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Elección en sindicato de Pemex revelará el peso real de líderes Charros y disidentes
La elección del nuevo líder del STPRM significa el inicio de la implementación de la Reforma Laboral, en grandes sindicatos. El presidente Andrés Manuel López Obrador ve, no con desaire, sino con poca atención lo que sucede en las organizaciones gremiales. Veremos si el gobierno efectivamente se mantuvo al margen de las decisiones que tomen los agremiados al sindicato, plantean expertos.
El proceso en marcha para elegir al dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), permitirá contestar algunas de las grandes interrogantes que hay en el escenario sindical del país, relacionadas con la implementación de la Reforma Laboral, la relación del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con los sindicatos, la democratización de las organizaciones sindicales, así como el presente y futuro del corporativismo sindical en México.
El pasado viernes 21 de enero, iniciaron las campañas para renovar la Secretaría General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), acéfala desde el 16 de marzo de 2021, cuando Carlos Romero Deschamps se jubiló, según lo informó, ese mismo día, el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Desde entonces, el exdiputado federal priista, Manuel Limón Hernández, asumió, de manera interina, la Secretaría General del Comité Ejecutivo General de esa organización que aglutina a más de 90,000 trabajadores organizados en 36 secciones sindicales, distribuidos en prácticamente todo el territorio nacional.
La elección será el próximo 31 de enero, con el acompañamiento del recién creado Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), quien deberá conceder la toma de nota, si considera que las elecciones se realizan conforme a Derecho, tal como lo hizo en las elecciones seccionales en donde concedió el reconocimiento del ganador en 32 y determinó reponer el proceso en cuatro, al encontrar dudas razonables sobre presuntas irregularidades denunciadas y documentadas por grupos disidentes. En esas elecciones el grupo afín a Carlos Romero Deschamps ganó en 29 y la disidencia solo en tres, con lo que aseguró mantener el control en la amplia mayoría.
En la elección nacional, participaran 25 candidatos que fueron aceptados por la Comisión Electoral del sindicato. Entre ellos destaca el exdiputado federal Luis Ricardo Aldana, quien forma parte del grupo que ha controlado esa organización durante los últimos 28 años.
De acuerdo con información del sindicato, esa asociación está integrada por 90,991 trabajadores organizados en 36 secciones sindicales, de las cuales destacan, por su número de agremiados, la 11 de Nanchital, Veracruz, con 9,996, la 10 de Minatitlán, Veracruz, con 7,198 y la 47 de Ciudad del Carmen, Campeche, con 6,758.
Por tratarse de un sindicato que tiene presencia en prácticamente todo el territorio nacional, hay estados que resultan estratégicos en esta elección, por el número de sindicalizados que hay en ellos. Tal es el caso de Veracruz, donde hay casi 40,000, seguido de Tamaulipas, con más de 8,500 y Tabasco, con más de 8,300.
Pone a prueba implementación de reforma laboral
Xiuh Guillermo Tenorio Antiga, analista, experto en temas sindicales, explicó que esta elección significa el inicio de la implementación de la Reforma Laboral, promulgada en 2019, calificada como de gran calado, pues, si bien, ya han ocurrido varias renovaciones de dirigencias sindicales, ninguna de la magnitud del sindicato petrolero y la importancia estratégica que, en este caso, tiene la parte patronal, que es Petróleos Mexicanos (Pemex), empresa considerada como la columna vertebral de la implementación de la política energética del gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
El analista destacó que a ninguna empresa le conviene estar en conflicto con su sindicato y, en este caso, menos, cuando se trata de una tan relevante para el proyecto del presidente.
Por su parte José Alfonso Bouzas Ortiz, coordinador del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral, subrayó que, con independencia de la voluntad que tenga o no el presidente, en México hay ya una disposición constitucional en el sentido de que todos los trabajadores voten de manera directa, libre y secreta para elegir a sus líderes sindicales. “No depende de una persona, depende de una importante reforma constitucional”, remarcó.
Por ello, continuó, en estos momentos, lo que falta por ver es en qué medida la norma incide en la realidad o en qué medida la realidad rebasa a la norma.
“La norma está dada, de manera que todos los trabajadores participen y sean los actores del sindicato, es decir desdibujar el papel que las direcciones sindicales han venido jugando y empoderar a los trabajadores.
