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Política

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Carlos Romero Deschamps prefiere guardarse

Su ausencia en dos eventos encabezados por el presidente Andrés Manuel López Obrador es tomada como un signo de distanciamiento del sindicato con el gobierno de la República.

Carlos Romero Deschamps había sido reelegido como secretario general del sindicato petrolero por cuarta ocasión el pasado 11 de diciembre del 2017. Foto: ReutersREUTERS, X01998

En la 81 conmemoración de la expropiación petrolera y en la comida por el día del trabajo, ambos eventos encabezados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el gran ausente fue el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps, lo cual fue tomado como un signo de distanciamiento entre el gobierno y el que fue un sindicato cercano al poder.

El presidente López Obrador ha prometido hacer del rescate de Pemex una de sus prioridades y ha afirmado que su gobierno no tendrá sindicatos ni líderes preferidos. Las señales de que el STPRM no gozaría de preferencias o cercanías con su administración se dieron incluso antes de que ganara la elección del 1 de julio.

En mayo, en una visita a Veracruz, el entonces candidato de la coalición Juntos Haremos Historia prometió recuperar la industria petrolera y acabar con los cacicazgos. “Llegó a su fin. Sí me entienden, ¿verdad?”.

Ya como presidente de la República, López Obrador adelantó que en su gobierno habría democracia sindical. “Ya se van a terminar los problemas en el sindicato, porque va a haber democracia sindical. Ya no va a haber sindicatos apoyados, respaldados por el gobierno”.

Romero Deschamps ha estado al frente del STPRM desde 1993. Nació en Tampico, Tamaulipas, en 1944. Antes de ingresar a Pemex desempeñó varios oficios como vendedor ambulante y mandadero.

Fue en la refinería de Salamanca donde inició su vida laboral en Pemex en 1969. Su primo Víctor Deschamps fue quien le presentó al entonces líder del STPRM, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, quien lo incorporó a su equipo de trabajo e incluso fue su chofer.

Pero a los seis años de haber ingresado a la paraestatal, Romero Deschamps se convirtió en secretario general de la sección 35.

El 10 de enero de 1989, el presidente de la República ordenó un operativo en el que fue detenido la Quina, acusado de asesinato y posesión de armas de fuego. En la cárcel, Hernández Galicia acusó a Romero Deschamps de traición y afirmó que había sido el tampiqueño quien lo había entregado al gobierno de Salinas de Gortari.

A la caída de la Quina, el nuevo secretario general fue Sebastián Guzmán Cabrera, quien en 1992 designó a Romero Deschamps como secretario interior del STPRM. Un año después, el líder del sindicato de Pemex renunció y asumió la dirigencia Romero Deschamps, quien en su discurso prometió: “Jamás haremos ninguna alianza con los enemigos de nuestro partido ni con los adversarios del señor presidente”.

Carlos Antonio Romero se afilió al PRI en 1961, partido con el que, sin haberse sometido a una elección, fue tres veces diputado federal y dos ocasiones senador de la República.

Se ha reelecto por cuatro ocasiones consecutivas. En el 2017 se reeligió para estar al frente del STPRM hasta el 2024.

En sus más de dos décadas al frente del sindicato pesan sobre su persona acusaciones de venta de plazas, robo de combustible, peculado, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito e incluso nexos con el narcotráfico, sin embargo, por ninguno de ellos ha pisado la cárcel.

Su vida personal también ha sido señalada con excesos. Aunque su sueldo en la nómina de Pemex es de 21,284 pesos brutos mensuales, se sabe que el líder sindical goza de yates de lujo, posee departamentos en zonas exclusivas de Miami, ostenta relojes con incrustaciones de diamantes y da regalos de 2 millones de dólares como el auto Enzo Ferrari que le obsequió a su hijo en el 2013.

Para el abogado del nuevo sindicato de Pemex, Petromex, Pablo Franco Hernández, la existencia de un nuevo gremio laboral no representa de facto la caída o derrota de Romero Deschamps. En ese sentido, reconoció que para realmente quitarle el poder se requiere que pierda el contrato colectivo que tiene en sus manos desde hace 25 años.

“El STPRM ya no cuenta con la complicidad del gobierno, pero tampoco podemos cerrar los ojos e ignorar que Romero Deschamps tiene gente en puestos clave en Pemex (...) Se irá para abajo cuando deje de ser titular del contrato colectivo del trabajo. No podemos olvidar que la riqueza del sindicato viene de la administración facciosa del contrato colectivo de trabajo”, expuso.

Afirmó que sindicatos como el STPRM no tienen futuro en esta administración, porque son organizaciones que funcionan sólo apadrinadas y protegidas por el poder.

lidia.arista@eleconomista.mx

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