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Política

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La tolerancia con López Obrador es muy poca: Alarcón

No es una guerra, pero hay una persecución mediática durísima contra quienes criticamos a la figura presidencial, señala el monero Alarcón.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder como alguien que llega ante una mesa y quiere quitar todo lo que está encima y poner sus propios cubiertos, sus propios vasos, todo, describe el caricaturista Alarcón.

En entrevista, Juan Alarcón Ayala dice que con la entrada del nuevo gobierno para los caricaturistas el reto es “cómo hacer algo atractivo de algo complejo; volverlo sencillo. Es ahí donde están los problemas de siempre”.

El cartonista que dibuja como un ganso al presidente López Obrador expresa que, como ocurre cada que empieza un nuevo gobierno, cambian dependencias, directores, pero ahora “es impresionante el rasero” y “todos estamos corriendo como gallinas cuando las quieren atrapar, porque nunca me había tocado un personaje que todos los días diera nota para hacer caricatura y que en la tarde otra vez retomara para dar más temas. Es impresionante cómo habla, cómo dice, cómo dicta, cómo señala y, bueno, como caricaturista, no me la acabo con tanto material”.

En todo caso, plantea, a diario el dilema al que se enfrenta es “cómo diablos le hago todos los días para quedarme con el tema que se supone que debe ir en el cartón impreso, que es de mayor calado, el de más permanencia, el que el periódico arropa, el más fuerte, el más reflexivo”.

El monero que publica en el periódico El Heraldo de México señala que estamos ante un gobierno y un presidente que es poco tolerante a la crítica. “a veces me pongo del lado de cómo piensa él y la gente que lo rodea. Ellos que por tanto tiempo ese fue su trabajo, criticar, y ahora están del otro lado. De borrachos, ahora les tocó de cantineros y me imagino que no ha de ser fácil. La tolerancia a la crítica es muy poca”.

En ese sentido, confía en que “entiendan que uno está haciendo su trabajo”, y destaca que no pertenece a ningún partido político, ni organización de la sociedad civil, ni tiene una guardería y que no es ningún científico.

“No tengo un interés personal de estar con la necesidad de criticar al gobierno; es mi profesión y de ninguna manera deseo que le vaya mal al país”, expuso.

Insiste en que como caricaturista “de verdad espero que agarren la onda y que dejen de molestarse, que (el diputado Gerardo) Fernández Noroña deje de estar respondiendo mis tuits con ese cargo de irascibilidad, de enojo y que (el senador) martí Batres me vuelva a responder un tuit para saludarme, no para regañarme”.

Los seguidores de AMLO son intolerantes

Incluso destaca que el problema no es el gobierno, sino los seguidores del presidente López Obrador.

Refiere que vivimos en un país en un momento donde hay unos 30 millones de mexicanos que están enojados con la “minoría rapaz” que los está criticando. “Entonces se está sintiendo el poder de la sociedad, que es lo que preocupa”.

Desde su perspectiva, “no es una guerra, pero hay una persecución mediática durísima contra quienes criticamos a la figura presidencial”.

Al igual que otros de sus compañeros, considera que como el presidente Andrés Manuel López Obrador domina el escenario público y sus secretarios que integran su gabinete “no tienen voz y cuando hablan parece que están exponiendo en el salón de clase”, el personaje a dibujar siempre es el presidente.

“Ojalá hablen más porque yo necesito dibujar a más personajes; ya me estoy cansando de dibujar siempre al mismo”.

diego.badillo@eleconomista.mx

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