Buscar
Tecnología

Lectura 6:00 min

Escena "tech" de Boston, lecciones para México

La filosofía que propone la experta en tecnología y negocios, Christina Chase se fortalece con el modelo devolver el favor ( pay it forward ).

Hace un par de décadas, Christina Chase fundó su primera empresa en Estados Unidos, especializada en productos de belleza amigables con el ambiente, cuando tenía 18 años de edad. El ecosistema para la creación de empresas nacientes (startups) distaba de tener los recursos financieros y educativos para ver la emergencia de una economía de innovación basada en el emprendimiento.

No había pláticas de emprendimiento y las startups no eran ‘cool’. Nadie sabía qué estaba haciendo, Incluso yo no sabía que estaba haciendo eso, un emprendimiento. No existían recursos para saber qué hacer , recuerda en una entrevista concedida durante su visita a México.

Ahora el escenario es distinto. Chase, emprendedora residente en el Centro Martin Trust para el Emprendimiento del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés) enumera factores como la existencia de cursos en línea y herramientas gratuitas como blogs, cursos, bibliografía, redes de expertos e inversionistas en quienes los emprendedores se pueden apoyar para arrancar una empresa basada en la innovación y tecnología.

A ellos se suman las universidades que se han enfocado al apoyo de los emprendedores y los emprendedores que han sido exitosos dispuestos a apostar en las nuevas generaciones al convertirse en inversionistas y mentores.

Chase es experta en tecnología y negocios, y emprendedora serial; fue nombrada por el blog de especializado Mashable como una de las 15 personas que lideran el diseño del ecosistema tecnológico de Boston. En el MIT, tiene la misión de ayudar a los estudiantes a crear startups.

La clave para detonar el emprendimiento de alto en países como México, basado en la innovación y tecnología, es la participación activa tanto de gobiernos, academia y empresas, y de aquellos actores que no sean emprendedores.

La gente tiene que ver cómo puede ayudar incluso si no es un emprendedor. Tal vez conoces a alguien que necesita cierta experiencia y lo puedes a ayudar a conectarlo con alguien que la tiene. Tal vez sabes programar y puedes ayudar a alguien al darle 30 minutos de tu tiempo y conocimiento. Tienes que empezar a ser parte de esta comunidad ayudando a otros que están construyendo algo porque incluso si todo fuera perfecto -nunca es del todo perfecto-, siempre es difícil , afirma.

Más allá de un consejo, Chase habla de una filosofía crucial en la escena del emprendimiento tecnológico de Boston, la capital del estado de Massachusetts, donde todos los actores de la comunidad se involucren al desarrollo emprendedor.

Esta urbe se ha convertido en uno de los hubs de emprendimiento de alta tecnología más importantes de Estados Unidos con 782 startups, 17,835 empleos creados y un capital levantado de 5,010 millones de dólares, de acuerdo con el proyecto Boston TechScene del inversionista Jay Batson, un mapa que busca retratar el ecosistema de emprendimiento en esa ciudad.

La filosofía que propone Chase se fortalece con el modelo devolver el favor ( pay it forward ) que, asegura la experta, ha impulsado el emprendimiento tecnológico desde los centros de investigación y las inversiones de alto riesgo.

Los emprendedores se organizan para apoyarse unos a otros bajo este modelo en el que debes ayudar a alguien, sin que esperes un pago o algo de vuelta. Así, mientras los emprendedores se vuelven exitosos, ellos regresan a las comunidades y apoyan a las comunidades de emprendedores. En el ‘pay it forward’ cualquier emprendedor puede ser exitoso y ayudarán porque ellos quieren ayudar incluso si eres un competidor , asegura Chase.

Con este modelo, México también tiene la oportunidad de impulsar su ecosistema de emprendimiento tecnológico, y en el que las grandes empresas podrían ofrecer capital, mentorías, espacios de trabajo y recursos tecnológicos que no impacten los recursos de la empresa.

Cada persona juega un papel para que la comunidad se convierta en un catalizador del cambio, y la respuesta se convierta en la creación de más corporaciones, más empleos, más dinero, más oportunidades para que todo el mundo gane , dice.

Investigación y negocio

La mentoría de los estudiantes del MIT en emprendimiento que realiza Chase tiene, en parte, la misión de afrontar el reto de crear empresas a partir de la innovación en los centros de investigación y laboratorios.

Este desafío ha sido reconocida por la comunidad científica de Estados Unidos que recientemente anunció una colaboración con gobierno e instituciones de México para la implementación de su programa Innovation Corps (I-Corps), que busca dar recursos y enseñanza a los grupos de investigación científica para creación de empresas y negocios basados en sus desarrollos científicos.

Christine Chase dice que sólo las investigaciones destinadas a resolver un problema mediante un producto con cabida en el mercado son las que podrán convertirse en un emprendimiento.

Es entonces cuando debe llegar el empuje del laboratorio al mercado mediante mentoría y capacitación sobre negocios, dice Rathindra DasGupta, director de I-Corps.

En una entrevista concedida la semana pasada, DasGupta reconoce que el cambio de mentalidad del investigador hacia una visión de negocio es uno de los principales retos que se buscan atacar con el programa desarrollado por la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos (NSF, por su sigla en inglés).

No puedes forzarlos a hacer algo que no quieren así que les muestras los objetivos del programa y las expectativas del programa. Buscas quién está interesado para que se sumen al programa piloto y así comienzas a evangelizar , explica DasGupta.

Christine Chase, del MIT, añade que la inclusión de métricas en los sistemas de investigación, como el número de patentes y licencias creadas por científicos y centros académicos, startups creadas, uso de las licencias y los empleos creados permitirán impulsar el emprendimiento desde la investigación.

La experta es optimista en que el diseño de un ecosistema de emprendimiento innovador, con actores que tomen riesgos, ya sea como grandes corporativos que apoyen a nuevos emprendimientos, investigadores que vean los desarrollos científicos y las nuevas tecnologías como oportunidades en el mercado, o inversionistas dispuestos a estar al lado de los emprendedores tendrá un efecto multiplicador positivo en el área económica y social.

Esto lo hemos visto en todo el mundo, y en México, iniciativas como iLab (un hub de emprendimiento e innovación en Veracruz) realmente ayudan a catalizar el cambio y los esfuerzos que se están haciendo para apoyar el ecosistema de estudiantes dispuestos a tomar riesgos y que los emprendedores exitosos vuelvan a las comunidades para apoyar con mentoría e inversiones y ayuden a crecer el ecosistema , agregó.

julio.sanchez@eleconomista.mx

mfh

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas