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Política

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Ven protagonismo enfermizo de Gobierno federal, ante la desgracia en Acapulco

Al menos en las primeras horas posteriores a la tragedia, no dejaba a autoridades estatales y municipales entregar ayuda; pero decidieron desobedecerle, “aunque se enoje ya sabes quién”.

Foto: Reuters

El huracán Otis se aproximó y devastó Acapulco y municipios vecinos, mientras las autoridades estatales y municipales estaban ausentes y así permanecieron cuando aquello era ya una zona de desastre. La primera ayuda oficial provino del Gobierno federal quien se presentó a la zona, no sin dificultades (al presidente, Andrés Manuel López Obrador se le vio atascado en el lodo), no para coordinarse con las autoridades locales, sino para desplazarlas.

Ruth Zavaleta, política y socióloga guerrerense, recordó que hay evidencia de que integrantes del gabinete de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien llegó al cargo, luego de que el Instituto Nacional Electoral (INE) anuló la candidatura de su padre, Félix Salgado Macedonio, no sabían qué debían hacer las personas para resguardarse, apenas unas horas antes de que azotara el fenómeno natural.

Llamó la atención en que, durante las primeras horas posteriores al impacto del ciclón, ni la presidenta municipal, Avelina López Rodríguez, ni la gobernadora, quien en la boleta electoral de 2021 se hizo llamar “La Torita”, en alusión a “El Toro”, como le apodan a su padre, aparecieron para auxiliar a sus gobernados, ni siquiera para informar.

Zavaleta recordó que, hace unos meses, la presidenta municipal de Acapulco denunció que no se habían cumplido las promesas de atención a damnificados por desgracias anteriores. Incluso destacó que se había tolerado una serie de asentamientos humanos irregulares en zonas de alto riesgo, particularmente en barrancas y áreas donde es muy probable que ocurran deslaves.

El problema es que la propia autoridad municipal no había hecho algo para remediar la situación que ella misma denunció.

Ruth Zavaleta destacó que, ante la llegada de Otis, no se colocaron albergues a donde pudiera acudir la gente para resguardarse de la amenaza que representaba el huracán cuando se enfilaba hacia Acapulco.

La gobernadora tampoco previó. “No hubo un plan de prevención” en las horas previas al desastre, remarcó.

La socióloga destacó que la alcaldesa ha sido incapaz de construir acuerdos con los diferentes sectores de la sociedad civil, lo cual ocasiona ya problemas de ingobernabilidad.

El problema no es solo que no se previó, que no se supo enfrentar el evento, sino que no se han logrado evitar que haya un brote de ingobernabilidad o de violencia”, añadió.

Por otra parte, destacó que desde las primeras horas en que comenzó a reaccionar la autoridad, el presidente, Andrés Manuel López Obrador centralizó las acciones en los militares. “En otros lugares los militares han ayudado a enfrentar la crisis; en este caso, el presidente ha decidido que los militares enfrenten la problemática y la organización. La gobernadora está sujeta a lo que el presidente le está mandatando, respecto de cómo enfrentar la problemática”.

No está mal que los militares participen, pero no pueden ser ellos los que tomen las decisiones y estén coordinando las acciones, remarcó.

Para la guerrerense, el presidente se está imponiendo a la gobernadora y presidenta municipal, de manera autocrática. No está permitiendo que las autoridades locales asuman su responsabilidad, por un lado, debido a su evidente incapacidad, pero, por otro, por la forma de actuar del jefe del Ejecutivo federal.

Al respecto, el analista acapulqueño Enrique Silva dijo que el Gobierno federal asumió una actitud de protagonismo en la entrega de ayuda. “No dejan que el Gobierno municipal y estatal lo haga”.

“Veo un enfermizo protagonismo del Gobierno federal y del presidente de la república”.

Dijo que se ha sabido que las autoridades locales, han decidido no acatar las órdenes del Gobierno federal y han sacado sus vehículos para ayudar a los damnificados.

En su opinión, tanto el Gobierno estatal como el municipal, “están sometidos” al Gobierno federal. “Hace un par de días me decía y con justa razón la presidenta municipal que está haciendo cosas, aunque se enoje ya sabes quién”.

Recalcó que lo que se necesita es que las autoridades de los tres niveles de Gobierno se coordinen. Puso como ejemplo, que si bien los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, desde las primeras horas de la tragedia trabajan para reestablecer el suministro de electricidad, en muchos casos no lo pueden hacer porque es necesario remover escombros para poder parar los postes y tender los alambres de distribución de energía eléctrica.

Dijo que, por absurdo que parezca, ante la ausencia de autoridad, quienes han puesto orden en algunas colonias de Acapulco han sido las bandas de la delincuencia organizada, particularmente cuando ocurrieron los saqueos.

Asimismo, dijo que, si bien la desgracia que constituye la llegada del huracán no se pudo evitar, sí se pudieron evitar otras, que ocurrieron inmediatamente después, como el tema de los saqueos.

Por otra parte, Ruth Zavaleta, dijo que, de cara al proceso electoral de 2024, el gran riesgo es que la ayuda para los damnificados se desvíe o se use con fines políticos.

Por ello, dijo que se debe crear una institución que se encargue de la reconstrucción de la zona siniestrada en Guerrero, que posteriormente rinda cuentas.

En ese sentido, el consultor en materia de seguridad David Saucedo, mencionó que, probablemente, el CJNG comenzará a repartir despensas entre la población damnificada, tal como lo ha hecho en tragedias ocurridas en otras entidades donde tienen presencia.

Eso con la finalidad de generar cierta base social que le permita, posteriormente afianzarse en los territorios que hoy están en disputa, lo cual forma parte de otro factor de riesgo en la entidad: el uso político de la tragedia, de cara a las elecciones federales de 2024.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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