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Adiós al patriarca de nuestro cine
Pedro Armendáriz Jr. era una de esas celebridades que uno sentía cercanas. No sólo porque aparecía siempre en televisión o era una de las constantes de nuestro cine, sino porque era un hombre conocido por ser accesible y de buen humor.
Pedro Armendáriz Jr. era una de esas celebridades que uno sentía cercanas. No sólo porque aparecía siempre en televisión o era una de las constantes de nuestro cine, sino porque era un hombre conocido por ser accesible y de buen humor.
A los reporteros que le pedían una entrevista, Armendáriz les daba su celular. Cuentan los estudiantes de cine que Armendáriz era una de los favoritos para pedirles ayuda para cortometrajes y ejercicios, que el actor siempre estaba disponible para actuar en cualquier película, fuera un peliculón dirigido por Ripstein o el primer esfuerzo de un director debutante.
Como su padre, el mítico Pedro Armendáriz, Armendáriz Jr. construyó su carrera como en películas en las que era un tipo duro de pelar. De su extensa filmografía, podemos destacar cintas que son clásicos: como El complot mongol de Antonio Eceiza, basada en la novela negra homónima de Rafael Bernal; Cadena perpetua, de Arturo Ripstein, en la que Armendáriz da una memorable actuación como Javier el Tarzán Lira, delincuente redimido al que el pasado persigue; y no hay que olvidar Días de combate, la primera de la serie en la que interpreta al detective Héctor Belascoarán Shayne.
Con la edad, Armendáriz se convirtió en una especie de patriarca del cine nacional. En La ley de Herodes dio su última actuación memorable en la pantalla grande como López, un corruptísimo equilibrista político, cinta a la que Armendáriz defendió a capa y espada de la censura oficial. Eran todavía los tiempos del PRI. En esta faceta patriarcal, el actor fue Presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas durante cuatro años, del 2006 aj 2010. Su gestión fue criticada: fue éste un papel que no todos le aplaudieron.
En una triste coincidencia, Pedro Armendáriz Jr. muere de cáncer, igual que su padre. No exactamente igual: Armendáriz padre se dio un tiro antes de que la enfermedad lo acabara. Armendáriz Jr., fiel a su naturaleza familiar y bienhumorada, falleció acompañado por los suyos en una cama de hospital en Nueva York. En paz descanse el patriarca del cine nacional.