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Política

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Multihomicidio evidencia fallas del Estado: WOLA

El centro de estudios destacó que México es uno de los países más peligrosos para el periodismo.

El homicidio múltiple registrado en el 1909 de la calle Luz Saviñón en la colonia Narvarte, Distrito Federal, donde una de las víctimas fue el fotorreportero Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera, más allá del móvil es para Maureen Mayer y Clay Boggs, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), es un fuerte recordatorio de las serias fallas del Estado para brindar protección efectiva a los periodistas y de los duros retos que enfrenta la libertad de expresión en el país.

El 31 de julio en la ciudad de México fueron asesinadas cuatro mujeres y un hombre en un departamento. Este incidente encendió protestas por la impunidad casi total en este tipo de ataques.

Asimismo, despertó el debate sobre los retos que enfrenta la libertad de expresión en el país. México es uno de los países más peligrosos en las américas para ejercer el periodismo: 102 reporteros fueron asesinados entre el 2000 y el 2014, de acuerdo con la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos en contra de la Libertad de Expresión. La misma agencia reporta que 24 periodistas desaparecieron durante el mismo periodo.

El gobierno de México ha fallado en brindar protección efectiva a periodistas de amenazas , sostuvo. El Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, dependiente de la Secretaría de Gobernación y que recibe el soporte del gobierno de Estados Unidos, ha fracasado en brindar protección urgente a defensores de derechos humanos y reporteros, según documentaron la Brigadas de Paz Internacional y WOLA.

De acuerdo con registros de ambas organizaciones no gubernamentales con sede en Estados Unidos, las carencias del mecanismo son muchas: cambios de personal y directivos han sido frecuentes; financiamiento ineficiente; medidas de protección que a menudo son ineficaces y las autoridades estatales y locales a menudo son poco cooperativas.

El resultado de esta violencia generalizada contra el periodismo es para Mayer y Boggs una creciente autocensura que plantea preguntas inquietantes acerca de la libertad de prensa en México.

Las mejoras en las medidas de protección a corto plazo para los periodistas se necesitan con urgencia, pero tales medidas también deben ir acompañadas de investigaciones efectivas , sugieren los investigadores de la WOLA.

ana.langner@eleconomista.mx

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