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Tecnología

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Las ciudades inteligentes son una obra en construcción

Tecnología, espacios y personas: su convergencia moldea las tendencias en la concepción de urbes eficientes, responsables con el medio ambiente y que mejoren la calidad de vida de sus habitantes. La Ciudad Creativa Digital de Guadalajara será el laboratorio mexicano.

Automóviles voladores o sistemas de teletransportación instantánea han abandonado las ciudades del futuro. En su lugar se conceptualizan urbes que entiendan a sus habitantes gracias al uso de la tecnología; se vuelvan sistemas en equilibrio con el medio ambiente, y devuelvan a los ciudadanos el control sobre sus vidas en la ciudad, hasta ahora atadas a situaciones como el tráfico vehicular o la inseguridad.

El término de ciudades inteligentes fue acuñado hace dos décadas para dirigir los esfuerzos hacia los ambientes sustentables mediante la eficiencia energética y la reducción de emisiones de gases contaminantes, como el dióxido de carbono. En los años recientes se han sumado las tecnologías de la información como una directriz para su desarrollo, explica la firma de análisis estadounidense IDC.

La apuesta más importante de México para sumarse a esta tendencia es la edificación de Ciudad Creativa Digital, en Guadalajara, que quiere ser el polo de la industria multimedia más importante de América Latina. Esta ciudad inteligente, anunciada en el 2012, integrará infraestructura y sistemas de conectividad, sensores, recolección y análisis de datos para entender su funcionamiento y brindar una mejor calidad de vida a sus habitantes.

IBM, compañía tecnológica creadora de la iniciativa Smarter Planet (Planeta Más Inteligente), define una ciudad inteligente como aquella que entiende cómo interactúan entre sí los sistemas de transporte, agua y energía, a fin de optimizar sus operaciones de forma individual o colectiva.

Con el análisis de datos en tiempo real, las ciudades inteligentes son capaces de predecir el impacto de los cambios en el sistema de seguridad pública en otros sistemas, como la educación, la salud y los servicios sociales, o viceversa. Tienen capacidad de predicción de fenómenos naturales y sociales para tomar decisiones informadas y enfocadas a la reducción de los costos y mejorar las condiciones de vida de toda la ciudad.

El desarrollo de Internet, las tecnologías de la información (TIC) y la comunicación móviles, sensores en los espacios urbanos, las redes sociales y el análisis computarizado de grandes bases de datos son algunas tendencias que han impulsado la concepción de estas urbes.

 

No se trata sólo de la interacción de la gente con la tecnología. Se trata de la convergencia entre la gente, la tecnología y los espacios. En esta convergencia existe una oportunidad enorme para cambiar nuestras ciudades y entenderlas; recolectar datos y cambiar la forma como diseñamos nuestras ciudades. Hablamos de la forma como vivimos en nuestras urbes , asegura Carlo Ratti, director del grupo Senseable City Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

Da clic en la imagen para ver la infografía más grande.

CIUDADES QUE PIENSAN

Para la configuración de una ciudad inteligente, el estratega ambiental Boyd Cohen, autor de

Climate Capitalism: Capitalism in the Age of Climate Change (2011), diseñó un esquema donde se involucran seis sectores principales: la población, la economía, el medio ambiente y los espacios habitables, la dinámica de vida de los ciudadanos, el gobierno y la movilidad.

En varias ciudades del mundo existen esfuerzos para la integración de proyectos de analítica de datos, construcción de plataformas de gobierno electrónico, servicios públicos digitalizados o conexiones gratuitas a Internet que forjarán las ciudades del futuro. Nueva York (Estados Unidos), Toronto (Canadá), Tokio (Japón) o el Distrito 22@Barcelona (España) son algunas que han desarrollado infraestructura tecnológica para emprender el camino.

México, dentro de los lineamientos de la Estrategia Digital Nacional, también contempla la digitalización de sus plataformas de gobierno y un desarrollo multisectorial basado en las TIC. Esa infraestructura tecnológica se convierte en una matriz para el desarrollo de las ciudades inteligentes, explica Germán Escorcia, presidente de la Academia Internacional de Tecnología y Conocimiento.

