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Annie Ernaux, la vida misma le valió el Nobel de Literatura
La autora de obras como “El acontecimiento” o “Los años” declara que es prioritaria la escritura honesta por sobre la corrección narrativa. Más que una narradora de ficción se asimila como una “etnóloga de sí misma”.
"Y quizás el verdadero objetivo de mi vida sea este: que mi cuerpo, mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse en la cabeza y en la vida de los otros”.
Es un extracto del libro El acontecimiento, traducido y editado por Tusquets en 2001, de la escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940), anunciada este jueves como ganadora del Premio Nobel de Literatura 2022.
En su veintena de libros publicados, la gran mayoría breve, al tiempo que poderosos por el contenido, tan conmovedores como tajantes, siempre en primera persona, Ernaux escudriña en todos los periodos de su vida y la de aquellos que la rodean. Su obra es de lo más personal e íntima. La autora se desentraña en su totalidad, y desentraña a los suyos. Pero esa intimidad resulta tan honesta, tan profunda, que finalmente se convierte en una intimidad universal, esa que todos compartimos, pero no pretendemos mostrar.
El amor, el deseo sexual, la opresión masculina, la degradación en la salud y la muerte poco solemne son algunos de los temas que recupera, desempolva y describe. Ella ha declarado que no se reconoce como escritora de ficción sino como “etnóloga de sí misma”.
"Una llamada del cielo"
Durante la tradicional llamada desde Estocolmo después del fallo, Annie Ernaux compartió que se encontraba en la cocina de su casa. “Me propuse escuchar la radio porque quería averiguar quién había ganado el Premio Nobel y, voilá, se trataba de mí. Obviamente fue sorpresivo, sobre todo porque estaba sola. Voy a darte una analogía: es como si estuvieras en el desierto y de pronto recibes una llamada que viene del cielo. Ese fue el tipo de sensación que tuve”.
Para aquellas personas que quieren iniciar con su amplia bibliografía, ¿por dónde empezar?, se le preguntó. “Mis libros no se asemejan entre sí ni en los temas, ni en el contenido y muchas veces tampoco en la perspectiva narrativa. Así que es un poco difícil, incluso la recomendación variaría si se trata de lectores jóvenes o mayores. Pero el libro que posiblemente lo reuniría todo es "Los años" (2008)”.
Finalmente, se le pidió un consejo para los jóvenes que desean dedicarse a la escritura. “Les diría que es sumamente importante leer mucho, porque muchas veces la gente joven dice: ‘no, yo no leo, yo escribo’. Pero no es posible. El segundo consejo sería que no hay que esforzarse por escribir bien tanto como por escribir honestamente, porque no es lo mismo”.
Narrar en carne propia
Annie Ernaux escribió en secreto su primer libro, "Los armarios vacíos" (publicado en francés como "Les armoires vides" en 1972). En él cuenta la historia de Denise Lesur, una universitaria de 20 años, hija única, que padece tras someterse a un aborto clandestino. Encerrada en su dormitorio, Denise, al tiempo que doliente, escudriña en su educación sofocante de clase media, en el embarazo como un obstáculo para sus aspiraciones personales y cómo todo este proceso la orilló a un doloroso presente.
En una entrevista para The New York Times en 2020, la autora confesó que el inicio de su vocación como escritora le costó el matrimonio. Recuerda que el primer manuscrito de "Los armarios vacíos" fue objeto de burla por parte su marido, de manera que decidió continuar sin decirle a nadie mientras fingía trabajar en su tesis de doctorado.
Finalmente, su texto definitivo fue aceptado y publicado por la editorial francesa Gallimard. La publicación causó la molestia de su marido: “me dijo: ‘si eres capaz de escribir un libro en secreto, entonces eres capaz de engañarme’”. Dos libros publicados más tarde, se divorció.
En "No he salido de mi noche" (de 1997, pero publicada en español por Cabaret Voltaire en 2017), aborda la época a partir de que su madre fue diagnosticada con Alzheimer, Ernaux relata en tiempo presente, a manera de diario, el deterioro mental de su madre al mismo tiempo que evoca su propia infancia, cuando esa misma mujer que ahora se muestra vulnerable, olvidadiza, infantil, era la única figura de admiración y sustento para una niña.
“Satisfacción profunda por ir a ver hoy a mi madre como si fuera a descubrir una gran verdad que me atañe. Cegadora: ella es mi vejez, y siento en mí la amenaza de la degradación de su cuerpo, sus pliegues en las piernas, su cuello arrugado desvelado por el corte de pelo que acaban de hacerle (…) Me ha dicho: «No hablan de darme el alta. Me pregunto si un día me iré de aquí. Puede que me quede…». Se ha parado, sin pronunciar «hasta que me muera». Pero ese era el sentido de su frase. Es desgarrador. Está viva, todavía con sus proyectos y deseos. Solo quiere vivir. Yo también necesito que siga viva”.
ricardo.quiroga@eleconomista.mx
kg