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Política

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Ante aumento en violencia, necesaria reflexión histórica

Alexandra Délano Alonso, Benjamin Nienass, Alicia de los Ríos Merino y María De Vecchi Gerli, dieron vida al libro "Las luchas por la memoria contra las violencias en México", publicado por El Colegio de México.

Las desapariciones forzadas, asesinatos, feminicidios y formas de violencia muy específicas, que han tenido una continuidad desde 2006 a la fecha en el país sin que se nombre este periodo como tal, demuestra que hace falta una discusión profunda sobre la memoria en México, expresa Alexandra Délano Alonso, una de las editoras del libro “Las luchas por la memoria contra las violencias en México”.

Alexandra Délano Alonso, quien ha centrado su investigación en explorar la cuestión del dolor y el duelo público en torno a la migración y el activismo por la memoria en México en el contexto de desapariciones forzadas, destaca que en México hace falta una discusión y un debate profundo sobre la memoria que toquen el tema de la violencia y la desaparición forzada, al igual que ha ocurrido en otros lugares de América Latina y el mundo.

“México es parte de ese debate o hasta ahora ha sido parte de ese debate sobre todo en relación al contexto de 68 y de la Guerra Sucia, pero este periodo que estamos viviendo, desde 2006, no se ha tratado tan directamente desde esta perspectiva del gran activismo y la movilización social que hay alrededor de estos temas, para tener una reflexión histórica”, añade.

Délano Alonso, quien de la mano de Benjamín Nienass, Alicia de los Ríos Merino y María De Vecchi Gerli, dan vida al libro “Las luchas por la memoria contra las violencias en México”, y el cual fue publicado por El Colegio de México, destaca que, hasta el momento este trabajo contiene uno de los registro más amplio y profundo que existe sobre las luchas por la memoria en México, en cuanto a los casos de violencia.

Y es que subraya que, aunque hay un trabajo en materia de memoria sobre eventos como la matanza del 68 o la llamada Guerra Sucia, que son una serie de eventos dentro de un período específico, lo que estamos viviendo ahora es un periodo de ya de casi 20 años de desapariciones forzadas y asesinatos, femicidios y formas de violencia muy específicas que han tenido una continuidad a lo largo ya de muchos años sin que se nombre este periodo como tal.

Lo anterior, dijo, sin que se asuma una responsabilidad sobre lo que implica este periodo, por lo que una de las cosas que busca tocar este libro no es tanto las diferencias entre un periodo y otro, sino las continuidades.

“Hoy en día consideran hay una continuidad en la responsabilidad que ha tenido el Estado por acción u omisión en el hecho de que haya masacres, torturas, desaparición forzada y como esta memoria, justamente del 68 y de la Guerra Sucia, nos ayuda a entender lo que está pasando ahora y cómo la memoria también contribuyen a recuperar estos eventos desde otra perspectiva que ayuda a que continuemos en esta lucha por la verdad de la justicia sobre esos hechos, que cruzan temporalidades diferentes, pero que son periodos de nuestra historia que están conectados por las violencias estructurales, por la participación del Estado y por la falta de transparencia y la posibilidad de lograr, verdad y justicia alrededor de ellos”, expresa.

Y es que, añade que pese a que estos hechos son diferentes y tienen diferentes causas y actores, en el fondo revelan mecanismos y sistemas que siguen presentes.

El papel de las familias de las víctimas

En este contexto, la autora también destaca el papel principal que han tenido los familiares de las víctimas, pues recuerda que la expansión de la violencia ha tocado a familiares en todo el país, quienes se han organizado colectivos en forma de respuesta, lo que implica que una diversidad de actores se está movilizando a través de acciones de memoria, como protestas, bordados por la paz en las plazas y hasta los anti monumentos colocados en diferentes ciudades o incluso la toma de plazas para renombrarlas.

“En ciertas calles, los murales, las cruces que se colocan en frente de diferentes edificios de gobierno o las placas, la toma de la glorieta de las mujeres que luchan; son muchísimas maneras de expresar lo que significa la memoria y también una memoria que no busca ser monumento, es una memoria que busca que se logre justicia y que no se quede nada más como un recuerdo una plaza y se cierra el caso, sino que busca ser una memoria que mueva, y que conmueva y que busque transformar y lograr un cambio social y en especial a sus demandas de justicia”, explica.

En este contexto, el libro destaca que, a lo largo de todo el país, familiares de personas desaparecidas y asesinadas, junto con otras activistas, han tomado espacios públicos para crear espacios de memoria -desde murales hasta plazas públicas, terrenos confiscados o museos-, que demandan verdad, reparación y justicia, y desafían la narrativa establecida durante el gobierno de Felipe Calderón (la cual remite a un discurso existente desde la década de 1970) que criminaliza, niega e invisibiliza a las víctimas.

“Este discurso del Estado ha justificado las muertes y desapariciones desde el inicio de la llamada “guerra contra el narco” en 2006 como “daños colaterales” causados meramente por el crimen organizado, que han afectado a personas que merecían lo que les pasó porque seguramente “en algo andaban”.

“Las intervenciones de familiares de víctimas, colectivos y colectivas, artistas y activistas son ejemplos de un debate sobre la memoria pública que se ha intensificado en México desde 2006, en un contexto de violencia generalizada y violaciones a los derechos humanos”, añade el texto.

Y es que plasma que en los últimos 17 años, más de 111,870 personas han sido desaparecidas (cifra actualizada hasta el 16 de mayo de 2023 y que continúa aumentando día a día), más de 300,000 han sido asesinadas y ha habido un aumento constante de la violencia criminal en todo el país. Por lo que más de una centena de colectivos de familiares se han organizado localmente y a nivel nacional y regional; 80 de estos grupos de familiares y 40 organizaciones acompañantes conforman el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México. 

Este libro puede ser consultado de forma gratuita aquí.

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