobierno.

Seguro que ni la inexistente oposición pondría alguna traba a ese nombramiento y la presienta Sheinbaum podría marcar un cambio de forma que marca fondo en algo tan indispensable como poder dar una impresión de ser responsable con los derechos humanos.

Claro que comparado con el tamaño de los retos que tiene el actual gobierno eso sería una señal mínima.

Ya quedó claro que, ante las instrucciones legislativas del máximo líder, nadie le cambia ni una coma a nada.

Sin embargo, hay formas de desarticularse de esa bala perdida que fue el gobierno pasado sin causar la impresión a la clientela política de algún intento de rompimiento.

El lugar donde más daño silencioso causó López Obrador al país fue en el ejercicio presupuestal. Ahí fue donde ejecutó la muerte de muchas instituciones y programas, de ahí desvió recursos para nutrir sus programas asistencialistas sin controles de ninguno de los sumisos auditores.

Puede ser entonces en el Paquete Económico donde se deban poner límites a las enormes fugas de recursos decretadas por López Obrador en partidas inútiles.

Porque, además, la Secretaría de Hacienda tiene la obligación de iniciar una estrategia de corrección fiscal creíble si no quiere que la calificación crediticia de México acabe en el bote de los bonos basura.

Las sutiles diferencias que pueda marcar este gobierno respecto al anterior deben cumplir con el doble propósito de no molestar al gran tlatoani, pero darle margen de supervivencia a la actual mandataria.

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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