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Arte e Ideas

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Arte, la mejor manera de percibir la realidad

Todos mis libros tienen una continuidad , dice en charla con el público, no creo que se note que en 1989 algo terrible pasó . Después piensa un instante y añade: Si acaso me he vuelto más obstinado .

Xalapa, Ver. El Hay Festival ha sido muchas cosas. Ha sido, por ejemplo, las carcajadas que el dibujante Alberto Montt le sacó al público. O la verdad de los mensajes cruzados: mientras la activista cubana Yoani Sánchez denuncia al régimen castrista, el español Juan Bonilla cuenta la historia épica y trágica de Vladimir Maiakovski, poeta de la primera hora de la Unión Soviética.

Es también las frases ingeniosas de los escritores (después de todo ellos viven de acuñar ingenios). El mexicano Álvaro Enrigue: El chavo del 8 es la primera globalización de México . La inglesa Nell Leyshon: Escribir es como tener un romance ilícito, igual tienes que guardar muchos secretos .

Y es las anécdotas. El colombiano Mario Jursich sobre El Goce Pagano, un club de salsa subversiva. Así como lo leen: salsa, el ritmo, pero de izquierda, contestatario, un reducto legendario en Colombia para bailar y ser políticamente consciente.

O la historia, contada también por Jursich, del pasado de Pablo Escobar (sí, ese Escobar) como periodista y ecologista que gastaba dinero del narco en reforestar el monte. En Colombia el realismo mágico es periodismo.

Pero este año el Hay sobre todo es un personaje, es la figura que todos, periodistas y público han venido a ver: Salman Rushdie.

El tío Salman

El escritor indio-inglés que ahora vive en Nueva York es también varias cosas: un García Márquez anglófono, un sobreviviente de la condena a muerte que le decretara el Ayatollah Jaomeni, un autor que podría ganar el Nobel... Y es también un tipo bonachón, con barriga, de esos que se ríen nerviosos de sus propios chistes.

Es como un tío simpático en la cena de Navidad. Es Rushdie, el de Los versos satánicos, y es también un alguien muy normal. La fama global no parece haberlo convertido en un ser extraño, vacío. Tampoco lo cambió la fetua, la condena a muerte a la que lleva 25 años sobreviviendo (el pasado día de San Valentín celebró el aniversario). Y eso que tuvo que vivir a salto de mata durante más de una década, escondido, con nombre falso, sin casa fija.

Todos mis libros tienen una continuidad , dice en charla con el público, no creo que se note que en 1989 algo terrible pasó . Después piensa un instante y añade: Si acaso me he vuelto más obstinado . Y lo dice como quien echa un reto.

Pero el buen tío Salman regresa y habla de varias cosas: de su padre, el primero que le contó las historias de Las Mil y una Noches, tan fundamentales en su obra, y de los chismes que le contaba su madre. Mis padres transmitieron el mal de la narrativa. Es una enfermedad hereditaria . De su amistad con Carlos Fuentes y con Mario Vargas Llosa. De que nunca conoció en persona a García Márquez. De su encuentro doble con Pedro Páramo, primero en una traducción que no le gustó y varios años después en una mejor que lo dejó deslumbrado. De entre los escritores jóvenes que le atraen resalta a Junot Díaz y a Jhumpa Lahiri.

Habla de la cercanía entre India y América latina: pobreza, corrupción, calor. Pero de todos modos exclama: ¡Pero ustedes son muy raros! . Y se ríe el tío Salman.

Por último explica que el arte es la manera en que mejor nos acercamos a la realidad. La ficción es el modo en que le quitamos el polvo cotidiano a la realidad, lo que nos permite ver lo extraordinario de la vida diaria .

Confiesa que está escribiendo su próxima novela. Pero no dice de qué trata. Sólo lanza esa mirada entrecerrada que lo caracteriza y que lo hace ver como duende salido de un tapete turco. El tío Salman y sus secretos.

Protejan a sus periodistas

Salman Rushdie pugnó por la defensa de los escritores, pues consideró que en la actualidad el número de muertos y perseguidos, sobre todo de los periodistas, en el mundo, está aumentando de manera dramática y no sólo en zonas de guerra. También pidió defender las obras de los escritores de la politización.

Durante una charla que ofreció en el Museo de la Ciudad de México, en el marco del 15 Aniversario de la Casa Refugio Citlaltépetl, el autor de Hijos de la medianoche manifestó su preocupación al respecto y refirió que en México debemos comenzar a proteger a sus propios periodistas, que están en problemas .

Algo preocupante sobre los años recientes ha sido la forma en que los periodistas se han vuelto objetivos. Antes sucedía que los periodistas en zonas de conflicto eran vistos como neutrales, independientes del conflicto y no eran objetivo de las hostilidades.

Ahora, los números de periodistas asesinados, atacados, lesionados en zonas de conflicto en todo el mundo está aumentando de manera dramática y no sólo en zonas de guerra; por ejemplo, en Rusia es muy extraño que los periodistas mueren por accidente , advirtió.

Indicó que la red es necesaria para protegerlos a ellos también y un proyecto como éste (La Casa Refugio Citlaltépetl) debe de poner el ejemplo y establecer un principio .

Es importante para un país, que ha sido lo suficientemente generoso, recibir a escritores en problemas de otras partes del mundo. Pero deben comenzar con sus propios periodistas, que están en problemas , insistió.

Rushdie habló también sobre lectores que prefieren que se hable sobre la persecución de los escritores y no sobre su obra literaria. Hay que enfocarse en el arte en sí; el arte que está siendo atacado no sólo la persona, de otro modo, dejamos de lado el arte , consideró. (Con información de Notimex)

concepción.moreno@eleconomista.mx

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