Buscar
Política

Lectura 4:00 min

Los nombres de pacientes de Covid-19 son datos personales y deben protegerse

El principio de proporcionalidad es lo que entra en juego a la hora de decidir si el nombre de una persona contagiada con coronavirus se hace público.

Coronavirus en México, casos confirmados 28 de marzo. Foto EE: Daniel SánchezFoto EE: Daniel Sánchez

Difundir el nombre de una persona contagiada con coronavirus, salvo casos excepcionales, no pasa el test de proporcionalidad que se requiere para que no sea considerado una vulneración a su privacidad, lo que podría afectar no sólo a la persona contagiada con el nuevo virus sino a su familia y a sus círculos sociales más cercanos.

En todo el mundo, han sido muchas las personas que han hecho público el haberse contagiado con coronavirus. El cantante de ópera Plácido Domingo, el actor británico Idris Elba, así como el también actor Tom Hanks están entre quienes han hecho público el haber contraído el virus respiratorio. Pero también ha habido casos en los que se han divulgado datos de personas contagiadas que los hacen identificables sin su consentimiento.

En la India, por ejemplo, hasta antes de declarar e l aislamiento total, el gobierno había puesto estampas en las puertas de las personas que se encuentran en cuarentena por el coronavirus. Según medios locales, esto ha ocasionado que estas personas sean estigmatizadas en los complejos residenciales en donde viven, algo que también afecta a los médicos, a quienes incluso sus vecinos les prohíben entrar a sus casas.

En México, varios medios de comunicación difundieron la falsa noticia el pasado 14 de marzo acerca de que un importante empresario mexicano había fallecido a causa del coronavirus. Tanto la Secretaría de Salud, como la familia del empresario desmintieron esta información.

A este caso se suma el de una joven guerrerense que envió una carta al diario El Universal para denunciar que el gobierno de estado había hecho público su caso antes de informarle que estaba contagiada con coronavirus. A raiz de que se hizo pública su información, la joven comenzó a ser insultada por miembros de su comunidad en redes sociales.

“Quiero que entiendan mi molestia: informar primero a los medios se me hizo una completa falta de respeto, no siguieron protocolos. Se supone que mi información personal era confidencial porque así me lo manejaron, ahora toda la ciudad sabe quién soy y creen tener el derecho de opinar en redes sociales de lo que no tienen conocimiento”, refirió la joven en su misiva al diario.

Proporcionalidad

Hay también quienes piensan que divulgar los nombres de quienes se han contagiado con coronavirus podría ayudar a mitigar la curva epidémica. En un artículo de opinión publicado en el periódico conservador de Estados Unidos, The Hill, la doctora Kim-Lien Nguyen, quien es profesora asistente de Medicina en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA y cardióloga en ejercicio, escribió que “al mantener en secreto la identidad de los pacientes infectados o de las personas expuestas, el gobierno federal corre el riesgo de aumentar el problema a una magnitud insondable y aumentar la paranoia”.

Isabel Davara, socia fundadora de Davara Asociados, cree que el efecto de divulgar los nombres de las personas contagiadas sería el opuesto, pues se crearía un entorno de histeria entre quienes estuvieron en contacto con esas personas; además de que el bien que se hace al divulgar el nombre de un enfermo no es proporcional con el daño que se hace a la privacidad de la persona.

Para Davara, el principio de proporcionalidad es lo que entra en juego a la hora de decidir si el nombre de una persona contagiada con coronavirus se hace público. Dado que el derecho a la privacidad y en particular, el derecho a la protección de datos no son derechos absolutos, sobre todo cuando la población mundial se encuentra en una situación de emergencia sanitaria, es necesario sopesar el bien público que se hace al comunicar la identidad de una persona contagiada de coronavirus frente al daño que se puede ocasionar a la persona.

De acuerdo con Davara, es necesario responder a la pregunta: ¿Cuánto bien público hago comunicando esto que no podría hacer por otro medio que hiciera menos daño a la persona?

“Si la persona contagiada es un funcionario público ahí cedería su derecho a la privacidad al interés común. Para prevenir a la población y no sucedería en todos los casos. Si no tengo un beneficio sustancial y concreto de hacer público el que una persona esté contagiada de coronavirus no se fundamenta, porque son datos personales y sensibles y deben protegerse”, advirtió.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

Reportero de Tecnología

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas