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Artistas buscan nuevas formas de vender para enfrentar la crisis
La escultora Alejandra Zermeño y del pintor Ismael Sentíes han flexibilizado sus precios para seguir generando ingresos; forman parte del desprotegido sector informal en el país.
Día a día, las noticias dan constancia de cómo las medidas restrictivas por la emergencia sanitaria de Covid-19 han debilitado las cadenas de consumo y sustento de gran parte de las áreas económicas del país. El gremio cultural no ha estado exento de la merma, sobre todo los creadores artísticos que no tienen representación de una galería o están respaldados por algún apoyo del Estado.
Es el caso de la escultora Alejandra Zermeño y del pintor Ismael Sentíes, dos creadores que han apostado por la autogestión y la generación de un mercado individual para su sustento. Ambos forman parte de los más de 31 millones de trabajadores del sector informal en el país, según la definición de trabajo informal de la Organización Internacional del Trabajo, es decir, aquellos sin prestaciones básicas como el acceso a la seguridad social, y los cuales representan el 56.1% de la población mexicana económicamente activa, de acuerdo con los resultados del primer trimestre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2020.
El sábado pasado, Ismael Sentíes fue el sexto protagonista de la serie de subastas diarias de piezas de arte del proyecto digital Latangente, germinado para apoyar directamente a 12 creadores independientes, quienes, uno distinto cada dos días, toma el control de la cuenta @arteporlatangente y somete a puja dos de sus piezas con un precio de salida máximo de 4,000 pesos.
“A nivel creativo he estado bastante bien. Sí tuve que bajar mis precios, pero he tenido suerte con las ventas. En este momento considero una ventaja ser un artista no representado porque los precios dependen de mí. También bajé los costos de producción, ahora pinto sobre papel o panel de manera para poder ahorrar el marco. He recibido menos dinero pero ha sido más constante”, comparte Sentíes vía telefónica.
Alejandra Zermeño tampoco ha parado de producir. Sus obras son el único sustento garantizado en este momento. La emergencia sanitaria obligó al cierre de las clases en su estudio, las cuales eran fundamentales para su proyecto autogestivo. El interés de los coleccionistas ha mantenido sus ingresos, aunque no ha obtenido ganancias en los últimos tres meses. El flujo de dinero lo usa para la renta de su espacio, en reinversión y para una iniciativa en apoyo a mamás solteras en situación económica crítica.
“En mayo lancé una campaña para vender ocho de mis relieves al 60% de descuento con el fin de vender mínimo 10 relieves y ayudar a 10 mamás solteras. Vendí 14, sobrepasé la meta. El resto se fue en pagar al maestro resinero y a 14 mamás. También a manera de ayuda, siempre que hago una venta, el 10% de la ganancia lo otorgo a algún artista para que pueda seguir produciendo”, relata Zermeño.
Ambos artistas rinden declaración anual al Sistema de Administración Tributaria (SAT) por su actividad productiva. Mientras el pintor paga sus impuestos de manera económica, la escultora lo hace en especie. Sin embargo, son pocos los beneficios que obtienen por su tributación. Ambos pagan su propio servicio de salud.
“Sí es cierto que cada vez existen más formatos de venta de arte, pero, al final de cuentas, es un juego de circuitos de legitimación. Lo que hacen las representaciones (de galerías) es legitimar, son cartas de presentación, ofrecen ciertas garantías incluso para los compradores. A mí me gusta la gestión, así que me he sentido cómodo moviendo mis proyectos. Pero no estaría cerrado si una galería estuviera interesada en representar mi trabajo. Habría que ver las condiciones”, opina Sentíes.
Por su parte, Zermeño explica: “Desde hace mucho tiempo dejé de confiar en que una galería, dealer o institución venderá mi obra. Mi vida como artista plástica siempre ha estado ligada a crisis de todos tipos, sobre todo económicas. Ahora más que nunca sé y reitero que el camino es el que una se construye por propios medios. No percibo un sueldo, gano dinero si produzco, si me muevo, si busco clientes y coleccionistas, si hago obra de diferentes precios. Estoy lejos aún de ganar mucho, como le sucede a algunos artistas consagrados, pero me va bien, logro de una manera independiente seguir haciendo lo que amo”, concluye.