En su opinión, no hay intención del gobierno de utilizar a los sindicatos porque si algo preocupa poco al gobierno federal son precisamente los sindicatos.
Para el académico, “el presidente Andrés Manuel López Obrador, ve, no con desaire, sino con poca atención lo que sucede en los sindicatos, en las relaciones empresas-sindicatos y esos trae consecuencias positivas, pero también negativas”.
Se busca sanear sindicatos corporativos… pero hay resistencias
Bouzas Ortiz explicó que la Reforma Laboral de 2017 y las adecuaciones a la Ley Federal del Trabajo, realizadas en 2019, lo que pretenden es sanear los sindicatos corporativos que existen en México.
En el caso del STPRM, ya ocurrió la renovación de 32 de las 36 secciones que lo integran, pues en cuatro el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) determinó que debería reponerse el proceso, porque existieron dudas razonables sobre la forma en que se llevaron a cabo las votaciones.
En ese sentido, fue enfático al señalar que “no esperemos milagros” en este proceso, pues, en México el corporativismo se ha ejercido por décadas “y no queramos cambiarlo en 15 días, un mes o dos”.
A su vez Carlos Reynoso Castillo, catedrático del Departamento de Derecho en la unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comentó que el discurso del gobierno del presidente López Obrador ha sido que promueve la libertad y la democracia sindicales y que se va a mantener al margen de las elecciones de los sindicatos y respetar las decisiones que tomen los trabajadores en temas como este.
Ya veremos si, en los hechos, así se da y, con el tiempo, veremos si el gobierno efectivamente se mantuvo al margen de las decisiones que tomen los agremiados al sindicato, abundó.
Dijo que, si bien es difícil tener una idea clara de cómo es la relación que pretende tener el gobierno del presidente López Obrador con los sindicatos, particularmente del tamaño del STPRM, su discurso y los cambios a las leyes hablan de un sindicalismo democrático. Además, en esa dirección están también los compromisos adquiridos ante el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Sin embargo, mencionó que, lo cierto es que algunos procesos que se están dando (y los que ya se dieron como la renovación de las dirigencias seccionales del STPRM) muestran que una aspiración de democracia e independencia, necesita de un cambio en la legislación, lo cual ya se dio y va en el sentido correcto, pero con eso no basta, porque hay toda una cultura sindical que va a tardar mucho más tiempo en cambiar y el gobierno tendrá que hacer todo lo necesario para que se avance hacia una mayor democracia e independencia en los sindicatos.
Para el especialista, los cambios a las leyes que rigen a los sindicatos en México van en la dirección de ir cortando, poco a poco, los lazos, sobre todo legales, que había entre los sindicatos y los gobiernos en turno, pero, en la práctica, muchas organizaciones como el STPRM siguen siendo muy importantes.
“Transformar el sindicalismo se podrá hacer poco a poco con la ley, pero va a tardar mucho tiempo, porque un sindicato no solamente vive con lo que la norma dice, sino con una serie de prácticas y cultura que va a tardar un poco de tiempo en cambiar, pero se camina en la dirección adecuada”.
Recordó que sindicatos como el de Pemex tienen una estructura muy fuerte a escala nacional y en momentos como no se pueden eliminar fácilmente.
Muchos sindicatos están ratificando su decisión de formar parte de un modelo sindical que viene desde muchas décadas atrás y que va a tardar mucho en desaparecer, pero los mecanismos que trae la ley como legitimación de contratos, voto directo, entre otros son positivas, pero se enfrentan a una realidad que es difícil cambiar.
Al respecto, Bouzas Ortiz indicó que seguramente habrá presiones, chantajes, compra de votos y lo más deseable es que el CFCRL e instancias internacionales de vigilancia sean las que evidencien presiones para que el proceso sea lo más democrático posible y el resultado dependa de la voluntad de los trabajadores.
Expuso que, durante décadas, Pemex ha sido un espacio de corrupción, por lo tanto, es evidente que va a haber “mano negra” que, en la medida de lo posible se pueda seguir llevando la organización sindical, tal como se ha llevado en los últimos años, pero, no les va a ser tan fácil, porque la sociedad mexicana, el gobierno y los sindicatos de Estados Unidos, tienen los ojos en lo que está pasando”.
Recalcó que al menos en algunas secciones del STPRM, parece ser que se logró barrer los esquemas locales de corrupción, por lo que ahora lo interesante es ver qué pasa a escala nacional.
