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Política

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La defensa de la democracia está por encima de cualquier ideología: Fernando Neira Orjuela

No podemos validar con el silencio o con el no quererse comprometer ante algo tan evidente como lo es un atentado flagrante ante un gobierno democrático elegido por voto popular, señala el académico de la UNAM, Fernando Neira Orjuela.

Al referirse al momento político que vive Bolivia en estos momentos, el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Fernando Neira Orjuela consideró que los países latinoamericanos deben preservar el Estado de Derecho, la defensa de la democracia y, en ese tenor, no hay que mirar la línea política o ideológica.

Al preguntarle su opinión sobre la posición asumida por México en el conflicto en ese país latinoamericano dijo que, “no podemos validar con el silencio o con el no quererse comprometer ante algo tan evidente como lo es un atentado flagrante ante un gobierno democrático elegido por voto popular”.

El especialista recalcó que, en este episodio, lo relevante es que hay un llamado de atención para la región en el sentido de qué papel vamos a asumir de hoy en adelante. 

“Si validamos este tipo de prácticas lo que estamos dando pie es a darle a la región una inestabilidad, quien sabe por cuánto tiempo, porque entonces ningún proceso electoral va a ser reconocido como válido y eso tiene que preocuparnos”.

Por otra parte, comentó que el retorno de Bolivia a la normalidad democrática dependerá del compromiso político para respetar su Constitución y de que se respete el Estado de Derecho.

El profesor destacó que lo que se vive en ese país, luego de la renuncia del presidente Evo Morales, es una situación difícil debido a que en estos momentos hay una “oposición frenética, que todavía no sacia su deseo de venganza porque quiere sacar a todos los parlamentarios del MAS (Movimiento al Socialismo)”.

Destacó que generalmente los procesos de reconciliación de los pueblos toman mucho tiempo y comentó que, de alguna manera, durante los últimos años Bolivia había logrado un proceso de reconstrucción social y política, que lamentablemente ahora se rompen.

Cuando eso se rompe y de la manera en que se ha roto con estos odios va a ser difícil recomponer el tejido social. Va a tomar un buen tiempo encauzar a la sociedad boliviana dentro de un marco de tolerancia, respeto y convivencia.

En ese sentido dijo que los políticos no miden los efectos del odio social que impulsan con sus acciones y narrativas porque eso genera una cultura de violencia.

Se está desconociendo al voto como la vía de acceder al poder público y eso traerá consecuencias graves

Por otra parte comentó que no se puede entender cómo en un partido como el MAS, del presidente Evo Morales, con más de 13 años de gobierno no fue capaz de gestionar otro liderazgo, quizá con características diferentes al presidente, que hubiese permitido generar una alternancia, incluso dentro del mismo partido.

“El caso Bolivia conduce a preguntarse qué es lo que está pasando en ese país, pero, sobre todo, qué está pasando en América Latina. En Chile pasa lo mismo, con Michelle Bachelet Jeria, con Sebastián Piñera Echenique y pasa lo mismo en el caso brasileño con Luiz Inácio Lula da Silva y pasa lo mismo con el liderazgo de Nicolás Maduro en Venezuela que, al final, son los mismos líderes aspirando al poder político”.

Luego expuso un segundo elemento para la reflexión de lo que se vive en la región: que muchos de los políticos de América Latina no están sabiendo leer la opinión política de sus sociedades. 

En el caso concreto de Bolivia hubo un referéndum en el que la gente le dijo no a otro intento de reelección de Evo Morales, lo cual debió ser más que suficiente para corregir el rumbo político, pero no lo hizo.

Sin embargo, lo relevante es que no sólo le pasó a Evo Morales. Le pasó al presidente de Chile, Sebastián Piñera, al presidente Lenín Moreno, de Ecuador, incluso en el caso peruano. 

En todos los cambios que se dieron entre el actual gobierno y el anterior, de esos países, ahí hay un error de interpretación de liderazgos donde uno ve que son los mismos actores queriendo permanecer en el poder. Eso le hace daño a la democracia; eso le hace daño a la representación política, recalcó.

Dijo que en el caso boliviano hay que tener cuidado en desatar fuerzas que al no ser controladas se han empoderado y, por lo tanto, no se puede saber cuáles son las consecuencias que eso puede tener.

Hay sectores que se pueden dar el derecho más adelante de volver a ejercer acciones de violencia porque ya está legitimado a partir de haber hecho efectivo el rompimiento del orden constitucional, al sacar a un presidente que había sido electo por voto popular.

Por ello mencionó que quizá uno de los elementos más preocupantes es que esta oleada golpista es que se está desconociendo el voto libre, que es lo que determina el valor de la democracia.

Si de aquí a mañana una turba, por las razones que sean, decide tumbar a un gobierno entonces qué sentido va a tener poder votar. 

lospoliticos@eleconomista.mx

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