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Identidad digital da certeza a apoyos sociales: FIMPE

De los 6,489 programas sociales que los tres niveles de gobierno administraban en México, sólo uno utilizaba biometría dactilar para identificar a los beneficiarios y otorgar los apoyos.

Foto: AFP

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De los 6,489 programas sociales que los tres niveles de gobierno administraban en México en la anterior administración, sólo uno utilizaba biometría dactilar para identificar a los beneficiarios y otorgar los apoyos. Se trata del extinto programa Prospera, antes Oportunidades, cuya tecnología de identificación dactilar era provista por FIMPE, un fideicomiso especializado en identificación digital y medios de pago, cuyo contrato con el gobierno federal terminó en marzo pasado.

Gueorgui Nikolov Popov, director general de FIMPE, dijo a El Economista que lo que permitía este sistema de identificación digital era que los recursos del Estado destinados a programas sociales llegaran a la persona que debía recibirlos; y agregó que tan sólo en 2017, de los 200,000 millones de pesos entregados en apoyos sociales por el gobierno federal, sólo 52,000 millones, poco más de 25%, se entregaron mediante una solución de identificación biométrica. En total, con 515 millones de validaciones biométricas, el programa entregó 382,000 millones de pesos en sus 10 años de duración.

“Yo estoy seguro que había corrupción, porque cuando entregas el dinero se convierten en una especie de virreinatos, en los cuales yo soy el que te doy el dinero y tú vienes conmigo y yo decido si te doy o no te doy. Pero  una cosa es entregarle el recurso al beneficiario con una solución biométrica que te genere certeza de la persona a la que le estás dando el apoyo social y otra es que se lo roben en el camino”, dijo Nikolov, quien mencionó que una de las ventajas que tiene la identificación digital es la creación de un padrón único de beneficiarios, algo que no existe actualmente en México. 

Nikolov, quien también es vicepresidente de la Asociación de Identidad Digital de México, organización recién fundada para promover el uso de esta herramienta tecnológica en el país, explicó que mientras que el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) entregaba los recursos a través una tarjeta con un estándar de interoperabilidad con chip integrado (EMV) en puntos de la Red de la Gente o de sucursales de Diconsa. 

“La persona llegaba al punto, insertaba su tarjeta en una terminal POS y en ese momento se solicitaba su huella digital, que debía coincidir con la que estaba almacenada en el interior de la tarjeta. Finalmente, se le entregaba el dinero, el beneficiario lo contaba y tenía que volver a identificarse con su huella para confirmar que lo había recibido. Esto se hacía desde el 2009 y es mucho más seguro que cualquier otro método”, dijo.

Agregó que es entendible la desconfianza del nuevo gobierno hacia los intermediarios, porque la corrupción "era espantosa". "Si no hubiera habido corrupción, esos casi 6,500 programas sociales se hubieran entregado usando una solución biométrica pero en todos lado te cierran las puertas. Había uno sólo en el que yo estoy seguro que le estabas entregando el apoyo a la persona a la que debías", dijo.

Nikolov aseguró que este sistema de autenticación digital mediante la detección de a huella dactilar de las personas permitía entregar apoyos donde no había infraestructura de telecomunicaciones ni bancaria. “Los apoyos sociales se entregan en poblaciones con menos de 5,000 habitantes, en donde ninguna institución financiera pondría un sólo cajero”, dijo.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

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