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Arte e Ideas

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Cada año 119,000 bebés en el mundo podrían tener consecuencias por la exposición prenatal al alcohol

A pesar de que desde hace muchos años se ha determinado que el consumo de alcohol durante la etapa del embarazo afecta considerablemente el desarrollo físico e intelectual del recién nacido, este trastorno prevenible sigue afectando a la población de todos los países.

Foto: Especial

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El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) es un conjunto de patologías que afectan el normal desarrollo del feto durante el embarazo, estas son ocasionadas por el consumo de alcohol durante la etapa prenatal, dado que los niveles de alcohol en la sangre de la madre pasan a través del cordón umbilical. Esta condición afecta el desarrollo físico, mental, cognitivo e intelectual del recién nacido, constituyendo la primera causa prevenible y no genética de retraso mental en el individuo, por eso el 9 de septiembre se ha designado para generar conciencia.

En el Día Mundial del Síndrome Alcohólico FetalEl Economista platicó con Esteban Nolla, coordinador de Ciencia y Estrategias Preventivas en la Fundación de Investigaciones Sociales A.C. (Fisac), para saber qué tan frecuente es el tema. El especialista explica que para tener ese dato tendríamos que empezar por tener información sobre los niveles de exposición, es decir, las mujeres deberían tener algún registro en sus visitas de cuidados prenatales para que los médicos puedan preguntar y registrar si hay consumo de alcohol. “Este rubro hace falta construirlo pues la prevalencia de alcohol en el embarazo en México lamentablemente no está medido”.

Dijo que probablemente el estigma alrededor del tema puede inhibir que las personas reconozcan si lo hicieron, y si lo hicieron, en qué medida, “construir este tipo de información es un reto para el sector salud, sin embargo a nivel global se habla de que alrededor de 119 mil bebés al año podrían tener consecuencias por la exposición prenatal al alcohol, esto nos habla de que sucede frecuentemente, pero no se dice”.

Las consecuencias del alcohol en los bebés

La manera de verificar que una mujer a tenido exposición prenatal al alcohol es complicada, asegura Nolla, pero algunas de las características principales son: Malformaciones a nivel de los rasgos faciales, como la distancia entre los ojos, un labio superior más afinado, anomalías de crecimiento, alteraciones a nivel de sistema nervioso central y también alteraciones neuroconductuales, es decir, que su comportamiento sea anómalo, con actividad diferentes que el resto, como irritabilidad o problemas para aprender. “Cuando un bebé reúne algunas o todas estas características, se denomina síndrome alcohólico fetal, esto se puede ir presentando por partes, por eso se trata de todo un espectro del trastorno”.

Explica que cuando la madre ingiere una bebida, el alcohol es una molécula muy permeable y pequeña que atraviesa fácilmente las membranas celulares. A través de la placenta llega al bebé en diferentes fases, si es un feto, el alcohol se dice que tiene propiedades teratógenas, es decir, tiene el potencial de generar malformaciones y alteraciones en el desarrollo normal del bebé.

“Desde la fundación algo que decimos es que no existe ninguna cantidad de consumo, ni tipo de bebida, ni momento en el embarazo en el cual el alcohol sea seguro, la recomendación siempre será cero alcohol durante el embarazo, pero sabemos que la realidad es mucho más compleja que eso, pues incluso hay mujeres que no saben sobre su embarazo hasta entrados los meses y por desconocimiento hacen su vida normal, otras personas con conocimiento deciden seguir bebiendo. Por ello el mensaje a la sociedad es que se pueda entender que el embarazo es un momento muy crítico para un bebé”.

Expresó que si por algún motivo hubo ingesta de alcohol, es importante acudir con el ginecólogo, neonatólogo o perinatólogo para conocer cuáles son las medidas que se podrían tomar para reducir al mínimo las posibilidades de que el bebé haya resultado afectado. Podría suplementación con Colina y hábitos saludables como comer y dormir bien. Todo esto se debe abordar con una actitud compasiva pues había desconocimiento y no se quería dañar al bebé. “Más que generar culpas se trata de generar responsabilidad y promover conductas de autocuidado”.

¿Cómo medir nuestro consumo?

El mensaje es claro, para una mujer embarazada, un menor de edad, algunas condiciones de salud, o personas que van a conducir, el consumo debe ser cero, incluso para las dos personas que van a tener un bebé y que van a poner influencia genética, se debería eliminar el consumo, pero para la población en general se puede medir el consumo.

Nolla explica que desde la fundación ha sido vital y eje transversal de la prevención el llamado Trago Estándar. Este se refiere a una unidad de medida que determina qué significa beber un trago, pues la percepción puede variar para las personas. “El trago estándar significa 13 gramos o 16.5 mililitros de alcohol puro, esto es lo que contiene por ejemplo una lata de cerveza de 12 onzas o 355 mililitros, con un porcentaje de alcohol del 5%, es la misma cantidad de alcohol que hay en un caballito con tequila de 45 mililitros o una copa de vino de 120 mililitros. Cualquier bebida puede ser un trago si es servida en la medida más popular”.

Una vez asentado el término y un punto de referencia, se recomienda no consumir más de tres tragos estándar si eres mujer o cuatro tragos estándar para hombre, esto reduce en buena medida los riesgos a los que nos podemos enfrentar por el consumo de alcohol, que ya sabemos son muchos y variados. Recalcó que estas medidas de moderación no aplican para beber diario, “se trata de una mejor conciencia y observancia sobre nuestro comportamiento, esto podría ser un parámetro para una conducta moderada e ir más allá, una conducta responsable”.

Sobre Fisac

Fisac es una Fundación de Investigaciones Sociales, con más de 40 años de reconocimiento en la promoción y desarrollo de la cultura de consumo moderado y responsable de bebidas con contenido de alcohol y cero tolerancia en combinar alcohol y volante; plantea la importancia de la concientización de no consumir bebidas con alcohol cuando se va a manejar, las consecuencias y cómo esto repercute a nivel personal, familiar y a toda la sociedad.

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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