Lectura 7:00 min
Actores de publicidad, en precariedad y explotación laboral
La corta temporalidad del trabajo en comerciales y la diversidad de personas que intervienen en esta industria, entre otros rasgos, han facilitado la falta de contratos, el abuso de las jornadas laborales y la ausencia de prestaciones sociales, señalan directivos de la ANDA.
“Los que no quieren que haya sindicatos en los comerciales son los que trabajan mal, son desordenados y mañosos. Estamos seguros de que las casas productoras serias lo verán con buenos ojos porque le vamos a meter orden al medio que está plagado de abusos”, Alejandro Cuétara, secretario del Exterior de la ANDA
Son varias las condiciones que tienen al gremio de la publicidad en nuestro país en un grado considerable de precariedad y falta de garantías de los derechos laborales. Una suma de factores, entre estructurales, de hábitos y falta de injerencia, hacen de esta especialidad una caja de Petri de la informalidad.
En los últimos años, este diario ha dado seguimiento al umbral de la lucha laboral de los distintos gremios del arte y la cultura en nuestro país, los avances y las barreras para la implementación de políticas públicas efectivas sobre un gremio que requiere justicia laboral, toda vez que se habla de la cultura como el eje transversal de las políticas públicas.
Es cierto, el de la cultura es un universo complejo, lleno de particularidades, sobre el que el camino legislativo es intrincado, en regulación y en garantía de derechos, pero para el que el involucramiento de gestores públicos, civiles y privados es impostergable.
En esta oportunidad, hacemos un paneo sobre el gremio actoral involucrado en la publicidad, una especialidad sobre la que la Asociación Nacional de Actores (ANDA) está prestando especial atención.
La entrevista es con Nora del Águila, presidenta de la Comisión de Modelaje y Publicidad; Lourdes Gazza, secretaria de Trabajo, y Alejandro Cuétara, secretario del Exterior de la ANDA, para los tres casos.
¿Qué pasa en el gremio de la publicidad?
“Los actores de publicidad y de modelaje tienen una característica muy especial”, explica de inicio Nora del Águila como una de las varias características. “Supongamos que soy una ama de casa que pasa caminando frente a una ‘castinera’, no sería raro que me vean y me digan: tú me funcionas, y con eso ya me quedé en el comercial, porque lo que se busca es imagen, ésa es la característica principal. Entonces, cuando vas a los castings es normal ver estudiantes o amas de casa, doctores o enfermeras, personas que se dedican a otras actividades y no tienen o tiene poca experiencia en la actuación, pero con el tiempo la van adquiriendo y pueden volverse excelentes. Por esta razón, la gran mayoría no está afiliada a la ANDA, porque trabaja por periodos cortos”.
Por supuesto, también hay actrices y actores que han encontrado su vocación en la publicidad. Sin embargo, comentan los entrevistados, tanto los profesionales como aquellas personas que incursionan en la actuación desde otros sectores son trabajadores intermitentes, es decir que laboran por periodos cortos, para diferentes patrones y, en muchas ocasiones, con jornadas laborales no reguladas y sin tabulación salarial.
Lourdes Gazza añade: “cuando uno inicia la carrera de actor, lo que quieres es actuar, prácticamente actúas gratis o hasta pagas por actuar. Y uno de los abusos (hacia el gremio actoral) viene por ahí”. Señala que si bien 20 años atrás uno de los trabajos mejor pagados para los actores eran en publicidad, hoy en día los presupuestos siguen siendo los mismos y, por lo tanto, mucho más reducidos por los efectos inflacionarios.
Otro de los rasgos comunes de la especialidad es que en los últimos años, varias productoras de comerciales audiovisuales, cuando no encuentran las condiciones que les permitan bajar los costos, buscan trasladarse a otros países en América Latina para filmar, por ejemplo, con mano de obra más barata. “Siempre está la amenaza, y lo digo porque ahora mismo nos estamos enfrentando con eso”, explica Gazza.
También abundan los casos de “turismo laboral”, aquél en el que actores y actrices, entre otros profesionales del audiovisual de otras regiones se trasladan a México como turistas para participar en comerciales por periodos cortos de tiempo, “les pagan en efectivo y se van”.
