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Avistamiento de aves, gran potencial turístico en Manizales

Uno de los lugares recomendados para el aviturismo es el ecoparque los Alcázares-El Arenillo, declarado en 1995 como área de interés ambiental, con 197 especies de aves, en una extensión de 36 hectáreas, situado en la región paisa de Colombia.

Barranquero andino, ave emblema de la región. Foto: Daniela Moncada

Barranquero andino, ave emblema de la región. Foto: Daniela Moncada

En el centro occidente de Colombia se encuentra Manizales, una ciudad cafetera, situada a 2200 msnm, en la que el avistamiento de aves se ha vuelto un potencial turístico y ecológico, basta con ser curioso y tener motivación para salir a reconocer algunas de las 535 especies que el observador de aves Javier Salazar Arias tiene en sus registros, cantidad que demuestra una gran riqueza y cataloga la región como una de las más ricas en este género.

Para llegar a Manizales desde México se debe tomar un vuelo hasta Bogotá, luego a Pereira y de allí dirigirse por vía terrestre y viajar durante una hora por una carretera en buen estado, disfrutando de unos bellos paisajes que nos brindan las tierras cafeteras que conforman la Cordillera Central  en esta parte del país denominado Paisaje Cultural Cafetero.

Ecoparque los Alcázares-El Arenillo

Uno de los lugares recomendados para el aviturismo es el ecoparque los Alcázares-El Arenillo, declarado en 1995 como área de interés ambiental, cuenta con una extensión de 36 hectáreas y está situado al noroeste de la ciudad.  “Al ecoparque entran en promedio 80 personas diarias y por lo general  4 ó 5 de ellas van a observar aves”, dijo el coordinador de la red de Ecoparques de Manizales, Alexander Trejos Gaviria.

Para observar aves se requieren esencialmente unos binoculares, guía ilustrada de aves y  una libreta para tomar apuntes. Además la ropa debe ser adecuada, se recomienda que sea cómoda, de colores neutros, tonalidades oscuras o camuflada, pues los colores vivos y el blanco resultan muy intensos, generando en las aves un impacto visual que las asusta, así como también los movimientos bruscos, el ruido exagerado, razón por la cual  se debe guardar silencio.  

Hasta el momento existe un registro con 197 especies de aves en el ecoparque, según los últimos listados. “Entre las más comunes que se pueden ver están: Guacharaca Colombiana, Paloma Collareja, Chillón Común, Torito Cabecirrojo, Tucancito Esmeralda y Tángara Dorada¨, dijo el avistador de aves Javier Salazar Arias.

Existen tres senderos principales para esta actividad denominados: Romerón, Tambor y  Mágico. Es de anotar que a lo largo de esas rutas encontramos gran variedad de árboles tales como: yarumo negro, balso panelero, pino colombiano, arrayán, encenillo, silvo silvo, manzanillo y arbustos como el cafeto de monte, siete cueros, guayabos y palmas del género Chamaedorea.

Es común ver el Momotus aequatorialis, también conocido como Barranquero Andino, ave emblema de la región, se caracteriza por su color verde oscuro, pico grueso y cola larga que termina en forma de raqueta y que se mueve como péndulo. “No tiene ningún grado de amenaza, cuenta con profunda remembranza entre los habitantes de la ciudad por el tamaño, su plumaje llamativo y la forma de hacer sus nidos subterráneos en los barrancos, lo que ha dado origen al nombre común”, dijo el observador de aves José Ituriel Arango Bermúdez.

 Sin embargo, la tranquilidad de los observadores de aves en el ecoparque y de aquellos que simplemente querían un contacto pacífico con la naturaleza, fue alterada por los propietarios de mascotas -en especial de los perros- que llegaban allí, les quitaban el collar para que corrieran por todos lados. Como es natural, las aves huían inmediatamente de quien consideran un enemigo natural. En más de una ocasión trataron de morder a los visitantes, fuera de las riñas que se originaron entre ellos. Esto fue el caos, porque unos y otros alegaron y expusieron sus derechos.

Finalmente, para el año 2022, la Secretaría del Medio Ambiente del Municipio, por intermedio de la Red de Ecoparques, prohibió exclusivamente el ingreso de mascotas a los Alcázares, toda vez que el sitio prácticamente se ha convertido en un santuario para las aves, no solo las residentes sino las migratorias que llegan por cantidades procedentes del norte de Canadá, huyendo del frío y en busca de comida.

rrg

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