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CRONICA: “El Poder Judicial no va a caer, no va”
En menos de una hora, los manifestantes lograron acceder a la explanada de la sede del Senado en Reforma y después tomaron el Pleno de la Cámara Alta con lo que legisladores decidieron dejar el recinto.
“Que les echen al pinche Yunes”, pidió entre dientes la senadora panista por Aguascalientes María de Jesús Díaz Marmolejo, le dicen la Chuya, al pie de su escaño.
Se refería a su correligionario el veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez por decidir de última hora votar a favor de la reforma judicial, cuando obligado por su partido ya se había comprometido a hacerlo en contra.
Los ánimos estaban caldeados en el interior del salón de sesiones de la Cámara de Senadores, repleto de trabajadores del Poder Judicial de la Federación (PJF) y universitarios que entraron por la fuerza para protestar por la reforma que se empezaba a discutir para su posible aprobación en sesión ordinaria del pleno cameral.
El fin de semana, la Chuya propuso, en conferencia de prensa, “que al güey que (no) vote en contra (de la reforma judicial), lo linchen al pendejo (…) que lo agarren a chingadazos y que le den con todo al güey que no vote en contra de esta reforma”.
“No me desdigo”
En entrevista, la mujer aseguró ayer que sus declaraciones fueron tergiversadas; “no me desdigo de lo que dije, (pero) trasversaron (sic) las situaciones (…) sigo insistiendo que le cobren lo que le tengan que cobrar (a quien no vote en contra de la reforma judicial) al grado de lincharlo no, trasversaron lo que yo dije”.
Los manifestantes que irrumpieron en el recinto legislativo no rompieron cadenas ni forzaron el candado que aseguraba una de las puertas de la reja negra, del lado de Paseo de la Reforma; cortaron con segueta el acero y liberaron el pasador.
Tuvieron tiempo para planear su estrategia que tomó por sorpresa al equipo de resguardo de la sede senatorial porque llevaban una semana en plantón y en el lugar, sobre la calle, montaron una campamento que ocultó la maniobra.
A las puertas del salón de sesiones, los oficiales de seguridad interna lucharon cuerpo a cuerpo para impedir la entrada de los rijosos y a quienes vaciaron los extintores, pero fueron vencidos.
“El Poder Judicial no va a caer, no va a caer”, corearon los inconformes a través de altavoces y al ritmo de tambores.
Para entonces ya se había suspendido la sesión y salido del salón los senadores de Morena, PT y PVEM y sólo permanecían los panistas, priistas y emecistas, la oposición en pleno que rechaza la reforma judicial.
“No están solos, no están solos”, se escuchaban los gritos de apoyo por parte de los ocupantes trepados en mesas y escaños en medio del caos.
Enterados del cambio de sede a Xicoténcatl 9, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, para continuar la sesión a partir de las siete de la noche, se escuchó la orden por el altavoz: “Vamos a la sede alterna”.