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Opinión

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Humanoides americanos: Mexico sometido

En unos meses, Tesla, la compañía de Elon Musk, lanzará sus primeros robots humanoides llamados Optimus. Estos robots podrán realizar un número cada vez mayor de tareas repetitivas, peligrosas y complejas, reemplazando de manera ventajosa la mano de obra poco calificada en México.

Los humanoides reemplazarán, de manera inexorable, a los trabajadores en sectores clave como la manufactura, la agricultura y la construcción. Además, gracias a la tecnología de machine learning, estos robots aumentarán sus habilidades de forma continua, mejorando sus funciones y capacidades sin descanso ni necesidad de días libres o vacaciones.

Aunque los robots no sustituirán completamente a los trabajadores humanos en el corto plazo, su introducción inevitablemente desplazará a los empleados en trabajos de bajo valor agregado.

Para México, esto significará la pérdida de empleos en sectores clave, especialmente en la manufactura, donde industrias como la automotriz y la electrónica dependen en gran medida de la mano de obra barata. Cuando estos robots alcancen la producción masiva, la adopción de la automatización en México será un reto que el país no está preparado para enfrentar.

La incorporación de humanoides en tareas industriales y de servicios provocará una creciente demanda de profesionales con habilidades técnicas avanzadas para operar, mantener y programar estas máquinas. Aunque esto creará nuevas oportunidades laborales en sectores como la ingeniería robótica, la inteligencia artificial y la automatización industrial, México se encuentra rezagado en estos campos y es poco probable que pueda adaptarse rápidamente para ofrecer soluciones competitivas desplazando el uso de estos humanoides a países que cuenten con esta mano de obra capacitada y dejando los que no aun mas rezagados.

México debe cerrar una profunda brecha de habilidades técnicas, pero sus deficientes políticas educativas han llevado a que el país ocupe uno de los últimos lugares en las mediciones de educación y formación técnica de la OCDE. Como resultado de estas políticas, los trabajadores desplazados no tienen la formación ni la capacidad necesarias para adaptarse a estos nuevos roles y desafíos.

Desde una perspectiva positiva, si las empresas mexicanas adoptaran estos humanoides a gran escala, podrían volverse más competitivas en el mercado global al reducir los costos de producción y mejorar la precisión en procesos repetitivos. Sin embargo, este escenario es mas probable en países desarrollados, que ofrecen ademas de una mano de obra capas de mantener programar y construir esto humanoides, una mayor seguridad, un mejor marco legal, niveles educativos más altos y menos necesidad de transporte, y energía limpia y abundante.

Las consecuencias de estos cambios inevitables serán socialmente explosivas. La automatización aumentará la desigualdad social y económica en México, ya que los beneficios de la robotización se concentrarán en grandes empresas y en personas con acceso a educación superior, profundizando la brecha entre ricos y pobres.

Además, mientras que las grandes empresas aprovecharán esta tecnología para reducir costos, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) no tendrán los recursos para implementar robots en sus operaciones, lo que provocará una mayor concentración de poder en manos de unas pocas corporaciones.

Por si fuera poco, la introducción de los humanoides de Tesla y otros en México también generará una mayor dependencia tecnológica. México, que ya depende de tecnologías extranjeras para avanzar en innovación y productividad, se verá aún más atado a empresas y gobiernos extranjeros. Dado que el país parece incapaz de desarrollar sus propios avances en robótica e inteligencia artificial, quedará atrapado en esta dependencia, limitando su capacidad para beneficiarse de la nueva revolución industrial.

En conclusión, el impacto de los humanoides de Tesla y de otras tecnologías avanzadas podría desmantelar gran parte de la economía y la sociedad mexicanas. La automatización desplazará a muchos trabajadores y aumentará la desigualdad.

Para mitigar estos riesgos, México debe invertir urgentemente en educación, capacitación y desarrollo tecnológico propio. El nuevo gobierno de la Doctora e Ingeniera Claudia Sheinbaum debe romper con las políticas educativas de su predecesor y poner en marcha programas de formación y capacitación para garantizar que la población pueda adaptarse a esta inevitable transformación tecnológica.

Aunque estos cambios tomarían décadas en dar resultados, es crucial comenzar de inmediato. Sin embargo, existe la duda de que esto ocurra, por lo que es necesario prepararse para las consecuencias de una tormenta perfecta que combinará los efectos negativos de la Cuarta Transformación con los desafíos de una nueva revolución industrial para la cual el país no está preparado y que someterá de manera radical a la nación a intereses extranjeros.

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