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Agentas culturales, las mujeres que tomaron el poder en el arte

¿Cuál es el poder real que las mujeres pudieron ejercer conforme fueron asumiendo responsabilidades de gestión en instituciones públicas o privadas en el siglo XX y aún en el XXI? Esa es una de las respuestas que busca la publicación de Libros UNAM coeditado por la historiadora Ana Garduño

domingo 17 de diciembre de 2023 - 22:06

Toda gestión cultural es una gestión política, lo mismo que todo asunto dentro de un museo o una galería y toda crítica de arte. Por lo tanto, lo que estamos viviendo en cultura siempre estará estrechamente ligado con lo que se vive en la macropolítica”

Ana Garduño, historiadora del Arte.

Galeristas como Inés Amor y la propia Lola Álvarez Bravo; coleccionistas y donadoras de arte y patrimonio como Lydia Sada y Márgara Garza Sada de Fernández; fundadoras de museos como Dolores Olmedo y Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía, así como directoras de recintos como Helen Escobedo o Sylvia Pandolfi, o curadoras, gestoras y críticas de arte de la talla de Raquel Tibol, Teresa del Conde y Beatriz Ramírez de la Fuente, entre muchas otras.

Todas ellas son agentas culturales. Cada una desde su especialidad ha tejido una red que robustece y facilita, pero sobre todo enriquece el circuito del arte y la cultura y permite que las expresiones sublimes puedan finalmente llegar a su objetivo primordial, el público. Pero no sólo eso, ellas han sido y son mediadoras, encauzan proyectos y presupuestos, apagan fuegos y, por supuesto, muchas, todas, han tenido que romper el techo de cristal, cuestionar el canon y también resistirse al desplazamiento.

Todas ellas, además de otras agentas, son recuperadas por el libro Agentas culturales del siglo XX. Desafíos de una gestión, una polifonía de ensayos bajo el sello de Libros UNAM, el Instituto de Investigaciones Estéticas y la Cátedra Inés Amor en Gestión Cultural, y editados por la historiadora de arte Ana Garduño y la gestora Graciela de la Torre.

Luchadoras históricas y contemporáneas

El Economista conversa con Ana Garduño sobre el contenido, la intención y las reflexiones que orbitan el trabajo en cuestión.

“Mi primera idea fue proponer mujeres históricas que no habían tenido una revisión o no habían sido biografiadas, estudiadas y observadas, aunque los especialistas sabemos quiénes son, tenemos idea de lo que han hecho. Pero después me di cuenta de que había muchas otras mujeres que siguen trabajando de manera contemporánea y tampoco les hemos dado el lugar que les corresponde en esta revisión panorámica de lo que es el arte y la cultura en el México contemporáneo. Entonces el proyecto se dividió en tres partes”, señala la doctora en Historia del Arte por la UNAM.

De esta manera, el libro Agentas culturales del siglo XX es solamente la primera de tres partes que integran el proyecto. Lo complementa una serie de ocho capítulos de la serie Vindictas, transmitida por TV UNAM, en los que no necesariamente se habla de las mismas mujeres incluidas en la publicación, sino que se establecen ecos y relaciones con otras gestoras.

Finalmente, la tercera parte es el proyecto “Agentas en diálogo”, una serie de cinco conversatorios entre Ana Garduño y agentas en activo, como Cándida Fernández de Calderón, Patricia Ortiz Monasterio, Mireida Velázquez Torres e Isabel Grañén Porrúa, entre otras, transmitidos a través del canal en YouTube de la Cátedra Inés Amor.

“También lo quise cerrar hacia mujeres que hayan ejercido algún tipo de poder, aún inmersas en un mundo bastante masculinizado, donde todos los directivos y los altos ejecutivos en el mundo de la cultura siempre eran hombres. El objetivo del libro era ver cómo las mujeres se fueron incrustando poco a poco en el mundo de la cultura, de los museos, de las artes visuales, y cómo ocuparon puestos directivos en un universo donde el secretario de Educación Pública siempre era hombre, donde el jefe del INBA o del INAH por igual y lo mismo con los directores de museos”.

Una vez que se tiene un registro de la llegada de las mujeres de gestión a los puestos de dirección cultural a lo largo del siglo XX y por supuesto en lo que va del XXI, señala Garduño, “la pregunta eje del trabajo tenía que ser: ¿cuál es el poder real que pudieron ejercer? Porque no es cierto que los nombramientos en automático indicaban que ellas podían hacer una gestión personalizada, que podían proponer un programa curatorial y que éste se cumpliera. Yo quería observar lo que lograron esas mujeres poderosas a través de sus instrumentos, llámese su galería o su pluma en el caso de las críticas de arte; en la dirección de un museo o desde su cubículo de investigación”.

Una lucha de generaciones

En el pasado, comenta la entrevistada, el reconocimiento a la autoría curatorial individual o los méritos que cierta dirección le impregnaba a su recinto expositivo era nulo. En muchas de las ocasiones se imponían agendas culturales y expositivas según intereses de las autoridades y eran los funcionarios, siempre masculinos, quienes daban el discurso y aparecían en la fotografía de inauguración. En otros términos, eran tiempos de verticalidad.

Lograr el reconocimiento para el trabajo individual y sus particularidades ha sido una conquista gremial para la cual las agentas culturales fueron fundamentales.

“Ahora hablamos de casos como el periodo de Sylvia Pandolfi en el Museo Carrillo Gil o el de Graciela de la Torre en el Museo Nacional de Arte, por ejemplo, donde tuvo bien planteado un proyecto de arte mexicano y lo aterrizó con la planeación de exposiciones que tuvieran coherencia. Entonces, este libro permite ir descubriendo cómo el hecho de que lleguen mujeres a los puestos directivos automáticamente no hace la diferencia, tiene que cambiar todo el sistema”, concluye.

Las agentas incluidas en la publicación