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Opinión

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Mazzucato, regiones y sectores

El enfoque de misiones permite coordinar dos dimensiones esenciales para el desarrollo de México: la territorial y la sectorial. Los corredores del bienestar representan la dimensión territorial, al identificar regiones clave que requieren un impulso específico para integrarse al crecimiento económico. Por otro lado, los sectores productivos como la industria automotriz, la energía renovable o la tecnología, constituyen la dimensión sectorial. La clave del enfoque de misiones, inspirado en las ideas de Mariana Mazzucato, es articular ambos niveles, logrando que los sectores estratégicos se desarrollen en las regiones donde puedan generar el mayor impacto social y económico. 

México es un país diverso y desigual. Algunas regiones, como el Bajío y el norte, ya están bien integradas en cadenas globales de valor, mientras que otras, como el sur y sureste, se han quedado atrás. Aquí es donde el enfoque de misiones entra en juego: al conectar las regiones más rezagadas con los sectores clave de la economía, podemos asegurar que el desarrollo llegue a todos los rincones del país. En lugar de tratar los sectores y los territorios por separado, las misiones ofrecen un plan integral que responde tanto a las necesidades regionales como a las oportunidades productivas.

Las misiones no son simplemente objetivos abstractos. Son grandes proyectos nacionales —como lograr la autosuficiencia alimentaria, la sostenibilidad ambiental o la creación de empleos de calidad— que se despliegan tanto en los sectores productivos como en los corredores territoriales. De este modo, una misión puede enfocarse en impulsar la innovación tecnológica en el sector automotriz, mientras se adapta a las capacidades y necesidades específicas de una región clave, como la Frontera Norte.

Un ejemplo claro de cómo esta coordinación funciona es el del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Esta zona, que históricamente ha estado marginada del desarrollo productivo, tiene un enorme potencial para convertirse en un nodo logístico clave que conecte los océanos Atlántico y Pacífico. Al aplicar el enfoque de misiones, este corredor puede desarrollarse al vincularlo con sectores como la logística, el transporte y la energía renovable, creando empleos y atrayendo inversiones a una región que hasta ahora ha estado rezagada.

El enfoque sectorial y el territorial se potencian mutuamente cuando se coordinan a través de las misiones. Por un lado, los sectores productivos logran crecer y diversificarse al encontrar en los corredores territoriales espacios donde pueden expandirse y generar valor. Por otro lado, las regiones menos desarrolladas obtienen las inversiones y los empleos que tanto necesitan, al integrarse en proyectos nacionales de gran escala.

La innovación y el desarrollo tecnológico son pilares fundamentales de este enfoque. No se puede pensar en un desarrollo productivo para el siglo XXI sin fortalecer las capacidades tecnológicas de México. A través de las misiones, se fomenta la colaboración entre el sector privado, la academia y el gobierno, creando las condiciones para que la innovación ocurra en todos los niveles. Esto no solo eleva la competitividad de México en el mercado global, sino que también asegura que las regiones más rezagadas tengan acceso a tecnología de punta y puedan incorporarse a las cadenas de valor más sofisticadas.

Pero el éxito de este enfoque depende de una implementación efectiva. Para que las misiones realmente transformen el país, es fundamental que haya una coordinación sólida entre los diferentes niveles de gobierno y los actores privados y sociales. Además, se necesita un entorno regulatorio y de inversión que favorezca el crecimiento equilibrado de sectores y regiones.

En resumen, el enfoque de misiones articula la dimensión sectorial y la territorial de manera que se potencian mutuamente. Los sectores productivos se desarrollan al encontrar espacios donde crecer y diversificarse, mientras que los corredores del bienestar reciben los beneficios del crecimiento económico. Si se ejecuta correctamente, esta estrategia puede ser el motor que impulse un desarrollo inclusivo y sostenible en México, integrando a todas las regiones en el crecimiento económico y reduciendo las brechas históricas que han frenado al país.

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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