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El reto es bancarizar a la base de la pirámide

El banco Compartamos, que comenzó como una ONG hace 21 años y ahora es banco, busca llegar a aquellos que nunca han pisado una sucursal bancaria.

El futuro del sistema financiero mexicano no está en los segmentos de altos ingresos del país, ellos tienen tres tarjetas, cuenta de cheques, crédito automotriz y de vivienda. El presente y el mañana es bancarizar a las personas de menores ingresos, aquellos que no conocen una sucursal bancaria, que requieren capital de trabajo y ahorrar, dice Fernando Álvarez, director general del Banco Compartamos.

El camino, dice el directivo del banco especializado en microcréditos, es utilizar a los corresponsales, que la banca se suba a la infraestructura de la farmacia, de la tienda del pueblo, de aquellos comercios alejados de los grandes centros urbanos y rentabilizar esos servicios.

Parece que este directivo, que no viste un traje Armani o una corbata de seda, sino de manera casual, sabe como atender al segmento de menores recursos, ya que tiene cerca de 2 millones de clientes, en su mayoría mujeres emprendedoras.

Los corresponsales, afirma en la charla, son la fórmula técnica y jurídica para que las personas tengan muchos puntos en los que puedan depositar y retirar sus recursos de la manera más sencilla.

Necesitamos llevar la banca a esas personas que les cuesta muy caro trasladarse hasta donde hay una oficina bancaria, en la que le cobrarán comisiones que son impensables para ellos , explica el directivo del banco que nació hace más de 21 años como una Organización No Gubernamental (ONG).

SALEN A LA CALLE

Compartamos tiene pocas sucursales bancarias, la mayoría de las operaciones de sus más de 6,000 promotores son en la calle, en la puerta de las casas de las personas a las que les prestan en promedio 2,000 pesos.

Llevamos más de 21 años dando servicios financieros a la base de la pirámide poblacional, enfocados en microcréditos para capital de trabajo , comenta.

Ahora, expone, se ofrecen microseguros de vida que van a los deudos de la familia y no para pagar el crédito. Incluso, presume, muchos de nuestros clientes incrementaron la suma asegurada para enfrentar cualquier eventualidad que se les presente.

Hace cinco años, detalla, Compartamos pasó de ser una institución de microcréditos a atender microfinanzas, préstamos, seguros y financiamiento para mejora de la vivienda, ya no para capital de trabajo.

El siguiente paso, que tomará todavía lo que resta del año, es el ahorro, el incentivo para que las mujeres que atiende la institución financiera no guarden su dinero en el florero o debajo del colchón de la casa.

Destaca que los clientes de menores recursos no tienen derecho a equivocarse en sus decisiones financieras, ya que un error representa una comida menos o menos material para desarrollar su producto.

Nuestros clientes no ahorran en la banca tradicional, pues tendrían que trasladarse a la sucursal bancaria. El trato que reciben no está pensado en sus necesidades y tendrían que pagar comisiones que son altísimas , agrega Fernando Álvarez.

Dice que los clientes del banco no buscan productos complicados, llenos de términos que no se entienden y que están dispuestos a pagar las comisiones, pero no que se les cobren a lo chino.

ehuerta@eleconomista.com.mx

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