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Piden olvidar su ?corta vida de sicario

"El Ponchis", que estaba recluído en Morelos, fue trasladado hacia la ciudad de México para ser repatriado a Estados Unidos, como parte de la solicitud que el mismo menor realizó a la embajada americana.

Édgar N, conocido como El niño sicario, salió en libertad la madrugada de ayer martes, tras haber pasado tres años en el Centro de Ejecución de Medidas Cautelares para Adolescentes (Cempla). A las 2:30 de la mañana dejó las instalaciones y de inmediato fue trasladado al Instituto Nacional de Migración en Cuernavaca, Morelos; un par de horas después, fue llevado al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde abordó un vuelo comercial que, bajo el programa Regreso Asistido, lo llevó a Estados Unidos, país donde nació.

El Ponchis fue detenido en diciembre del 2010 por militares en el Aeropuerto Mariano Matamoros de Morelos, luego confesó haber decapitado a cuatro hombres desde que tenía 11 años. Fue acusado por los delitos de homicidio doloso, secuestro, tortura, portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército y delitos contra la salud.

El joven de 17 años será internado en ese país en un centro de apoyo para su reinserción a la sociedad.

Por su parte, la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) solicitó al Estado mexicano crear un programa de cambio de identidad que proteja la vida de las y los adolescentes víctimas de la narcoexplotación , así como programas de desvinculación de niñas, niños y adolescentes relacionados con grupos armados, programas que hoy no existen en México.

Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Redim, pidió tomar medidas necesarias para una total recuperación física, psicológica y la reintegración social de los menores de edad. Además, debe haber una evaluación pormenorizada de su situación, refuerzo de los servicios de asesoría jurídica y prestación de asistencia inmediata.

Otra de las recomendaciones es que en el país se desarrolle un plan de prevención, protección e inclusión social para adolescentes vinculados a grupos del crimen organizado, para que reciban protección especial.

Juan Martín Pérez reconoció que el caso de Édgar es paradigmático porque en una misma persona se encuentran dos características: un adolescente víctima de narcoexplotación y al mismo tiempo ha sido partícipe de hechos en los que se convierte en victimario.

En materia de inclusión social, México tiene serias deficiencias: al menos 10% de los menores de 18 años de edad está fuera de las escuelas, y aproximadamente 3 millones de niños entre cinco y 17 años realizan actividades económicas.

Jóvenes, como Édgar, requieren un tratamiento especial que les ayude a resignificar y reconsiderar lo que han vivido, recomendó.

politica@eleconomista.mx

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