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Opinión

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La llamada de atención de Europa

Dados los desafíos entrelazados identificados por el Informe Draghi sobre el futuro de Europa, identificar intercambios de políticas mutuamente ventajosas entre los estados miembros es un enfoque prometedor para lograr una integración más profunda. Esto se debe a que es más probable que los gobiernos nacionales acepten una integración más profunda cuando esta los fortalece a nivel interno.

BERKELEY. El informe de Mario Draghi sobre el estado de la economía europea pretende ser una llamada de atención, pero ¿se oirá la alarma de Draghi o los responsables políticos europeos pulsarán el botón de repetición de alarma? 

El informe señala tres áreas en las que Europa enfrenta desafíos económicos. La Unión Europea está a la zaga de Estados Unidos y China en innovación, especialmente en áreas que involucran tecnologías avanzadas. Su competitividad se ve perjudicada por los altos precios de la energía y su fragmentada industria de defensa debilita su seguridad.

El informe sostiene luego que se necesita una integración más profunda para abordar estas deficiencias. Europa necesita completar su unión de mercados de capital para fomentar su industria de capital de riesgo. Necesita menos obstáculos regulatorios para que las nuevas empresas crezcan. Debe construir una red eléctrica integrada y coordinar inversiones en descarbonización para reducir los costos de la energía. Y Europa debe asumir un mayor gasto en defensa a nivel de la UE. En este sentido, los costos de no colaborar se reflejan en el hecho de que Europa produce y opera 12 tanques de batalla, mientras que Estados Unidos se concentra en uno solo.

Todo esto implica la necesidad de una mayor toma de decisiones conjunta, lo que coloca a Europa en otra de esas coyunturas críticas en las que debe elegir entre el statu quo y un salto cuántico hacia una integración más profunda. Ya ha dado saltos de ese tipo antes, al acordar la creación del Mercado Único en 1986, introducir el euro en 1999 y avanzar hacia la Unión Bancaria en 2012. Pero ¿los desafíos identificados por el Informe Draghi provocarán una reacción similar?

Una respuesta, defendida por Jean Monnet, el padrino intelectual de la UE, es que los saltos cuánticos en la integración europea ocurren cuando los líderes se dan cuenta de que no hay otra manera de evitar lo peor. El Informe Draghi intenta aprovechar esta teoría adoptando el lenguaje de la crisis.

Pero no todos estarán de acuerdo en que los desafíos de Europa alcancen el nivel de una crisis existencial. Es más, algunos saltos cuánticos en la integración europea se han producido durante periodos de relativa estabilidad. El Informe Delors, que sentó las bases para el euro, fue seguido por crisis financieras, en lugar de ser una respuesta negociada a ellas. Algunos periodos de crisis, como el decenio de 1970, no aceleraron la integración, sino que marcaron el comienzo de una “época oscura” o una década perdida de estancamiento en el progreso hacia una “unión cada vez más estrecha”. La teoría de Monnet, evidentemente, no está suficientemente especificada.

Luego están las llamadas teorías neofuncionalistas de la integración europea, que sugieren que si Europa puede de algún modo poner en marcha el proceso de integración en un ámbito, el progreso que logre se extenderá a otras áreas temáticas.

Así, la creación del Mercado Único, que implicó la eliminación de los controles de capital, ejerció presión para pasar a una moneda única, lo que a su vez creó presión para la unión bancaria. Económicamente, una moneda única implicaba más ventajas de eficiencia una vez que se establecía el Mercado Único, al igual que un supervisor bancario único una vez que se introducía la moneda única. Políticamente, la eliminación de los controles de capital creó una opción de salida para los intereses financieros, que utilizaron su influencia para impulsar la moneda única y la unión bancaria.

Sin embargo, los acontecimientos recientes son un recordatorio de que las decisiones políticas no siempre están impulsadas por consideraciones de eficiencia. Tampoco es obvio en qué dirección presionarán los intereses especiales. En la actualidad, los políticos de Berlín están contraatacando, sin importar los efectos indirectos neofuncionalistas, los intentos del italiano UniCredit de comprar una participación mayoritaria en el alemán Commerzbank. Evidentemente, la presión para acelerar la integración puede precipitar una reacción negativa, en lugar de generar un impulso hacia adelante.

Por otra parte, algunos sostienen que la integración europea se ve impulsada o bloqueada por negociaciones rigurosas entre los gobiernos. La integración se producirá si los intereses nacionales convergen –si todos los gobiernos se ven a sí mismos como beneficiarios de, por ejemplo, una mayor colaboración en el gasto de defensa–. Sin embargo, la historia indica que algunos gobiernos temerán que sus países resulten perjudicados –sus industrias de defensa nacionales serán las que quiebren–, lo que los llevará a resistir los llamados a una integración más profunda.

O, tal vez, los gobiernos puedan idear acuerdos de política mutuamente ventajosos, como en los años 1990, cuando Francia abandonó su oposición a la reunificación alemana a cambio del compromiso de Alemania de avanzar con la unificación monetaria. En vista de los múltiples desafíos interrelacionados identificados por el Informe Draghi, la identificación de estos acuerdos de política mutuamente ventajosos es un enfoque que puede tener éxito.

Una última opinión sostiene que los gobiernos nacionales aceptan una integración más profunda cuando esta los fortalece a nivel interno. Si pueden cumplir de manera más eficaz sus promesas políticas internas cuando actúan de manera concertada, entonces, los actores nacionales obtendrán apoyo popular (y electoral). En la década de 1950, los gobiernos mejoraron la sensación de seguridad de sus electores al crear una Comunidad Europea del Carbón y del Acero que incorporó pacíficamente a Alemania a Europa. En la década de 1980, cumplieron; la creación del Mercado Único generó prosperidad, lo que fortaleció a los gobiernos nacionales gracias a estas iniciativas integracionistas.

El Informe Draghi abrió la puerta a medidas similares. Pronto se verá si los líderes europeos están dispuestos a dar ese paso.

El autor

Barry Eichengreen, profesor de Economía y Ciencias Políticas en la Universidad de California, Berkeley, es el autor, más recientemente, de In Defense of Public Debt (Oxford University Press, 2021).

Copyright: Project Syndicate, 2024 

www.project-syndicate.org

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