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Estrés académico impulsa tabaquismo
El ambiente en la escuela se vuelve agresivo al tener presente la mayoría del tiempo la competitividad, por lo que los alumnos encuentran en el cigarro una ayuda para controlar el estrés.
Una de las principales causas de adicción al cigarro en la juventud es el estrés académico, revelaron las investigaciones sobre la dependencia realizadas por la Clínica contra el Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM.
El ambiente en la escuela se vuelve agresivo al tener presente la mayoría del tiempo la competitividad, por lo que los alumnos encuentran en el cigarro una ayuda para controlar el estrés, mencionó la doctora Guadalupe Ponciano, coordinadora de la clínica.
Este nivel de tensión se encuentra mayormente en los alumnos de los últimos semestres, ya que se enfrentan con que al terminar una carrera no es seguro encontrar un empleo o que el seguir con un posgrado implica más años de sus vidas.
La doctora comentó que los jóvenes que asisten al consultorio llevan una actitud abierta, pues intentan manejar responsablemente desde el principio su situación, pero en el transcurso se enfrentan a distintas preocupaciones.
La principal inquietud que experimentan es cómo van a manejar la ansiedad en temporada de exámenes, motivo por el cual los doctores les enseñan a enfrentar sus problemas y manejar emociones mediante técnicas de relajación.
En México existen unos 26 millones de fumadores, de los cuales se estima que la mitad son adolescentes, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Crece población de fumadoras
De acuerdo con el Atlas del Tabaco, publicado por la Sociedad Americana del Cáncer (ACS), del total de la población mexicana 30.4% de los hombres son fumadores, mientras que el sexo femenino representa 9.5 por ciento.
Al respecto, Ponciano dijo que cada día hay más mujeres con este problema, al igual que con el alcoholismo, situaciones que van de la mano, por lo que hay que tener mucho cuidado.
Afirmó que las sesiones que se llevan a cabo una vez por semana, a pesar de que son en grupo, intentan hacerlas lo más personalizadas posible, de acuerdo con la edad, género y características individuales.
El tratamiento
Esto se debe a las necesidades que cada persona tiene, ya que se han dado cuenta de que los motivos que llevan a los jóvenes a inscribirse a la clínica son distintos a los de las personas mayores de 30 años, quienes ya empiezan a tener síntomas causados por el tabaco.
La coordinadora aseguró que inclusive entre el grupo de los estudiantes se encuentran desigualdades según el género, pues los hombres van generalmente por la falta de condición, mientras que las mujeres asisten por el factor físico, como el deterioro del cutis y el mal aliento.
También están las desigualdades en el nivel de la adicción, los que tienen una dependencia baja sólo toman sesiones grupales, los que tienen un grado mediano tienen que recurrir a los parches, chicles e inhaladores, que actúan como sustituto de la nicotina.
Los que son altamente adictos necesitan medicamentos más fuertes, y en el caso de los que tienden a deprimirse con frecuencia, se les receta antidepresivos.
Por ello, una vez que la persona entra a la clínica para tratarse el primer paso a seguir es entrevistarse con personal médico para determinar su situación y si puede o no asistir a las pláticas grupales, de lo contrario tendrá que ser atendido individualmente.
En el proceso no se deja de fumar gradualmente, ya que puede ser desgastante y es inevitable una recaída, preparan a las personas para dejar de fumar en la fecha que les indican, la cual es a partir de la tercera semana.
En este sentido, la coordinadora indicó que sólo 5% de los que atienden no ha intentado antes dejar el tabaco, mientras que el resto ha probado al menos tres técnicas para lograrlo, las cuales fueron fallidas.
15 cigarros al día
Gabriel Mortera, estudiante de la licenciatura de diseño, fuma desde la secundaria; actualmente consume alrededor de 15 cigarros al día e intentó dejarlo dos veces hace un año, la primera disminuyendo la cantidad y finalmente acudiendo a los parches y chicles.
"Escuché de unas sesiones de rayo láser que te borran la adicción y creí que eso sería una buena opción para mí, pero resultaron muy costosas, decidí no dejar de fumar por el momento, hasta que termine mi carrera, sé que lo tengo que hacer porque reconozco que ya es una dependencia y me traerá enfermedades", dijo.
Por otro lado, Yunuén Monter, de 25 años, comentó que ella empezó a fumar a los 15 por curiosidad, pose y apariencias, pero años después se dio cuenta que ya era una dependencia.
Ella tomó la decisión de dejarlo cuando tomó consciencia de que era una adicción y que como tal tenía consecuencias nocivas en su salud, ya que corría el peligro de tener problemas circulatorios por genética, y el cigarro sólo aumentaba los riesgos.
"Al principio fue intento personal, pero después me di cuenta que necesitaba ayuda; así que recurrí a métodos de medicina alternativa para liberar la ansiedad y desintoxicarme, los cuales duraron un poco más de cuatro meses, pero ahora ya estoy libre de adicciones", afirmó.
Al respecto, Guadalupe Ponciano mencionó que es muy importante reconocer cuando se trata de una adicción, y una manera de descubrirlo es tomando en cuenta el tiempo que pasa una vez que se despierta en la mañana y se fuma el primer cigarrillo, o si se sigue fumando cuando se está enfermo.
Vrag/doch