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Asedia inseguridad a Colima, Michoacán y Zacatecas
Los expertos concuerdan que las tres entidades son claves para el narco por su ubicación geográfica, usada para el trasiego de drogas a Estados Unidos.
El debilitamiento de las fuerzas de seguridad pública en el ámbito local, la localización geográfica para el trasiego de sustancias y los conflictos entre grupos criminales son los factores que han hecho que la violencia se incremente en Zacatecas, Colima y Michoacán, reconocieron expertos.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, desde el inicio del 2022 y hasta el 15 de febrero pasado, en Zacatecas se han registrado un total de 195 homicidios dolosos (4.2 diarios en promedio). Hace unos días fueron asesinados cuatro jóvenes universitarios presuntamente por el crimen organizado. A este suceso se suma el homicidio de un menor de edad tras una balacera en Fresnillo, la capital.
En Michoacán, entidad en donde hace unas semanas las Fuerzas Armadas desplegaron un operativo, el número de víctimas de homicidio, en el mismo periodo, asciende a 371 (ocho diarios); mientras que Colima van 47 (en promedio uno al día).
En Colima, la ola de violencia no ha parado; en días pasados se registraron balaceras, incendios de vehículos y viviendas en la entidad. Derivado de lo anterior diversas escuelas tomaron la decisión de no abrir sus planteles. Como medida para contener los índices de violencia, el gobierno federal envió hasta el momento 615 elementos más para reforzar la seguridad. Ayer 16 de febrero, la gobernadora Indira Vizcaíno, junto a miembros de las Fuerzas Armadas, informaron de la detención de 54 personas por la violencia por la que pasa el estado
Eunice Rendón, coordinadora de Red Viral y Vicente Sánchez Munguía, investigador del Colegio de la Frontera Norte, concordaron en que la violencia en estos estados de la República no es un tema nuevo y el cual tiene su raíz en el olvido y las fallidas estrategias de los diferentes niveles de gobierno para combatir el crimen organizado.
“Las condiciones no han cambiado, se ha dejado a las organizaciones criminales campo abierto para que dominen estos territorios (…) Estos despliegues que ha hecho el actual gobierno, obligado por el llamado de los gobernadores, no han sido efectivos”, advirtió Sánchez Munguía.
Por su parte Rendón detalló que en cada uno de los estados tiene características particulares, sin embargo, los tres estados: Colima, Michoacán y Zacatecas, tienen una posición geográfica primordial para el trasiego de drogas a Estados Unidos.
“En el caso de Zacatecas (…) desde el año pasado hubo un repunte importante en la violencia y también hubo un anuncio de estrategias especiales y de cientos de agentes federales, pero eso no ha dado un cambio en términos de la seguridad y en los últimos meses esta región se ha enfrentado a los principales cárteles de México: el de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación”, afirmó.
Eunice Rendón añadió que no se ha podido consolidar las autoridades a nivel local “y esos estados muestran un estrago mayor de esa falta de una fuerza de seguridad pública local, pero tampoco se ha logrado consolidar estrategias que tengan respuestas integrales al crimen (...) Creo que la Guardia Nacional ha hecho un buen papel en el despliegue y presencia, sin embargo, no es una estrategia de largo alcance, se requiere fortalecer las fuerzas del orden local y estamos lejos”.
Por su parte Vicente Sánchez recordó que el mismo titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval reconoció un déficit de 55% en policías estatales y municipales.
Habitantes con temor
A unos días de que el Ejército ingresó a Aguililla, Michoacán, y quitó a los cárteles el control de regiones, habitantes desplazados comienzan a regresar a comunidades de Buenavista, El Aguaje, Los Cajones, El Limón, Coalcomán y Aguililla, aunque con temor de que las fuerzas federales se retiren y los grupos criminales regresen.
El obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, -quien ha sido desde hace un año activista por la seguridad de la región- dijo a El Economista que no es una toma, sino una llegada para liberar a Aguililla.
“Los habitantes quieren que las autoridades no se vayan, que permanezcan porque si no sólo estarían abriendo caminos para que llegue un grupo u otro. Algunos habitantes sí están regresando, otros no regresarán y otros prefieren esperar a ver que la cosa sea seria. Sí hay un cambio, pero hay temor de la gente de que (las autoridades) barran la casa y después regresan (los criminales). El gobierno debe hacer lo que le toca: no eliminar gente, sino generar paz y seguridad”, mencionó.