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Opinión

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La pausa diplomática: síntesis del sexenio

Hay una silla en Palacio Nacional que se mantuvo vacía durante el sexenio: la del asesor en política exterior del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Para el presidente mexicano la Convención de Ginebra (tratados internacionales que regulan conflictos a través del derecho) podría ser equiparable con el conjunto de organismos autónomos que desea desaparecer. En efecto, AMLO innovó la diplomacia a su estilo sin avisar a ningún organismo internacional que solo obedecería a su propia doctrina, la de la pausa diplomática.

Sin el ánimo de cumplir con la etiqueta rigurosa (en el comportamiento) que impone la diplomacia, AMLO pausó la relación lo mismo con países que con personas.

Los embajadores Ken Salazar y Graeme C. Clark, de Estados Unidos y Canadá, respectivamente, se llevaron el máximo castigo que impuso AMLO a través de la pausa diplomática. En el Departamento de Estado de EU se llevaron las manos a la cabeza para descifrar el significado de la pausa.

¿Fue una especie de “córtalas, córtalas”, tan tradicional entre estudiantes de primaria que, al enojarse durante el recreo, un niño junta dos dedos de la mano a manera de unas tijeras, se los muestra a su amiga y le dice: “córtalas, córtalas”? ¿Fue una amenaza de un rompimiento de la relación? ¿Qué fue?

En el caso de España, la historia la conocemos. Una polémica que se pudo evitar en una cafetería de Madrid entre Marcelo Ebrard y Josep Borrell, el presidente optó por ser fiel a la carta que su esposa redactó para que la leyera Felipe VI.

AMLO le dedicó también una pausa a Perú durante la crisis institucional de su amigo, el presidente Pedro Castillo.

Antes de que ocurriera, AMLO envió al secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O y a Jesús Ramírez para asesorar al equipo de Castillo.

Jesús Ramírez le aconsejó al presidente de Perú declarar una guerra a los medios de comunicación y periodistas críticos. No podía dejarse intimidar por la prensa. Hay que ir al frente. Ser agresivos.

La crisis que vivió Pedro Castillo la intentó resolver dando un golpe en contra de la Asamblea. Anunció su desintegración. Y, en efecto, en su discurso señaló a medios de comunicación como culpables de la desestabilización que vivió su Gobierno.

Ken Salazar es un embajador que tuvo un buen acercamiento con AMLO. Su estrategia consistió en generar empatía, y triunfó, hasta el día de la pausa. AMLO, molesto por no tener información sobre el viaje del Mayo Zambada a Estados Unidos, estalló.

La pausa diplomática es la figura representativa de la política exterior de AMLO. El berrinche por la imposibilidad de controlar los poderes del exterior.

“¿Por qué la Constitución de Perú permite el juicio contra los presidentes?”, preguntó AMLO, enojado e indignado, en una de sus conferencias.

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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