Destacó que hay que tener claro que el corporativismo sindical en México no iba a “entregar la plaza” generosamente. En estos momentos se está moviendo y quiere ganar, con las nuevas reglas que rigen al sector y seguramente ganarán algunos espacios donde el control les permita ganar, pero también va a haber trasformaciones.
Lo más importante de la reforma es que el derecho de asociación, representación y contratación es de los trabajadores, no de los líderes y los sindicatos. Por ello, la reforma incluso faculta al CFCRL para echar abajo procesos en donde no se cumple con los principios de libertad, democracia y transparencia, lo cual hace esperar que, vamos a tener unos años de álgidas luchas sindicales, pero con la diferencia de que no van a afectar el proceso económico porque van a ser al interior de las asociaciones sindicales.
Por otra parte, dijo que los compromisos que contrajo México en materia laboral a la luz del T-MEC, son las expresiones de la reforma laboral. Cumplimos, cuando menos en la letra, con lo que se pretende. Sin embargo, recalcó: “aquí no hay santos y las tentaciones sobre corrupción se dan a todos los niveles”.
Buena relación con el STPRM no implica controlarlo
Por otra parte, Tenorio Antiga destacó que, tener una buena relación con el sindicato no significa tener el control de esa organización sindical, sobre todo porque, ahora, quienes resulten ganadores tendrán la legitimidad de la representación.
En ese tenor subrayó que el grupo de Carlos Romero Deschamps tiene mucho que ganar, porque sabe que el presidente López Obrador está apostando buena parte de su capital político en el éxito de su política energética, donde Pemex es un actor de primer orden.
Además, tener una nueva dirigencia nacional del STPRM legitimada por las nuevas reglas laborales y las votaciones a la luz de estas, le permite al sindicato tener nuevas condiciones para negociar.
En ese aspecto, llamó la atención en que, a pesar de la llegada de un gobierno que no forma parte del mismo proyecto político del sindicato, no ha habido un rompimiento entre el sindicato y el gobierno federal o una parálisis en la empresa, pues eso no le conviene, ni al gobierno, ni al sindicato.
La disidencia sabrá cuál es su tamaño y fuerza
Tenorio Antiga comentó que hay algunas lecturas que señalan que lo que está ocurriendo actualmente en el sector sindical es que está cambiando todo para quedar igual, debido a que, a pesar de todos los ajustes en el marco legal, la llegada de un gobierno surgido de la oposición al PRI, del cual forma parte el sindicato petrolero, por ejemplo, todo quedará igual en esa organización, puesto que el control del sindicato se mantendrá en manos del grupo dominante actual.
Sin embargo, dijo que eso no es del todo correcto, porque sí están ocurriendo cambios importantes. Si bien es muy probable que el grupo dominante continuará al frente del sindicato, lo que es un hecho es que, por primera vez, se aprecia una disidencia que comienza a tener visibilidad.
En ese sentido, destacó que este proceso electoral servirá para darse una idea de su tamaño, pues, hasta ahora, se sabe que, al menos en tres secciones sindicales, perdieron los grupos que siempre habían tenido el control de la organización afines a Carlos Romero Deschamps.
Se empieza a ver un contexto de competencia donde comienza a visibilizarse que hay una disidencia que antes era minimizada, ignorada o que, por temor, no se manifestaba ante una aplastante mayoría, mencionó.
Darle vida a este método democrático y que se empiecen a organizar las disidencias de los sindicatos es el comienzo de una transformación de gran calado, cuyos resultados no se verán inmediatamente, abundó.
De acuerdo con el analista, en este proceso en marcha las preguntas a resolver son: ¿Está funcionando la reforma laboral en términos de su aplicación?, ¿qué están haciendo los viejos liderazgos sindicales para adaptarse a los nuevos tiempos?, ¿en cuantas secciones sindicales perderá el control el grupo afín a Carlos Romero Deschamps?, ¿de qué tamaño es la disidencia en cada sección sindical? y ¿cuántos de los sindicalizados siguen apoyando al actual grupo dominante en el sindicato?
Recordó que, algo relevante en este proceso en marcha es que, de acuerdo con la ley laboral, quien debe detentar la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo es aquella organización sindical que cuente con el apoyo de, al menos 50% más uno de los trabajadores.