A esas matrices digitales de las ciudades se les coloca gran cantidad de sensores detectores de toda clase de cosas: temperatura, desplazamientos, velocidades, radiación, lo que quieras. Y después hay que configurar los trazados de qué pasa y cómo se vive la ciudad (...) Esas tres capas: infraestructura; sensores, actuadores y monitores, y la de gestión de toda esa información configuran un sistema operativo urbano, un lenguaje nuevo , explica el especialista.

Las ideas básicas para crear urbes inteligentes ya están sobre la mesa. El enigma está en la receta que contenga los cómo y cuándo hacerlo. O cuánto dinero debe ser destinado en presupuestos para transformar las urbes.

Nadie lo tiene muy claro. Ni siquiera internacionalmente. Qué debería tener y qué no debería tener, en qué momentos conviene hacerlo... no está muy claro para nadie , asegura Escorcia.

UNA APP NO TE HACE SMART

La creciente penetración de dispositivos móviles ha detonado iniciativas para amenizar la vida de los urbanitas. Waze, por ejemplo, es una red social de origen israelí basada en geolocalización que propone las mejores rutas para llegar en automóvil a un lugar dependiendo de la afluencia vehicular. ParkMe encuentra los lugares de estacionamiento más cercanos disponibles en Nueva York, ciudad donde 40% del combustible para automóviles es consumido en la búsqueda de espacios para aparcar. La mexicana SinBaches propone una manera de denunciar desperfectos en las calles.

Pero la mayoría dista de ser una solución al verdadero problema: su falta de planeación y una infraestructura que permita prescindir de vehículos automotores, asegura Kent Larson, director del grupo Changing Places, del MIT.

La tecnología es buena para optimizar sistemas totalmente desastrosos. Puede ayudar en cierto nivel, pero no está transformando un sistema disfuncional en uno funcional , considera.

El problema con la movilidad, agrega, es que las ciudades están diseñadas bajo la premisa de que todos los habitantes cuentan con un automóvil y no tienes otra opción que desperdiciar tu tiempo y energía buscando estacionamiento . Esto propicia que las condiciones para crear una existencia urbana sustentable con el medio ambiente sean prácticamente inexistentes.

En el MIT existen dos proyectos enfocados a la movilidad y eficiencia energética en inmuebles que, si bien son desarrollados por distintos equipos de investigadores, convergen en la misma idea: la personalización de la experiencia que podría integrarse a las iniciativas de ciudades inteligentes.

Kent Larson, director del grupo Changing Places, trabaja bajo el concepto Living Labs, cuya experimentación sale del laboratorio para ser ejecutada en la vida real. Larson desarrolla un sistema de transporte autónomo con vehículos eléctricos compartidos, para desincentivar la compra de automóviles mediante un sistema de transportación bajo demanda . En China se inició la experimentación con tres automóviles y una bicicleta.

Imagina que puedas usar una aplicación desde tu teléfono inteligente para pedir un carro deportivo que te recoja a las cinco de la tarde porque vas a una cita. Pasa por ti, recoges a tu pareja y te lleva al restaurante que elijas. La idea es que obtengas el vehículo adecuado para el momento adecuado, dependiendo de la situación, las condiciones del clima y la afluencia vehicular. En ese momento, el poseer un vehículo perderá sentido , explica Larson.

Carlo Ratti, de Senseable City Lab, dirige la investigación Local Warming para crear burbujas de calor en las personas mediante rayos láser. Esto, dice Ratti, permitirá reducir el consumo energético en los sistemas de calefacción de los edificios al crear condiciones de temperatura personalizadas para cada ocupante.

Si piensas en la calefacción utilizada durante el invierno, podríamos ahorrar más de 50% de la energía que utilizamos ahora. Los cálculos exactos dependerán de las condiciones del inmueble, la temperatura ambiental , dice Ratti.

Ésa es la idea de las ciudades inteligentes: espacios interconectados para optimizar el uso de recursos, mantener un equilibrio con el medio ambiente y mejorar la vida de las personas. Pero, parafraseando a Escorcia, el mapa para llegar ahí está en pleno diseño.

julio.sanchez@eleconomista.mx

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