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Opinión

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La importancia del Mes contra el Cáncer de Mama: Una batalla que trasciende lo personal

Octubre se ha consolidado a nivel mundial como el mes de concientizar sobre el cáncer de mama, una de las enfermedades más prevalentes y mortales entre las mujeres, aunque también puede afectar a los hombres. Este mes simboliza la lucha constante y la resiliencia de millones de personas que, directa o indirectamente, han sido tocadas por esta enfermedad. Pero más allá de las campañas de sensibilización y las imágenes de lazos rosas que inundan nuestras redes sociales y calles, es vital reflexionar sobre el impacto financiero, social y económico que representa esta lucha.

El cáncer de mama no solo afecta a las personas que lo padecen, sino que también deja profundas huellas en la sociedad, las empresas y los sistemas de salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año se diagnostican cerca de 2.3 millones de nuevos casos de cáncer de mama a nivel global. En México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es la principal causa de muerte por cáncer en mujeres mayores de 25 años. Ante estas cifras alarmantes, surge una pregunta crucial: ¿Cómo podemos hacer que la conmemoración de este mes vaya más allá del simbolismo y se traduzca en acciones concretas que impacten positivamente a nivel social y económico?

Las empresas juegan un rol fundamental en la promoción de la salud y el bienestar de sus empleados, especialmente en lo que se refiere a la prevención del cáncer de mama. En el marco de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), muchas compañías han implementado programas de detección temprana y prevención entre sus trabajadores, especialmente en aquellas industrias donde la mayoría de la fuerza laboral está compuesta por mujeres. Acciones como la realización de mamografías gratuitas o la flexibilidad en los horarios para que las empleadas asistan a chequeos médicos son muestras de un compromiso genuino con la salud y el bienestar.

En el contexto financiero, se ha observado un creciente interés por parte de las empresas en invertir en programas de salud para sus empleados, reconociendo que la detección temprana del cáncer de mama no solo salva vidas, sino que también genera un ahorro significativo en los costos asociados al tratamiento. Un diagnóstico temprano implica un menor costo para los sistemas de salud, ya que los tratamientos en etapas avanzadas son mucho más complejos y costosos. Según el Banco Mundial, la prevención del cáncer de mama y la inversión en programas de concientización son claves para reducir las pérdidas económicas globales derivadas de enfermedades crónicas.

El cáncer de mama no solo es devastador desde el punto de vista personal, sino también desde el financiero. Enfrentar esta enfermedad puede resultar extremadamente costoso para las familias, ya que implica gastos en tratamientos médicos, cirugía, radioterapia, quimioterapia, medicación, hospitalización y cuidados postoperatorios. A estos costos directos se suman los indirectos, como la pérdida de ingresos por incapacidad laboral, el impacto emocional y psicológico, y la afectación en la productividad.

Un estudio realizado por el American Cancer Society reveló que los costos asociados al tratamiento del cáncer de mama en etapas avanzadas pueden ser hasta tres veces mayores que en etapas tempranas, lo que subraya la importancia de la detección temprana no solo en términos de salud, sino también en términos económicos. Para muchas familias de ingresos medios y bajos, estos costos representan una carga significativa que puede sumirlas en la pobreza. La cobertura de seguros médicos es insuficiente en muchas partes del mundo, lo que deja a las personas con la difícil elección de endeudarse para poder pagar los tratamientos necesarios.

A pesar de los esfuerzos globales por aumentar la concientización sobre el cáncer de mama, persisten importantes barreras en el acceso a la atención médica. En países como México y Perú, aunque los gobiernos han implementado programas de salud para la prevención y detección del cáncer de mama, muchas mujeres en zonas rurales o marginadas no tienen acceso a mamografías o chequeos regulares. Esto es especialmente preocupante, dado que la detección temprana es clave para mejorar las tasas de supervivencia.

En este sentido, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales (ONGs) tienen un papel vital que desempeñar. Las alianzas entre el sector público y privado pueden ayudar a cerrar estas brechas, proporcionando acceso a servicios de salud esenciales a las poblaciones más vulnerables. Además, las campañas de concientización no deben limitarse a los grandes ciudades, sino expandirse a áreas rurales donde la información y los recursos son escasos.

La tecnología ha abierto nuevas posibilidades en el campo de la prevención y tratamiento del cáncer de mama. Desde aplicaciones móviles que permiten realizar autoexámenes de mama guiados, hasta avances en la telemedicina que facilitan el acceso a especialistas a distancia, la innovación tecnológica está transformando la manera en que las mujeres pueden monitorear su salud. Las empresas tecnológicas también tienen una gran oportunidad de contribuir al desarrollo de herramientas que promuevan la prevención, la educación y la detección temprana del cáncer de mama.

Las inversiones en investigación y desarrollo han permitido la creación de tratamientos más efectivos y menos invasivos, como las terapias dirigidas, que atacan células cancerosas sin dañar el tejido sano. Sin embargo, estos avances también presentan un desafío: el acceso a estas tecnologías innovadoras. Muchas mujeres, especialmente en países en desarrollo, no tienen acceso a estos tratamientos debido a su alto costo. El reto, entonces, es que estas innovaciones lleguen a todas las personas, sin importar su condición económica.

El Mes contra el Cáncer de Mama es mucho más que una campaña de concientización: es un recordatorio de la necesidad de un esfuerzo colectivo para combatir una de las enfermedades más prevalentes y mortales del mundo. La participación activa de las empresas, el sector financiero y la sociedad en general es clave para asegurar que los programas de prevención, detección y tratamiento sean accesibles para todas las personas, independientemente de su situación económica. Invertir en la salud no solo salva vidas, sino que también genera beneficios económicos a largo plazo, tanto para las familias como para los sistemas de salud y las empresas. Octubre no debe ser solo un mes de reflexión, sino un llamado a la acción para garantizar que nadie enfrente solo esta batalla.

* Dra. Claudia Ivett Romero-Delgado es académica de la Escuela de comunicación de la Universidad Panamericana.

X: @Ivett5151

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