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“Con reforma al PJF llegarán muchos lobos con piel de oveja”
"El que hoy nos hablen de un nuevo sistema por elección de jueces, implica remover todo lo que nosotros tenemos asumido como los pasos necesarios para la formación de un juez”.
Víctor Francisco Mota Cienfuegos, magistrado del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, con sede en la Ciudad de México, lleva 35 años en el Poder Judicial de la Federación (PJF); está en contra de la elección de ministros, magistrados y jueces por voto popular, el corazón de la reforma del Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que se prevé aprobar en septiembre próximo por la nueva LXVI Legislatura del Congreso de la Unión, porque por esa vía llegarán al cargo “muchos lobos con piel de oveja”.
“Yo entré a esta institución en 1989, como mecanógrafo. Después tuve oportunidad de ser secretario de juzgado de Distrito en Materia Penal, luego en Materia de Trabajo, secretario de Tribunal Colegiado en Materia Civil y, en un primer concurso de oposición, fui secretario de Estudio y Cuenta de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). En esa posición concursé como juez de Distrito; también resulté vencedor, acorde a los lineamientos del momento. Fui juez de Distrito en Puebla y en la Ciudad de México en la Materia Civil y, a finales del año 2000, fui designado magistrado de circuito. Eso hace que tenga casi 24 años en la función y 26 como titular de un órgano jurisdiccional”.
En entrevista con El Economista, desde su oficina ubicada en el segundo piso del edificio del PJF y el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), sede San Lázaro, se jactó de ser “un juez acostumbrado a un sistema de carrera judicial en donde la selección de jueces se hace a través de concursos de aptitudes”.
“Los aspirantes, desde trabajadores de base, nos ocupamos de prepararnos para presentar esos concursos y poder ir tomando los cargos más altos en la carrera judicial (...) El que hoy nos hablen de un nuevo sistema por elección de jueces, implica remover todo lo que nosotros tenemos asumido como los pasos necesarios para la formación de un juez (...) Advertimos que el sistema de elección rompe con los principios de independencia y autonomía de los jueces, precisamente porque para ser electo primero hay que aparecer en las propuestas.
“Se habla de listas de 10 personas para poder ocupar una plaza de ministro o de seis para poder ser juez o magistrado, pero nunca han dicho en qué forma se puede llegar a aparecer en esas listas. Entonces, habrá una elección por el pueblo, pero habrá una preselección por los partidos políticos, que es el paso más riesgoso”.
No es que haya “resistencia” a la reforma en ciernes, aseguró, sino se trata de “advertir de los riesgos del cambio” porque no está claro “cuáles son las reglas, el detalle o en qué forma se va a garantizar el respeto a una carrera judicial”.
—Habla usted de ‘riesgos del cambio’, ¿cuáles son esos riesgos?
Principalmente para la base trabajadora. Aunque están poniendo un transitorio que dice que se respetarán los derechos laborales, lo cierto es que vemos afectaciones para los trabajadores de base porque si cambian los titulares y la estructura del Poder Judicial, es natural que se busque que estas plazas que actualmente son de base se conviertan en de confianza.
—De aprobarse la reforma tal como está planteada, sería removido del cargo. ¿Cómo le afectaría?
Tengo un plan de vida que se fijó hace muchos años cuando renuncié a otras posibilidades para abrazar la carrera judicial. Si el día de mañana, por decisión del Poder reformador de la Constitución, me dicen que estoy fuera, pues entonces ya no tengo otras opciones porque yo no me dediqué a crear relaciones, porque yo no tengo amigos en posiciones privilegiadas, ni en otros ámbitos de gobierno, ni en los bufetes de abogados ni en las empresas.
—La reforma contempla que pueda participar y contender por su cargo, ¿lo hará?
Es una posibilidad ilusoria (...) El que me digan que puedo, para quedar nuevamente en mi puesto con menor sueldo, menores prestaciones, implica burlar la inamovilidad judicial que yo adquirí cuando fui ratificado a los seis años del ejercicio de mi cargo (de magistrado) y que me da un ambiente de estabilidad para juzgar sin presiones hasta que yo llegue a la edad de 75 años.