Por otro lado, hay cada vez más productores jóvenes de comerciales que desconocen por completo las obligaciones que dicta la Ley Federal del Trabajo.
Añade que “una de las confusiones más grandes que ha habido es que te paguen como trabajador independiente, pero te dicen a dónde ir a laborar, con un horario y que alguien se encarga de pagarte. Todo eso, automáticamente, convierte a las productoras en patrones” y, por lo tanto, obligadas a cumplir con los derechos laborales.
Todo esto hace que la actuación en publicidad sea mucho más compleja de regular, por los malos hábitos o áreas grises que se han reproducido y normalizado por décadas.
Han habido varios intentos desde la ANDA para establecer un contrato colectivo de trabajo con las productoras de publicidad. Uno de los primeros intentos fue bajo la gestión de Silvia Pinal como secretaria general, entre 2010 y 2014, pero no han tenido efectividad dadas las condiciones arriba explicadas.
La complejidad de un comercial
Alejandro Cuétara, quien durante muchos años se dedicó a los comerciales, detalla: “el anunciante contrata a una agencia de publicidad y le da un presupuesto anual; la agencia determina qué medios va a atacar y cómo, y en cuanto determina por qué medios va a anunciar, por ejemplo el agua purificada, entonces subcontrata una casa productora y ésta, una vez definido el alcance de la campaña, subcontrata a una agencia de modelaje. Después de las agencias de publicidad, todos estamos en el lado erróneo, en el lado maltratado. Las casas productoras también han sufrido la baja de presupuestos porque cada vez surgen más casas o nuevos cineastas que, para hacer experiencia, regalan el trabajo y empiezan a sacrificar a todos”.
Aunque un anuncio publicitario dura pocos segundos al aire, es común que las jornadas laborales se extiendan mucho más del tiempo que permite la ley.
“Es un proceso muy tedioso porque lo quieren hacer a la perfección. Y como todo lo que se hace en publicidad lo rentan por día (equipos de filmación, estudios, locaciones, personal, etcétera), las filmaciones suelen estirarse hasta 18 o 24 horas de jornada. Y como los actores no tienen jornadas controladas, los llamados pueden hacerse desde las seis de la mañana y los tienen esperando hasta que los necesitan. Hay mucha pérdida de tiempo. Aunque hemos logrado hacer un pequeño cambio en la industria, en el que ya se paga por día de trabajo, necesitamos que este día de trabajo vaya bajo la ley laboral, con jornadas justas, prestaciones sociales, pago de horas extras, que no haya llamados forzados ni explotación de trabajadores”, comenta Cuétara.
¿Cómo lograr cambios en la regulación?
Uno de los nodos primordiales para avanzar en el complejo mundo de la publicidad, comentan los representantes de la ANDA, son las Comisiones de Filmación en el país, que son aquellas encargadas de otorgar los permisos de filmación en cada entidad.
Por ejemplo, si bien en el Anuario Estadístico 2023 de la Comisión de Filmaciones de la Ciudad de México (CFilma CDMX) se indica que durante el año pasado para publicidad se liberaron 1,537 permisos que generaron el 59% de los empleos de filmación en la ciudad (aproximadamente 350,000), Cuétara responde: “en realidad no generaron ningún empleo, todo el mundo dio su CFDI y lo explotaron laboralmente”.
Y agrega: “tenemos que hacer que entiendan las comisiones de filmación que tienen que otorgar permisos a quienes están siendo socialmente responsables con todos sus trabajadores, todos, desde el personal de limpieza hasta el camarógrafo. Y aunque nosotros velamos por los trabajadores actores, los afiliados y los no afiliados, es un asunto integral, porque el cambio en un gremio deberá detonar cambios sobre los otros rubros”.
Lo primero que hay que hacer, comenta Cuétara, es acercarse con los patrones, firmar un convenio y buscar la implementación de un contrato colectivo de trabajo.
A esto, Lourdes Gazza complementa: “tiene que entenderse que debe haber represalias (sobre las malas prácticas), que debe haber sanciones, porque la falta de ellas ha provocado que la industria sea más laxa. Hay que hacer una alianza”.